Masturbación: en qué pensamos las mujeres y los hombres cuando nos tocamos en soledad
El onanismo se practica mucho pero se habla poco, por eso los estudios que hay al respecto son tan llamativos y esclarecedores
Quien más quien menos sabe lo que es la masturbación y la ha probado en sus propias carnes, y en las ajenas. Unos lo hicieron mucho en su etapa adolescente y otros no han parado de sacarle brillo a sus genitales desde entonces. Sea como fuere, tocarse está bien, es sano, es divertido, es una forma de autoconocerse y además tiene muchos beneficios para la salud.
Sin embargo, apenas se habla de ello. Parece que cuando uno se masturba en la etapa adulta es porque le falta sexo o porque es un salido, cuando en realidad es lo más natural del mundo.
De hecho, se hace mucho más de lo que se dice. Según una encuesta realizada entre más de 15.600 personas, la mitad se masturba varias veces por semana y un 27% lo hace a diario.
¿En qué pensamos cuándo nos masturbamos?
Según la citada encuesta, realizada por Gleeden, la inspiración no está clara: el 34% de encuestados (mujeres y hombres) piensa en su amante o en aquel polvo que echó con alguien que no era su pareja, mientras que el 35% en un amigo o conocido, y el 21% en algún famoso. Y lo que es curioso –no tanto, en realidad– es que sólo el 10% piensa en su pareja cuando quiere alcanzar el clímax consigo mismo y sus pensamientos.
Otro estudio realizado al respecto, esta vez por el Journal of Sexual Medicine, reveló con qué fantaseaban los participantes en determinadas situaciones sexuales, como cuando se tocaban en soledad:
- Ser masturbados por un amigo o amiga: 64%.
- Eyacular sobre su pareja: 60%.
- Mantener relaciones con una mujer de pechos pequeños: 52%.
- Ser tocado por una persona desconocida en un espacio público: 48%.
- Ser forzado a mantener relaciones sexuales: 30%.
- Utilizar un objeto no sexual como complemento erótico: 28%.
- Una lluvia dorada (recibirla y hacerla): 10%
Como vemos, el ser humano es maravilloso.
¿Por qué nos masturbamos realmente?
Para algunos (47%, según la encuesta) es un sustitutivo puntual del sexo, mientras que el 33% afirma que les ayuda a desestresarse.
Y en cuanto a la duración, el 23% le dedica media hora o más–demasiado, ¿no?– y el 47% prefiere hacerlo en la cama o en el sofá… la ducha va perdiendo adeptos (sólo un 16%), porque el 37% no tiene un lugar fijo: prefiere improvisar. Lo que sí que tiene claro la mayoría (74%) es no utilizar juguetes sexuales para masturbarse. Y es que donde esté una mano…
Por qué deberíamos masturbarnos más (incluso si tenemos pareja y estamos ‘servidos’)
Si te masturbas poco, te animamos a hacerlo más, ya que el onanismo es sumamente beneficioso tanto para la salud mental como para la física.
Entre ellos, se incluye el aumento de la circulación de la sangre y la tonificación de los músculos del suelo pélvico. Esto puede contribuir a mejorar la incontinencia urinaria e, incluso, la autoestima, detallan desde Satisfyer.
Asimismo, los hombres que eyaculan 21 o más veces al mes a lo largo de su vida, comparado con los que lo hacen entre 4 y 7 veces, tienen un 31% menos de riesgo de padecer cáncer de próstata. Puede, también, ayudar a reforzar el sistema inmunitario, ya que las personas que llegan al orgasmo tienen mayores niveles de leucocitos, los glóbulos blancos que ayudan a proteger el cuerpo de las enfermedades.
Se ha demostrado que experimentar orgasmos contribuye a vivir más tiempo, con una reducción del 50% de la mortalidad general
Por último, y no por ello menos importante, los orgasmos se asocian a la longevidad. Cuando se alcanza un orgasmo también se libera DHEA, una hormona natural antienvejecimiento que no sólo ayuda con la apariencia de la piel y su rejuvenecimiento, sino que también aporta beneficios a la salud cerebral y al sistema inmune. Se ha demostrado que experimentar orgasmos contribuye a vivir más tiempo, con una reducción del 50% de la mortalidad general, según los estudios.
Por todas estas razones, la masturbación es, literalmente, uno de los mejores recursos para aprovechar el potencial terapéutico natural del cuerpo, incluso cuando se tiene pareja, ya que normalmente el mayor autoconocimiento del propio placer sexual refuerza y magnifica el experimentado con los demás.