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Adicción al porno: cómo identificarla en seis sencillas claves

Trivializar el consumo de porno cuando se realiza de manera abusiva y reiterada no es una buena idea para ponerle remedio

Adicción al porno: cómo identificarla en seis sencillas claves

Una mujer visiona porno en el ordenador. | ©Freepik.

La adicción al porno existe y no es un vicio exclusivamente arraigado entre los adolescentes o los jóvenes. De hecho, es a partir de la juventud cuando un consumo elevado de porno puede significar distintos problemas tanto sociales como laborales a la persona que lo consume.

Como es evidente, el consumo de pornografía no es exclusivamente tampoco de un género: tanto hombres como mujeres consumen porno de manera más o menos habitual. Eso no significa que se hagan en la misma medida, ya que diversas encuestas y estudios avalan que los hombres entran antes y en más cantidad que las mujeres.

Podría pensarse que la adicción a la pornografía no tiene ninguna contrapartida salvo en casos muy extremos. Por desgracia, no es así. Cuando empieza afectar de forma muy directa tanto con la vida marital y sentimental de la persona que lo consume o incluso llega un momento en que se traslada a una escena pública o laboral, podemos hablar de una auténtica adicción al porno.

Adicción al porno: seis señales a las que atender

Manos tecleando en un portátil
Alrededor del 75 % de los españoles que consumen pornografía son hombres frente a un 25 % de mujeres.©Freepik.

No importa que el consumo de pornografía se haga de manera digital o analógica. Tampoco si se hace a través de las redes sociales con el famoso sexting, en el que se intercambian imágenes más o menos explícitas con otros usuarios. El consumo de la pornografía está muy arraigado en diferentes matices y, aunque pensemos en ese sesgo de género, hay una cierta realidad: en el consumo de porno español los hombres representan alrededor del 75% de los usuarios frente al 25% que representan las mujeres.

Curiosamente, como en otros estados de ánimos, nuestro cerebro y nuestro organismo tiene mucho que decir en esta adicción a la pornografía. Realmente lo que sucede es que nuestro cerebro secreta más dopamina, lo que conocemos como la hormona del placer. Con esta secreción lo que sucede es que nuestro cerebro acaba acostumbrándose a ciertos contenidos que, a medida que vamos consumiendo, demandamos en mayor cantidad o en mayor intensidad.

Dificultades para no consumir un día entero pornografía

El clásico «lo dejo mañana» trasladado al mundo de la pornografía. No dar la suficiente importancia a este hábito, igual que otras adicciones como puede ser el tabaco, el alcohol u otras drogas, genera la misma situación de dependencia a la persona que lo sufre que en otros casos similares.

Trivializar su consumo y pensar que es completamente inocua es uno de los grandes errores y una de las barreras que los consumidores de pornografía mentalmente crean para relativizar el problema. Si realmente no podemos pasar un día sin consumir pornografía, aunque sea sin masturbación, tenemos serios riesgos de caer en la adicción al porno.

Buscar cada vez más contenidos más exóticos y explícitos

Llega un momento en el consumo de porno para ciertas personas que lo más o menos habitual supone algo aburrido o cotidiano. En el momento en que se empiezan a buscar contenidos más exóticos o explícitos porque consideramos que lo que estamos viendo hasta ese momento nos aburre es una buena piedra de toque para comprobar que puede haber un problema de adicción al porno.

No se debe confundir en todo caso con ciertas fantasías más o menos recurrentes. Es posible que un consumidor muy esporádico de sexo y de porno busque elementos muy concretos y anormales, pero lo haga de manera tan puntual que no pueda significar un riesgo real de una adicción al porno. Lo contrario es crear una espiral de consumo donde se manifiestan pautas muy cotidianas en las que se va elevando el tono del consumo.

Pérdida del interés sexual con la pareja

Una mujer se encuentra molesta en la cama mientras su pareja duerme, cansado por la adicción al porno
La pérdida del interés en el sexo convencional es una señal inequívoca de adicción al porno. ©Freepik.

El consumo abundante de pornografía tanto en personas jóvenes como adultos puede acabar suponiendo un aburrimiento respecto al sexo habitual con la pareja. Es evidente que hay situaciones que se dan en el cine porno o en el cine para adultos que rara vez o difícilmente se van a reiterar en pareja.

Si empezamos a ver que rechazamos el sexo real con nuestra pareja porque la situación no supone el suficiente estímulo o nos parece tediosa y, además consumimos una gran cantidad de porno, puede significar que estamos enganchados a este tipo de contenidos.

Otra circunstancia sería comprobar que rechazamos el sexo real con nuestra pareja, pero no hay otras alternativas como el porno o la masturbación y si tenemos ciertos problemas dentro del hogar que puedan justificar este rechazo a mantener relaciones sexuales. En cualquier caso, habría que descartar la adicción al porno.

Imposibilidad de masturbarse sin recurrir a la pornografía

El mito de que el cerebro es el órgano sexual más potente del cuerpo trasladado a la adicción al porno. Si cuando nos masturbamos, una afición o una forma de exploración sexual que no debería estar penalizada, vemos que no hay manera de alcanzar el clímax sin consumir pornografía, podemos tener un problema de adicción.

También es conveniente analizar los momentos en los que comprobamos que solo alcanzamos los orgasmos cuando vemos un determinado tipo de porno o consumimos cierto tipo de contenidos. Cuando empieza a afectar de manera reiterativa a nuestra vida sexual este tipo de hábitos, deberíamos ponerle freno para evitar caer en la adicción al porno.

Consumir pornografía en lugares que entrañen riesgo

Un hombre sonriente sujeta su ordenador portátil en un espacio público
Si el consumo de pornografía empieza a llegar a lugares públicos, podemos estar hablando de adicción al porno. ©Freepik.

Del morbo de los elementos públicos a consumir pornografía en lugares que puedan suponer un riesgo añadido por el hecho de que nos pillen, hay un trecho. Visionar porno en el trabajo, en un espacio público como el autobús o el metro, o directamente consumirlo en nuestra propia casa, pero con la posibilidad de que otras personas lo vean, puede suponer una forma de comprobar que tenemos adicción al porno.

Renunciar a otros planes o actividades para consumir pornografía

Como en tantos otros casos, los adictos al porno también van relegando el resto de las actividades cotidianas o de ocio de su propia vida en función de lo que realmente quieran hacer: ver pornografía. Dejar de salir con los amigos, dejar de hacer deporte, descuidar la higiene corporal y personal, e incluso llegar al extremo de descuidar las tareas laborales o educativas pueden ser señales inequívocas de que hay una adicción al porno.

Si cada vez más hacemos una vida más solitaria, donde solo encontramos acomodo o cierta tranquilidad cuando nos sentamos delante del ordenador o del teléfono móvil para consumir pornografía, podríamos tener claro que estamos hablando de una incipiente adicción al porno. Por eso en esos extremos conviene prestar atención a los síntomas y buscar ayuda profesional en psicólogo y sexólogo si fuera necesario.

Cómo alejarse de la pornografía

Una mujer morena se sorprende al ver el ordenador en una cafetería
Encontrar archivos o contenido pornográfico en el ordenador de nuestra pareja suele ser muy chocante. ©Freepik.

Comprobar que tenemos un problema no es fácil. Sobre todo, cuando afecta nuestra vida privada y es muy complicado establecer una conversación con alguien con un tema tan delicado. La realidad es que es conveniente que lo hablemos con un círculo privado al cual le podamos contar que estamos viviendo una adicción al porno.

Más allá de eso hay ciertas pautas para intentar alejarnos de la pornografía de manera más o menos reiterativa.

  • Limita tu acceso a Internet cuando no sea necesario.
  • Activa filtros anti porno en los dispositivos que sueles utilizar tanto personales como laborales.
  • ¿Por qué consumes porno? Intenta comprobar cuáles son los motivos que te llevan a consumir y cuáles son las situaciones en las que lo consumes. Evitando estas situaciones o estos motivos puedes evitar su consumo.
  • No conviertas el porno en una alternativa de ocio más: busca otros hobbies, habla con amigos, lee libros, haz deporte, escucha música o simplemente sal a dar un paseo, pero cuando la tentación del porno llame a tu puerta intenta cerrarla.
  • Destruye o borra los contenidos pornográficos que tengas tanto en teléfonos como en ordenadores y tabletas.
  • Esto también significa borrarlo deshacerte de posibles revistas que pudieras contener o de conversaciones privadas que hayas guardado en las cuales se exista un riesgo de caer en el porno.
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