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Japón cazó más de 50 ballenas en un área protegida de la Antártida

Japón cazó durante 2018 más de 50 ballenas minke en el área marina protegida del Mar de Ross, en la Antártida. Así lo denuncia el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), que además exige una solución al vacío legal que permite su caza. 

Japón cazó más de 50 ballenas en un área protegida de la Antártida

Japón cazó durante 2018 más de 50 ballenas minke en el área marina protegida del Mar de Ross, en la Antártida. Así lo denuncia el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), que además exige una solución al vacío legal que permite su caza.

Aunque la matanza de ballenas fue prohibida en 1986, la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) no puede controlar la caza de ballenas en la región. Es por ello que algunos países miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), incluidos Noruega e Islandia, otorgan permisos especiales para la captura de cetáceos.

La polémica se debate este martes en una reunión de apertura de la CBI en Brasil, en la cual Japón prevé solicitar la reanudación de la caza comercial de estas especies con el pretexto de que hay un número relativamente abundante de este tipo de ballenas.  En 2018, la caza de ballenas minke en el océano antártico ascendió a 333, de las cuales 122 fueron ballenas hembras embarazadas, según publica The Guardian.

El Mar de Ross es una de las mayores áreas protegidas del mundo, con alrededor de 1,55 millones de kilómetros cuadrados. «Se supone que el Mar de Ross tiene una protección especial contra las actividades humanas para salvaguardar la vida salvaje de la Antártida. Quienes celebraron la creación de este santuario oceánico se horrorizarán por la matanza de ballenas dentro de ella», se puede leer en el comunicado Chris Johnson, del programa antártico de WWF. «Solo la CBI puede cerrar el vacío legal que permite que las ballenas sean cazadas en las áreas protegidas. La CCRVMA necesita dar un paso adelante y trabajar junto a la CBI para asegurarse de que eso pase».

A pesar de que el país nipón firmó el acuerdo que prohíbe la caza de cetáceos en 1986, ese mismo año puso en marcha programas de capturas científicas para «contribuir a la gestión de los recursos marinos». Japón mantiene todavía dos programas de este tipo, uno en el Pacífico Norte y otro en la Antártida, el cual fue considerado ilegal por la Corte Internacional de Justicia en marzo de 2014 por no ajustarse a «fines científicos», informa Efe.

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