Cuando todo era bello
Un día iba de tiendas con mi madre. Yo tendría veintipocos, así que ella tenía más de cincuenta. Recuerdo como si fuera hoy que mirábamos unos primaverales vestidos en un escaparate cuando dijo: “A veces me veo reflejada en los escaparates de las tiendas y me pregunto… ¿Quién es esa mujer? Te lo juro. No me reconozco”.