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Economía

La Comisión Europea propone reconocer como verde la energía nuclear

Bruselas pretende aprobar el acto delegado este mes de enero tras consultar con los gobiernos europeos y los expertos

La Comisión Europea propone reconocer como verde la energía nuclear

Central nuclear de Bugey, en Francia. | Vincent Isore (Zuma Press)

Con nocturnidad y alevosía. La Comisión Europea lanzó al filo de la pasada medianoche su propuesta para enmendar la llamada taxonomía, que clasifica las actividades del sector energético consideradas sostenibles. La intención es reconocer como energías verdes a las plantas que generan electricidad con gas y a las centrales nucleares que se construyan hasta 2045. Esta decisión tiene como objetivo facilitar la financiación de instalaciones que contribuyan a luchar contra el cambio climático, algo que ponen en duda los ecologistas. En su opinión, esta medida compromete los compromisos climáticos de la UE.

El documento, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, consta de 60 páginas y otorga el reconocimiento de inversiones sostenibles a las centrales nucleares que ya están en marcha y que se construyan, al menos, hasta 2045. Idéntica consideración reciben las plantas de gas, aunque en este caso el tiempo en el que se considerará energía verde se reduce a la próxima década. El siguiente paso es consultar la propuesta con los países miembros y los expertos de la Plataforma de Finanzas Sostenibles. Tendrán hasta el 12 de enero para enviar sus contribuciones a Bruselas.

Aprobar el acto delegado

«Teniendo en cuenta el asesoramiento científico y el actual progreso tecnológico, la Comisión considera que existe un papel para el gas natural y la nuclear como medio para facilitar la transición ecológica hacia un futuro basado predominantemente en las renovables», ha defendido el Ejecutivo comunitario. Estas consideraciones suponen la principal novedad del segundo de los actos delegados de la taxonomía, que Bruselas pretende aprobar este mismo mes. Para eso se requiere la mayoría simple en el Parlamento Europeo y una mayoría cualificada del Consejo (20 países que representen el 65% de la población).

El primero de los actos delegados fue aprobado por la Comisión en abril y ratificado por el Consejo el 9 de diciembre. Aquella clasificación supuso una decepción para el movimiento ecologista, al ser incluidas como sostenibles actividades como la tala y la quema de árboles y cultivos para obtener energía o los coches híbridos que dependen de gasóleo y gasolina. Entonces, el texto dejó fuera a la energía nuclear y al gas, pero dio lugar a un ácido debate entre países partidarios y detractores de incluir estas fuentes en la taxonomía.

Gasoducto entre China y Rusia. | Foto: Cao Jianxiong (Zuma Press)

Francia lideró el grupo que aspiraba a incluir la energía nuclear en las inversiones sostenibles, mientras Alemania hizo lo propio entre quienes deseaban incorporar el gas en la taxonomía. Este sistema de clasificación, pionero en el mundo, establece los criterios que debe cumplir una fuente para ser considerada verde con el objetivo de captar inversiones privadas. Europa las considera vitales para descarbonizar la producción energética y cumplir el objetivo de reducir a cero las emisiones de carbono en 2050, tal y como fija el Pacto Verde de la UE.

El Ejecutivo comunitario tenía previsto que el texto se presentara el 22 de diciembre, pero ha habido que esperar hasta la última noche del año. Hace unos días, este periódico consultó ante fuentes de la Comisión la posibilidad de aplazar la propuesta al nuevo año, algo que negaron categóricamente. El documento busca encontrar un equilibrio entre ambas posiciones. La decisión ha generado cierto malestar en el seno de la Comisión al ir en detrimento de un sistema que aspiraba a convertirse en un referente mundial. «No se puede contentar a todos», resume uno de sus detractores.

Gases de efecto invernadero

La Comisión pide que reciban la etiqueta verde las inversiones en las centrales nucleares que se construyan hasta 2045 y que se considere sostenible al gas natural siempre que provenga de energías renovables o tenga bajas emisiones, aunque hasta 2035. Una puerta que ya dejó abierta en octubre la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, cuando se refirió a ellas como energías en transición. «La combinación energética del futuro necesita más energías renovables y limpias. También necesitamos una fuente estable, la energía nuclear, y durante la transición, también el gas natural». Los ecologistas critican la inclusión de estas fuentes «que generan alrededor del 80% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero que se producen en el continente».

«Ha sido un juego de tronos», lamenta Sara Bourehiyi, de Ecologistas en Acción. En su opinión, la Comisión dio a entender en julio que excluiría la energía nuclear y el gas de la taxonomía, pero eso ha cambiado en los últimos meses por «el intenso movimiento de los lobbys». Bourehiyi sostiene que estas energías podrán recibir las mismas ayudas que las renovables, algo que pone en riesgo los compromisos climáticos para reducir las emisiones de carbono. «Dará igual invertir en energía eólica que en energía nuclear», se queja esta ecologista. E insiste: «Nuestro dinero para combatir el cambio climático irá destinado a una serie de energías que nos han llevado hasta esta situación».

Central nuclear en Ucrania. | Foto: Yuliia Ovsyannikova (Zuma Press)

Los expertos afirman que la energía nuclear no emite gases de efecto invernadero, aunque genera desechos tóxicos que requieren de una eliminación segura, ya que pueden presentar riesgos de radiación. El gas sí genera dióxido de carbono, pero sus partidarios aseguran que es mucho menos contaminante que los combustibles fósiles tradicionales y es «una fuente esencial para allanar el camino para reducir las emisiones». No obstante, el documento ha generado algunas tensiones entre los países europeos.

La propuesta de la Comisión Europea llega la misma noche en la que Alemania ha cerrado tres de las seis centrales nucleares que mantenía en funcionamiento. Su intención es suprimir toda la producción atómica a finales de 2022. El país centroeuropeo lidera un bloque antinuclear junto a Austria, Dinamarca, Luxemburgo y España, contraria también a incluir la energía nuclear en la clasificación. «España es firme defensora de la taxonomía verde como instrumento clave para contar con referencias comunes que puedan ser usadas con inversores», afirma un portavoz del Ministerio de Transición Ecológica.

Países enfrentados

Desde este departamento aseguran no respaldar la petición de algunos Estados miembro de incluir el gas natural o la nuclear en dicha lista, con independencia de la posibilidad de que se puedan seguir acometiendo inversiones en ellas. Francia, que asume este mes la presidencia rotatoria de la UE, es el país que ha reclamado con más insistencia que la energía nuclear sea declarada sostenible. Ha contado con el apoyo de Bulgaria, Croacia, República Checa, Finlandia, Hungría, Polonia, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia. No en vano, el país galo es la mayor potencia nuclear del continente, con 56 reactores.

«Una cosa es que se pueda seguir invirtiendo en gas natural o energía nuclear y otra que se merezcan estar incluidos en la taxonomía verde», lamentaba recientemente Teresa Rivera, vicepresidenta para la Transición Ecológica. El ministro alemán de Economía y Protección del clima, Robert Habeck, también ha mostrado este sábado su decepción. Un disgusto que ha llegado hasta Italia, que presentó recientemente un plan de energías renovables en detrimento del gas, el petróleo y el carbón.

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