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Alejandro Calvo: el fenómeno detrás de 'Mis exnovias'

Siendo uno de los primeros youtubers españoles, Alejandro Calvo saltó a la fama con su serie ‘Mis exnovias’. Un arriesgado proyecto que le ha granjeado tanta alegría, como desesperación, y del que habla cuando se cumplen 10 años de su estreno

Alejandro Calvo: el fenómeno detrás de ‘Mis exnovias’

Imagen de 'Mis exnovias' | Cedida por Alejandro Calvo

Alguien, no sé quién, tal vez David Bowie o mi tía Asunción, dijo que siempre era mejor ser el segundo en hacer algo que hacerlo por primera vez. El abanderado, el caballo que arranca a la cabeza con zancadas de dos cuerpos, acaba quemado. Viéndose recorrer lo desconocido, tropieza, se estampa y jama todos los baches del camino, como un miope en una carretera rural búlgara. Luego aparecen los demás, caballitos de Mary Poppins, luciendo una aristocrática sonrisa que estiran inevitablemente cuando dejan atrás al jamelgo cansado. El mismo que les labró el terreno, facilitándoles el triunfo del que tanto se vanaglorian ahora, como si se lo hubiesen ganado a lo Juan Palomo. 

Puede que Mis exnovias no haya sido la serie web por excelencia, pero sí tiene la medalla de haber sido de las primeras. Cuando colgar vídeos en YouTube sólo era una forma de poder compartir tus paridas entre amigos, Alejandro Calvo se decidió, pozales de mojito y sol mediante, a grabar el primer capítulo de lo que acabaría, en poco tiempo, siendo un producto consumido por cientos de miles de personas. Engañando a su hermana, quien no creo se imaginase que un millón de personas fuesen a verla diciendo que a ella le gustaban los huevos rebotando en su barbilla, Alejandro parió lo que para muchos es hoy su medio de vida, o su sueño más húmedo; ser youtuber

«A mí», me dice sentado en un sofá que imita al del Central Perk, «no me inspiraron otras web series. Prácticamente no había. A mí, si acaso, me inspiró más Californication o Friends». Lógico, sin referentes en un nuevo hipódromo, el penco motivado sólo puede aspirar a parecerse a las ligas mayores. Pero no olvidemos que ahora, fustigados como estamos por los smartphones, el Tik Tok y el consumo compulsivo de internet, un millón de visualizaciones parece una obra destacada, honrosa, pero en absoluto flipante. No era así cuando Alejandro se decidió a seguir con su criatura. En España, alcanzar cientos de miles de visitas en un video era como para clavarse un cohete o en el recto, prenderlo, y poder creerse Elton John cantando Rocket Man con un Martini en cada mano

«Veo que las cosas se hacen cutres y de cualquier manera. TikTok es prueba de ello. Sin embargo, alcanzan la millonada de visualizaciones como si nada»

«Yo admito que ahora ando muy perdido. Veo que las cosas se hacen cutres y de cualquier manera. TikTok es prueba de ello. Sin embargo, alcanzan la millonada de visualizaciones como si nada». Alejandro estudió cine con 20 años y, entre 2006 y 2007, comenzó a subir sus videos con el objetivo de facilitar que los amigos pudiesen acceder a sus producciones caseras. Ahí empezó todo. «¿Antes quién subía videos a YouTube? Casi nadie. Era una plataforma de anuncios, grandes marcas y cuatro frikis. Ahora es uno de los negocios más importantes de internet. La evolución en 20 años es desproporcionada. Mira el tema del vídeo. Las nuevas generaciones no saben ni que es un VHS, y estamos hablando únicamente de dos décadas. ¿Te imaginas lo que nos espera en otros veinte?». 

Sin duda, asusta un poco pensar en que será de nuestro ocio audiovisual en el futuro. Realidad virtual, hologramas participativos, ¿metaverso?, casi seguro. Tal vez en unas décadas podamos penetrar en las fantasías de cualquier hijo de vecino. Una democratización de la ficción-vivida. La misma que se generó con una plataforma que permitió a gente como Alejandro divulgar sus videos, cuando antes habrían estado sometidos a los dictados de las productoras. «Para mí la democratización es positiva. Hay mucho contenido y gracias a esa apertura muchos tenemos trabajo. Yo le debo mi vida a YouTube».

Retrato de Alejandro Calvo por Fer Matesanz

Y no es para menos. Al fin y al cabo, Alejandro, junto con otros youtubers como Isaac Sanchez (Loulogio), dieron el pistoletazo de salida a una nueva tribu en España. «Resulta alucinante que antes los chavales quisieran ser futbolistas y ahora quieran ser youtubers. Yo, como tantos otros, nos hemos ido apartando con los años. Es un trabajo inmenso el que hay detrás de cada vídeo y no siempre obtienes el beneficio esperado. Es gratis para el consumidor, y llegó un punto en el que la crítica y el machaque ante algo que te curras para que otros lo disfruten, ¡para que lo disfruten gratis!, era desproporcionado. En el canal me ponían a parir. ¡Porque sí, por vicio!». Esta canción es una de las más escuchadas cuando uno habla con las personas que obtienen su difusión desde la red. Parece que abrir una ventana al comentario anónimo y sin repercusiones es como la fama, saca la verdadera naturaleza del ser humano… y resulta que, si nos fijamos en estos relatos, la naturaleza del Homo sapiens posmoderno es más bien tirando a chunga. «Ahora bien», reconoce Alejandro, «luego por la calle no he tenido nunca ni un sólo problema. Siempre pensé que alguien saldría y me llamaría gilipollas, pero todo lo contrario. La gente es muy calurosa y amable en persona. Los que comienzan a insultar se esconden siempre tras pseudónimos y pantallas. En general, personas muy cobardes». 

«Para mí la democratización es positiva. Hay mucho contenido y gracias a esa apertura muchos tenemos trabajo. Yo le debo mi vida a YouTube»

Mis exnovias no alcanzó las costas del triunfo televisivo. HBO no llamó a la puerta de Alejandro, pero sí le sirvió la mejor de las famas. Aquella que no agobia, no estresa públicamente, ni acarrea la mirada incansable, pero permite ciertos lujos. «Yo nunca me he sentido famoso. Cuando estaba consiguiendo millones de visitas, todavía decía… necesito más, esto no es suficiente. Ahora, echando la vista atrás, me doy cuenta de todo lo que logré. Hay que saber saborear los triunfos y no amargarse con la ambición. Este verano mismo, un fan me pidió una foto y acabó invitándome a mí y a todos mis amigos a las copas del chiringuito. Su respuesta fue: ‘me has hecho reír toda la vida y te mereces esto’. ¿Qué más se puede decir?». 

Sin embargo, no todo han sido rosas y cubatas gratis en el camino de Alejandro. Críticas, anónimas, y con nombre y apellidos, no le han faltado. «La gente sigue sin entender que tú creas un personaje. Interpretas una ficción. Es un poco duro que tu primer video se haga viral, y que ya desde ese momento te machaquen con apelativos como machista. Yo, claramente, no me considero machista. Respecto a la serie, el guion se basaba en las experiencias de un chico con sus exnovias. Por cierto, la mayoría inspiradas en hechos reales. ¿Qué pasaría si hiciésemos Mis exnovios? Seguramente la verían como una serie feminista, cuando la idea es la misma. Aquí no se está dejando a un género peor que al otro. Se habla de situaciones reales, lo cual incluye cagadas por ambos lados. Uno de los capítulos que más se criticó en este sentido fue aquel en que mi ‘exnovia’ me manda un audio de un día entero echándome la bronca. Me dijeron que trataba a las mujeres de histéricas y de locas… La verdad es que ese capítulo se basó en una historia completamente verídica. Mi intención no era, desde luego, criticar o menospreciar a nadie, sino sacar de situaciones cotidianas un poquito de humor. También te digo, al principio empecé completamente a lo loco, haciendo capítulos sobre lo que quería y, poco a poco, me fui cortando. A partir de la tercera temporada ya me daba respeto, porque no quería ofender a nadie. Al fin y al cabo, mi serie está destinada a la risa, no a la provocación». 

Le comento a Alejandro la posibilidad de haberse abierto más allá de la heterosexualidad de su protagonista, principalmente porque en uno de los capítulos Noemí Casquet y Amarna Miller ya se abren a su lesbianismo, así como en otros alguna exnovia más. «No habría tenido ningún problema», asegura. Y pienso entonces en quién podría hacer ese papel, ya que, desde luego, colaboraciones estelares no le han faltado a Alejandro. Nacho Vidal, Carolina Abril o las ya mencionadas Amarna Miller y Noemí Casquet, así como otro buen número de celebridades, se han dejado grabar por su cámara. ¿Cómo, si se puede saber?

Imagen promocional de ‘Mis ExNovias’ cedida por Alejandro Calvo

«Echándole cara. Mi ventaja como cámara y realizador ha sido trabajar con muchas actrices, modelos, periodistas, etc. Así que me he podido mover por círculos donde establecer contacto con esa clase de personas no era difícil. Además de situaciones más fáciles. Carolina Abril, por ejemplo, fue tan sencillo como que me enseñaron que ella había compartido uno de los capítulos de Mis exnovias en el que salía Nacho Vidal. Así que me dije, ‘¡si lo comparte será porque le gusta!’ por tanto, pum, le escribí. Le propuse colaborar y al minuto ya me dijo que sí. Lo cual fue la hostia y demuestra que la única verdad en este negocio es que hay que echarle cara y saber a quién preguntar. Y que te quede claro que con el ‘no‘ ya cuentas, así que inténtalo». Y desde luego Alejandro lo ha intentado con buenos resultados. No todos pueden afirmar haber estado detrás de las cámaras con Nacho Vidal y no haber acabado sin anginas, comprando un bote de ANSO o con gotitas de su sudor sobre el pubis. «Mira, muchos no se lo creen, pero Nacho Vidal, con esa cara de malote que tiene, resulta ser un tipo encantador. Él mismo se definió como un oso de peluche. En este mundillo te llevas muchas sorpresas».

«La única verdad en este negocio es que hay que echarle cara y saber a quién preguntar. Y que te quede claro que con el ‘no’ ya cuentas, así que inténtalo».

Está claro que sorpresas, lo que se dice sorpresas, Alejandro no se ha llevado pocas en su aventura web. Pero cuando le pregunto si ha habido alguna situación de tensión especial, principalmente sexual, debido al contenido de la serie, él me asegura que, «cuando grabo, grabo. Con la cantidad de cosas que tengo que hacer durante el rodaje no tengo tiempo para ponerme cachondo. Luego veo el video y digo… aiba, lo que hemos grabado… Por ejemplo, con Carolina Abril hubo un feeling fenomenal, fue todo de una naturalidad absoluta. Hubo un momento en el que se quitó la camiseta delante de mi cara y eso no estaba en el guion, pero le salió solo. No hace falta que te aclare que mi cara en ese momento no es ninguna actuación. Pero, aun así, teníamos poco tiempo y me pudo más la profesionalidad que cualquier posible calentón. Casi ni pensé en ello». Todo un ejercicio de profesionalidad, sin duda, pues hay que estar cerca de la condición de eunuco, o verse bendecido con la homosexualidad más salvaje, para controlar la explosión que los pechos de Carolina Abril frente a tu jeta pueden detonar en tus pantalones. 

Tras narrar la anécdota, Alejandro se traslada mentalmente a aquel caluroso momento. Una carcajada nerviosa nace en su rostro. Pero, lejos de la incomodidad, parece la risa de quien sabe que ha disfrutado del sueño de millones de onanistas, sin presión, con la fortuna del buen rollo. Y es palpable que esta clase de regalos son lo que más le ha motivado siempre para seguir con lo que, para él, afirma, «es mi hijo». Pues, para este creador YouTube no ha sido un fin, sino un escaparate. «A mí realmente nunca me ha dado para vivir sólo de YouTube. Los únicos que pueden vivir de esto son aquellos que suben un video al día. Los capítulos de Mis exnovias, sobre todo más adelante, tenían una carga de trabajo que me hacía imposible alcanzar tal cantidad de contenido». Un contenido subidito en ocasiones de tono que Alejandro justifica en que, «el sexo funciona. En comedia, en terror, da igual, es un impulso animal en el que nos vemos reflejados». 

Y ya que el proyecto de este primerizo de YouTube, de este precoz habitante español de los planetas del audiovisual y las redes, giraba en torno a las relaciones, acabo mi entrevista preguntándole cómo ve el panorama actual en ese terreno. «En las relaciones todo se ha digitalizado. Antes me hacían cobras y ahora me hacen ghosting. Es puro marketing. Venderse. Las relaciones han pasado de ser tú mismo a exponer una versión artificial de ti. Tener que sudar sangre para conseguir un mínimo de atención, que muchas veces acaba en ninguna parte. No digo que cuando empecé la serie las relaciones amorosas fueran mejores, pero seguro que eran más humanas». 

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