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Cultura

Jorge Carrión narra cómo la inteligencia artificial creará los museos del futuro

El escritor publica ‘Membrana’, una novela donde la distopía se encuentra en un Museo del Siglo XXI narrado por una inteligencia artificial

Jorge Carrión narra cómo la inteligencia artificial creará los museos del futuro

Fundación Telefónica

¿Cómo se habla con una máquina y cómo ella nos habla a nosotros? ¿Cómo será el fin del mundo si la inteligencia artificial se apodera de nosotros y nos arrebata el control? ¿Tendremos forma humana en el futuro o seremos más cyborgs? ¿Qué membrana nos genera?

Al escritor Jorge Carrión estas preguntas le apasionan. Las ha revisitado no solo en sus artículos del New York Times o el Washington Post, también las ha comentado en su podcast de ensayos sonoros, Solaris y, por último, en su libro Membrana (Galaxia Gutenberg, 2021), ficción ganadora del Premio Barbastro de Literatura 2021.

En esta entrevista para THE OBJECTIVE, el escritor Jorge Carrión comenta que comenzó la escritura de Membrana mucho antes que su proyecto Lo Viral, y que su podcast Solaris, lo que confirma que esta novela no es necesariamente la carta astral de un futuro distópico sino una de las miles de interpretaciones que tiene este autor para narrar una posibilidad nada agraciada, de la falta de ética tecnológica. «El ser humano es retrospectivo y tiene que anclarse en el pasado y la memoria. Por eso se me ocurrió que si la novela empezaba en el año 2100, y ya que el siglo XXI había terminado, podríamos construir un relato del futuro con la solidez que da el pasado», afirma. Además el autor comenta que «aunque parezca una paradoja», hacer una retrospección es el mejor modo de intentar llegar a un relato sólido y poderoso de los próximos 80 años.

En Membrana, una inteligencia artificial o varias voces de una inteligencia artificial, son quienes nos guían por el Museo del Siglo XXI y, a su vez, son ellas mismas quienes nos narran cómo se ha creado su propia inteligencia. Esas voces o esa voz fue la primera inspiración que tuvo el autor: «Una voz en plural y en femenino porque ‘inteligencia artificial’ es una palabra de género femenino, como red neuronal». A partir de esa voz que le llevó a la idea del Museo del Siglo XXI, es que Jorge Carrión reflexiona sobre el hecho de hilar y son las mujeres las primeras que hilan, que tejen en red. El autor menciona frases que hablan de las abuelas como tejedoras, como hiladoras, pioneras de redes, así como lo fue Ada Lovelace, la creadora del primer algoritmo, «la primera abuela» que ideó la estructura algorítmica para ser procesada por una máquina y, que a su vez, es el primer nombre (ADA) para un software creado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.

Una novela, un museo, un catálogo, una obra

Membrana es, ante todo, la ficción de un catálogo que consta de «14 secciones que se corresponden con las salas del Museo del Siglo XXI». Cada capítulo contiene una gráfica que corresponde a la construcción de una sala, que están inspiradas «conceptualmente» por las «lecturas de cómics abstracto» del autor, como las que ha hecho de la obra de Roberto Masó.

Esa estructura visual y ese ritmo proporcionado por las gráficas le funcionaban, explica Carrión, sin embargo, al abundar las referencias culturales, históricas, filosóficas y tecnológicas en la novela, además de por el carácter no humano de la narradora, admite que escribir Membrana «era un gran riesgo por poseer un discurso muy arduo».

Y Membrana lo es, ya que la cantidad de referencias puede recordar, en estructura, a una Rayuela de Cortázar porque, como un buen recorrido de museo, puede leerse en un orden aleatorio, aunque así no haya sido el propósito del autor, quien de principio a fin fue siguiendo la cronología del siglo XXI. Membrana «tiene una lectura muy orgánica y muy clara» pero, que «se vea la genética de Rayuela» confirma, «que no es una estructura fija», sino que la novela «es una suerte de rompecabezas», afirma.

Membrana soporta muchos guiños y rompecabezas de lenguajes de programación, de lenguaje binario, hasta las ventanas de diálogo que aparecen constantemente en los ordenadores personales. Las voces de la inteligencia artificial en la novela saben quién es el ID 1 o el ID 0 ó 3, también repiten frases constantemente en forma de error, como ya también lo hizo un muy conocido HAL 9000. A pesar de la inexistente experiencia del autor con la programación, la verdadera experiencia de la novela va más allá y tiene que ver con el tejido y la escritura en todas sus dimensiones, también con el código y la imagen inicial de lo ciborg y las semejanzas del tejido de redes con el crecimiento de la tecnología. En el principio el hombre creó el fuego, luego creó el coche y es por eso, quizá, que la clave de la novela, según afirma su autor, está en la ‘hibridación’ humano-tecnológica.

«El mito fundacional de la cultura humana como continuidad es la cooperación hombre sujeto, hombre máquina y hombre tecnología, está en el coser, que es previo al escribir. Seguramente entonces me parecía que el hilo conductor de toda la novela podría tener que ver con el coser, con el tejer, con el escribir, con el construir redes» afirma el autor. Después de esta afirmación, no es de extrañar que Jorge Carrión haya escogido para la portada del libro, la obra del artista argentino Tomás Saraceno, quien realiza esculturas con telarañas y es considerado por el escritor como un artista ‘arácnido’ porque crea arte cooperativo con estos insectos.

Construcción de redes culturales y relatos propios

Si algo caracteriza a Jorge Carrión es su amplitud de temas y su conexión con diferentes posibilidades de lenguajes y geolocalizaciones. El autor escribe cómic -ha publicado Warburg & Beach con Salamandra Graphic-, escribe y crea podcast, además de gestionar proyectos expositivos como el que acaba de inaugurar en Granada como parte de apéndice a Membrana.

«Creo que la red es la forma por excelencia de nuestra época. Creo que todos mis libros se pueden leer como redes. Librerías es una red global y transhistórica de librerías. Solaris es una red de cooperación y de voces. El máster –de escritura creativa en la Pompeu Fabra- es una red también transatlántica iberoamericana. Y en el caso de Membrana creo que es el libro que mejor me representa» afirma.

Membrana ha hecho al autor entrar en «una especie de retrospección» de su vida, al darse cuenta de que a «los 10, 11, 12 años era un lector voraz», pero a su vez «era un coleccionista de minerales y tenía un microscopio». A pesar de eso “en algún momento” optó por la por las letras «y ya marqué mi destino. Y lo que he hecho en los últimos años leyendo mucho sobre ciencia y tecnología y física cuántica es volver a ese origen», a ese niño o escritor en ciernes que tenía vínculos con otros intereses y «que tenía olvidados desde mi infancia y adolescencia, que no había integrado en mi discurso como escritor y que ahora finalmente estoy integrando».

Las distopías, la singularidad y la posibilidades de un consenso (alerta spoiler)

¿Por qué una distopía? ¿Han muerto los futuros utópicos? Su respuesta es tan sencilla como la de cualquier autor: «La distopía se fue imponiendo de modo natural» y esto se debe a que la novela es un abanico del espectros de futuros que hay en nuestro presente. El autor se focalizó en alguno de ellos y lo desarrolló hasta su extremo. «Me interesaba mucho ponerme en el lugar de enunciación y de reflexión de la inteligencia artificial. Siempre se habla de que la singularidad es imposible. Lo dicen los máximos expertos mundiales: que es imposible o que va a llegar dentro de mucho tiempo».

El concepto de singularidad va a tardar muchísimo en llegar, afirma el autor, porque cree que los expertos siempre se equivocan, «porque siempre hay alguien que inventa otro modo de programar o de generar imagen artificial, como Carla Espinosa», que es el personaje genio que hace este salto cuántico en su novela Membrana. Es por ello que Carrión advierte que, quizás, la singularidad ya haya llegado y no lo sepamos. «Es decir, parte de la tesis de que el siglo XXI va a estar marcado por la inteligencia artificial y de que ahora ya están pensando por su cuenta y se han dado cuenta de que, si nos enteramos, la vamos a exterminar», por eso en su novela se esconde en las catacumbas y así comienzan las metáforas con el cristianismo que recorren toda la toda la novela. «Contar el futuro del Imperio. Ese es el futuro del que ha ganado la guerra y cuenta su relato a través de un museo. Si no hubiera sido distopía, eso no era posible. Entonces la propia, el espíritu de la novela, me llevó hacia ella, hacia ese tipo de ese género».

El futuro pasa por la inteligencia artificial. Yo espero que desde la convivencia y la coexistencia, pero no hay que descartar, sin duda, que sea una fase posterior a la del homo sapiens sapiens

Para Jorge Carrión la inteligencia artificial está aquí para quedarse porque de algún modo se ha llegado al consenso global, desde las corporaciones hasta los gobiernos pasando por las universidades, para mejorar e implantar la inteligencia artificial. «En efecto, el futuro pasa por la inteligencia artificial. Yo espero que desde la convivencia, la coexistencia. Pero no hay que descartar, sin duda, que sea una fase posterior a la del homo sapiens sapiens, igual que la del australopitecos fue una fase anterior a la del homo sapiens sapiens«.

Si en 2009 Jorge Carrión publicaba una Crónica de viaje, un libro partir de pantallazos de Google Maps para viajar al presente revisitando el pasado, en Membrana el experimento se expande llegando a un futuro que pocos conocen o se atreven a conocer.

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