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Los primeros vinos del 2019

La cosecha de 2019, algo escasa y tardía, promete vinos con fruta, equilibrio y frescor, no carentes de materia y estructura.

Los primeros vinos del 2019
Los franceses, que suelen saber vender sus productos con más eficacia que nosotros, se inventaron allá por la posguerra una fiesta para vender gran cantidad de un vinillo ligero del año apenas un mes o mes y medio después de su vendimia: el tercer jueves de noviembre es la fiesta del Beaujolais Nouveau, con apertura de los primeros toneles al sonar la media noche en esa zona cercana a Lyon, llenar las primeras botellas y hacer una carrera con ellas hasta París. Fue la idea del ‘négociant’ Georges Duboeuf, el mayor productor de esos vinos acidillos y ligeros de uva gamay, que en algunos terruños privilegiados salen muy buenos, pero en su mayoría están bien para chatear y basta.​
Con los años la fiesta del Beaujolais Nouveau se exportó a medio mundo, y en sitios como Nueva York o Tokio llegó a tener enorme éxito (aunque en la capital japonesa últimamente ha decaído mucho). En fin: un truco comercial que ayuda a vender unos 50 millones de botellas, que no está mal.​

En España, de manera más discreta y sobre todo mucho más local, en algunas zonas también se festejan los primeros vinos, pero lo más popular son las ferias de la vendimia, y el Salón de los vinos jóvenes se celebra al año siguiente. Así que no tenemos un termómetro como los franceses –o, al menos, los franceses de la zona Borgoña-Beaujolais– para juzgar rápidamente si el vino del año tiene buena pinta.​

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«La del 2019 ha sido una cosecha escasita, pero sus vinos están prometiendo bastante». | Foto: Terry Vlisidis | Unsplash.

Para complicar las cosas, nuestras vendimias, normalmente más tempranas que las francesas por estar en una zona más cálida, nos han sorprendido tras un verano que empezó tan seco y tan caluroso como el pasado con un inicio y un final más tardíos que en 2018; a veces, hasta tres semanas más tarde. Lluvias de finales de agosto y de septiembre, prolongación del ciclo de maduración… Así de imprevisible es a veces la viticultura.​ Esperábamos tener vinos terminados a estas alturas, y tenemos muy pocos.​

En resumen: ahora que termina octubre muy pocos habrán catado vinos nuevos fuera de las bodegas donde terminan de fermentar. Pero quienes hemos tenido esa fortuna y estamos en contacto con compañeros y amigos de diferentes lugares de España estamos teniendo muy buenas impresiones: cosecha escasita (la sequía inicial no se arregla fácilmente), pero vinos con fruta, equilibrio y frescor, no carentes de materia y estructura, que están prometiendo bastante. Sentimos no poder dar detalles más precisos, por ese imprevisto retraso, pero manténganse atentos. La añada 2019 puede ser de las que se recuerden.​
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