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Hugo Boss: el modisto nazi de la alta costura

Hugo Boss: el modisto nazi de la alta costura

La conocida firma de moda confeccionó los uniformes de las SS hitlerianas y utilizó a judíos en sus fábricas

Hugo Ferdinand Boss, el modisto de alta costura, comienza en el año 1923 cuando funda un taller de sastrería de pequeñas dimensiones en Metzingen, un pueblo alemán. Pero no fue hasta casi una década después, en el marco de una dura crisis económica, cuando el diseñador se percató de dónde estaba el negocio: confeccionar los trajes de las tropas nazis. 

En este periodo, Boss apenas tenía 33 años y una empresa con 30 empleados; para él era inimaginable que su marca pudiera llegar a convertirse en un icono de moda en el panorama mundial. Sin embargo, el diseñador no vivió para ver cómo su empresa conseguía revolucionar el vestuario internacional, ya que murió en 1948.

Hugo Boss, el comienzo de una carrera de moda totalitaria

En 1931, Adolf Hitler ya era conocido como el Führer. Con el mando del Partido Nazi en sus manos y un discurso persuasor perfectamente estudiado, Hitler consiguió fascinar al diseñador en cuestión, que decidió afiliarse al partido.

Dos años más tarde, en el 33, tras sobrevivir a la desgraciada situación de la economía alemana tras la Primera Guerra Mundial, Boss tenía claro su objetivo, fabricar los uniformes  de las Waffen SS, el cuerpo de élite creado por el Führer para su propia protección. Boss también diseñó los patrones de la indumentaria de las SA y de las Juventudes Hitlerianas.

Las ventas se dispararon para la marca Hugo Boss con esta nueva “aventura” en el mundo del totalitarismo. Los uniformes a confeccionar sumaban un total de tres millones y medio, por lo que incluso llegó a dejar la fabricación de prendas civiles en vista del cuantioso trabajo que tenía solo con vestir a militares. Los beneficios de trabajar para el régimen eran evidentes: la empresa que comenzó con apenas 30 empleados llegó a tener 300 personas en plantilla, entre ellas judíos procedentes de campos de concentración, que pasaron a trabajar en sus fábricas.

En los diarios locales aparecían anuncios publicitarios que rezaban: “Uniformes de las SS, las SA y las HJ. Ropa de trabajo, de deporte y de lluvia. La hacemos nosotros mismos, con calidad buena y reconocida y a buenos precios. Boss. Uniformes con la licencia del Reich”

El pasado pasa factura

La firma Boss se ha visto expuesta a numerosas recriminaciones a lo largo de su historia por su pasado nazi. Lo cierto es que en la actualidad esta marca está desvinculada de su pasado ya que pertenece a nuevos propietarios, para los que es muy molesto tener que lidiar con estas acusaciones, pero asumen que es un riesgo con el que convivir por su interés de continuar con la marca.

Pero la marca de moda no es la única entidad relacionada con los nazis. Los propietarios de la casa BMW, la familia Quandt, admitió su pasado vínculo con la dictadura nazi, así como el haber sometido a trabajadores de manera forzosa y haber hecho negocios con los mismos. 

Por otro lado el conocido, Deutsche Bank, también rompió su silencio y tuvo que admitir su oscuro pasado. Sin ir más lejos, un crédito Deutsche Bank se utilizó para crear el campo de concentración de Auschwitz.

No se alejaba de la realidad Virginia Woolf cuando dijo aquello de “aunque parezca una banalidad, dicen que la ropa tiene otro objetivo más allá de mantenernos cálidos. Cambia nuestra visión del mundo y la visión que tiene el mundo de nosotros”.

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