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Economía

Hacer deporte y 'coquetear' con la muerte

¿Por qué los deportes extremos son más populares que nunca? Las redes sociales tienen mucho que ver. El ‘postureo’ y la necesidad de registrarlo todo en redes hacen que cada vez haya un mayor número de aventurados que se dejan llevar por la adrenalina del momento y se lanzan al vacío.

Hacer deporte y ‘coquetear’ con la muerte

¿Por qué los deportes extremos son más populares que nunca?

Las redes sociales tienen mucho que ver con este aumento considerable de personas que practica deportes extremos. El ‘postureo’ y la necesidad de registrarlo todo en redes hacen que cada vez haya un mayor número de aventurados que se deja llevar por la adrenalina del momento y se lanza al vacío. Todo vale por conseguir esa foto que recibirá decenas de ‘likes’.  «Los participantes están deseando hacer puenting o descender el río para colgar las imágenes», nos comenta Pedro Carrasco, gerente de ANETA, Asociación Nacional de Empresas de Turismo Activo. «Lo que el marketing tradicional no ha conseguido lo están logrando las redes sociales de una forma vertiginosa», apunta. De hecho, según muestra el último informe de ANETA sobre el turismo activo en España, las redes sociales como Facebook o Twitter se sitúan en segunda posición de los canales más rentables –19,8%–  para la captación de clientes, por detrás de las propias webs de las empresas –42,5%–.

3,2,1…¡FLASH!

(Foto: ANETA)
(Foto: ANETA)

Aunque es difícil encontrar cifras exactas del número de personas que practican deportes extremos, la Asociación de Paracaidistas británica registró en 2015, un total de 59.679 primeros saltos. De igual forma si el Consejo Británico de Montañismo tenía 25.000 miembros en 2000, en septiembre del año pasado registraba unos 55.000. Las cifras no son tan clarificadoras en España, si bien según datos de ANETA recopilados en 2014, las actividades más demandadas son el senderismo –11,9%–, el barranquismo –11,2%–, el piragüismo –8,7%– y el rafting –4,7%–.  «La sensación de adrenalina, superar tus propios miedos o salir de tu zona de confort», son algunos de los motivos Grafico2que, según Carrasco, llevan a este tipo de deportistas a ‘coquetear’ con la muerte, si bien, deja claro, que las actividades que comprenden el Turismo Activo, no son actividades extremas aunque sí implican «un cierto riesgo».

Amantes (o no) del Everest 

El número de personas que suben el Everest se ha disparado desde los años 90. De hecho cada vez es más frecuente escuchar la afirmación ‘El Everest se ha convertido en un circo’ de la boca de reputados montañeros, como el ya fallecido Edmund Hillary, primer escalador en coronar la montaña, el 29 de mayo de 1953. La odisea de conquistar la cumbre más alta del mundo, con 8.848 metros sobre el nivel del mar, atrae a numerosos individuos de toda índole, desde escaladores profesionales hasta novatos sin experiencia, que en un momento dado se plantean como reto ‘conquistar’ la cima más alta del planeta.

(Foto: Ho New/Reuters)
(Foto: Ho New/Reuters)

Realizar una actividad de tal envergadura, como escalar el Everest, requiere de «una preparación técnica, física y psicológica especial. Cualquiera puede ver que este tipo de actividades está fuera de la competencia de la gente que no está preparada», señala el gerente de ANETA. Pero parece que no todo el mundo tiene claro esta obviedad, ya que cada vez son más las personas que intentan batir algún récord personal sin sentido: ser el primer hombre o mujer que ha subido por las dos caras, ser el que más rápido ha subido y bajado, el primer anciano, el más joven… De ahí que el número de fallecidos entre 1921 y 2016 alcance las 300 personas, el último el pasado 22 de mayo, cuando Subhash Pal, un alpinista indio, fallecía junto con otros dos compañeros.  Y es que la diferencia entre la genialidad y la locura es que salga bien o mal.

Por otro lado, el número de mujeres escaladoras también ha aumentado considerablemente, un 36% en la actualidad, frente a un 16% en 2002, según cifras de BMC. En la imagen, la periodista Rebecca Stephens, la primera mujer británica en escalar el Everest, el 17 de mayo de 1993.

Beneficios de poner tu corazón a mil

Hay que recalcar que, pese a los indeseados accidentes, en muchos casos mortales, al realizar este tipo de actividades, la principal misión de las empresas de turismo activo es «proporcionar el nivel de seguridad necesario para que el riesgo esté controlado», informa Pedro Carrasco. Además, el miedo que te pueda producir hacer una determinada actividad es «un elemento esencial para la supervivencia», según escribía el especialista en deportes extremos, Eric Brymer, durante una investigación para la Universidad Tecnológica de Queensland, Australia, en 2010. «El miedo es una experiencia saludable y productiva que te impulsa a tomar las precauciones apropiadas», aseguraba y, añadía, «si entro en pánico, estoy perdido, muerto». Y es que correr riesgos es inherentemente humano y puede ser un importante factor en el desarrollo personal.

 

«La diferencia entre la genialidad y la locura es que salga bien o mal»

 

Por otro lado, este tipo de deportes acercan a las personas a un entorno al que no están acostumbradas, como puede ser descender un río o un cañón, sin olvidar «ese componente social», ya que son actividades que se realizan en grupo. «Es una forma de conocer gente», comenta Carrasco.

Además, no hay que olvidar que este tipo de actividades son una importante fuente de ingresos. En España durante 2014, cuando había registradas unas 4.245 empresas de turismo activo, la facturación media fue de 145.525,61 euros, y el volumen de negocio total estimado de 640.312.676,29 euros. Además, 37.856 trabajadores están relacionados con este sector, representando el 2,1% del empleo generado en España, y hasta el 9,46% en Europa.

(Foto: ANETA)

Ránking de los deportes más peligrosos del mundo

 1. Salto Base

Es considerado el deporte más extremo de todos. Equipado con un sólo paracaídas y un traje especial para planear durante el salto, también es conocido como ‘wingfly’ o ‘wingsuit’.  Su tasa de muerte es de 1 entre 2.300 saltos, y se estima que en los últimos 30 años han perdido la vida alrededor de 170 personas, 29 este año. La última persona en dejarse la vida ha sido Alexander Polli, el ‘Hombre Pájaro‘, el pasado 25 de agosto. Los españoles Álvaro Bultó y Darío Barrio también fallecieron mientras practicaba ‘wingfly’ en 2013 y 2014, respectivamente.

En el vídeo, Alexander Polli, en uno de sus saltos más emblemáticos, desde el Montserrat.

2. Paracaidismo

La tasa de mortalidad de este deporte es de 1 entre 75.000 saltos. Realizado en paracaídas desde un avión, helicóptero, avioneta o cualquier vehículo aéreo, o también, desde objetos fijos como montañas, edificios, etc., la diferencia con el salto base es que la distancia del salto con el suelo en paracaidismo es mucho mayor que la del salto base.

El salto más conocido de esta modalidad es el que el ex paracaidista y deportista Felix Baumgartner  realizó desde la estratosfera el 14 de octubre de 2012, rompiendo récord con más de 1100 km/h de caída libre.

3. Escalada natural

Es la famosa escalada sin cuerda, seguros ni arnés, el escalador sólo se vale de su fuerza física y mental. El promedio de mortalidad es de 1 muerte por cada 27.000 escaladas. Normalmente, este tipo de escalada se suele realizar en un terreno conocido por el deportista.

4. Buceo en cavernas

Una práctica derivada del buceo, es el buceo de exploración de cavernas subacuáticas de grandes profundidades. Un deporte peligroso ya que factores como la oscuridad, la presión, ataques de hipotermia o una falta de oxígeno en la bombona, obligarían al submarinista a recorrer largas distancias hasta encontrar la superficie.

Uno de los lugares de buceo más peligrosos del mundo es el Blue Hole, en Dahab, Egipto. También conocido como ‘El cementerio de submarinistas’, sobre su fondo se acumulan cadáveres de un centenar de aficionados y expertos.

5. Tow surf

Práctica muy extendida en Tahití y California que consiste en surfear entre olas de más de ocho metros de altura en condiciones climatológicas extremas, tales como tormentas, ventiscas, o en zonas de arrecifes. La peligrosidad que supone practicar este deporte es la posibilidad de ser sumergidos hasta 10 metros de profundidad, donde se quedan atrapados por las corrientes submarinas, dificultando la subida a la superficie.

 

 

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