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Los nazis locos y los tesoros escondidos vuelven a estar de moda

‘Blood & Gold’ y ‘Sisu’ son dos películas que se asemejan por traer de vuelta al cine a los peores nazis y héroes de la vieja escuela

Los nazis locos y los tesoros escondidos vuelven a estar de moda

Cartel promocional de 'Sisu'. | Netflix

Parece que no nos cansamos de los nazis. Sobre todo si se les muestra fuera de su contexto histórico y se les usa para representar la maldad en estado puro, incluso con un toque diabólico. Eso queda demostrado en dos películas de países muy diferentes pero que coinciden en argumento: Blood & Gold (Alemania) y Sisu (coproducción entre Finlandia y Reino Unido). 

Blood & Gold ya está disponible en Netflix y se ubica entre los primeros cinco puestos de lo más visto en su semana de estreno. Sisu, después de su gran éxito en Finlandia, se espera que llegue al mismo servicio de streaming entre julio y octubre de 2023, debido al acuerdo entre Sony y la plataforma.

La sinopsis de la producción alemana dice lo siguiente: «Al final de la Segunda Guerra Mundial, un desertor alemán y una joven se ven envueltos en una batalla brutal contra un grupo de soldados nazis que buscan oro escondido». Este es su tráiler:

Mientras que la premisa de la alocada Sisu es esta: «En el desierto de Laponia, un soldado retirado descubre oro. Ahora intenta traer su botín a la ciudad y debe enfrentarse a un grupo de soldados nazis que harán todo lo posible para truncar sus planes». Y el tráiler:

Pura adrenalina ‘tarantinesca’

Como se puede ver en los tráilers, ambas cintas tienen un marco pulp;  historias con mucha sangre en la que un hombre se encarga de liderar la acción y para ello, claro, desafía la lógica: se enfrenta a las mayores adversidades, con todas las de perder y, aun así, sigue adelante, como si tuviera más vidas que el Capitán América. Lo que hace divertido a este tipo de tramas es precisamente lo exagerado, lo inverosímil.

De hecho, existe otro tráiler que juega con ese estilo que Quentin Tarantino (Pulp Fiction) supo explotar:

Frente a lo que vemos en 1917 (2019, Sam Mendes) o la reciente galardonada Sin novedad en el frente (2022, Edward Berger), lo que buscan Peter Thorwarth (Blood & Gold) y Jalmari Helander (Sisu) es que la audiencia disfrute con la hipérbole del héroe. En ambos trabajos, el protagonista es un hombre con un físico portentoso, capaz de soportar balas, cuchillos y caídas que para otros significarían la muerte y, sobre todo, les distingue una fe inquebrantable que les permitirá salir airosos. Son Indiana Jones pero con esteroides.

Por supuesto, en este típico viaje de redención se encontrarán con una mujer (o varias en el caso de Sisu), que requieren de un salvador. No obstante, a diferencia de las producciones de los años 50-60 y 70, ellas no son pasivas. En determinado momento, ayudan al protagonista o ejercen una influencia directa sobre sus destinos sin que intervenga la estrella del filme.

Oro y monstruos

En Sisu, el oro es la excusa para que dos bandos se enfrenten. El nazismo está a punto de ser derrotado, por lo tanto los soldados alemanes encuentran en el botín de un minero solitario el gran tesoro que les permitirá vivir cómodamente una vez que la guerra finalice. El problema para estos ambiciosos desertores es que no se ha encontrado con cualquier minero. El lector que no ha visto la cinta tendrá que descubrir el resto de la historia.

En Blood & Gold, un tesoro escondido de un funcionario judío da pie a una gran disputa entre los habitantes de un pueblo y una decena de soldados, liderados por un hombre con una gran deformidad en el rostro, respondiendo al arquetipo de villano de los años 50 y que Marvel supo explotar. Normalmente, aquel que tiene algún problema de piel (Red Skull, por ejemplo) suele representar al lado oscuro, como Darth Vader en Star Wars.

Precisamente, más allá de la obsesión por el reluciente metal, la manera en que se describe a este grupo de soldados responde a la necesidad de establecer diferencias radicales entre los antagonistas. En las dos películas, los alemanes, sabiéndose perdedores, practican la política de tierra arrasada; destruyen lo que queda, matando y violando a placer. Se subraya que han perdido cualquier rasgo de humanidad.

Por supuesto, es intencional: la guerra explora los impulsos más primarios. Por lo tanto, los héroes de ambas películas, Heinrich (Robert Maaser) y Aatami (Jorma Tommila), si bien usan la fuerza bruta para reducir a estas criaturas deformadas, físicamente representan la integridad ante tal deformación. Incluso las cicatrices que muestran por sus peleas les embellecen.

Inspirados en los western

Pero lo que más une a Sisu y Blood & Gold es que están más cerca del spaghetti western que de las películas de guerra. Masser y Tommila fácilmente podrían ser los Franco Nero y Clint Eastwod de esta época. De hecho, si nos concentramos, podemos encontrar notas musicales en las dos bandas sonoras muy parecidas a las del maestro Ennio Morricone.

Y eso es lo mejor de los dos largometrajes: que nos llevan a tiempos pasados en los que íbamos al cine solo por el placer de ver cosas imposibles. Sabemos que un hombre, en la realidad, solo con un pico para conseguir oro no puede detener un avión, pero estamos dispuestos a creerlo porque la puesta en escena es maravillosa. 

A veces solo queremos sentarnos en una butaca con una gran porción de palomitas para evadirnos, al menos por un par de horas, de lo que está sucediendo allá afuera, donde los verdaderos monstruos habitan y ganan elecciones.

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