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Economía

Cuántas pelotas de tenis caben en un taxi y otras preguntas de entrevista de trabajo

La nueva economía demanda personas que innoven, que piensen fuera de la caja, y difícilmente te detecta eso un test

Cuántas pelotas de tenis caben en un taxi y otras preguntas de entrevista de trabajo

Jeff Bezos. | Europa Press

En La tienda de los sueños, el periodista Brad Stone relata que, a principios de 1997, Jeff Bezos voló a Boston para dar una charla en una escuela de negocios. Amazon era entonces una pyme de 150 empleados. Hacía apenas tres años que Bezos la había fundado en el garaje de su casa, armando con sus propias manos los muebles de oficina. 

Tras la presentación y como ejercicio, los alumnos debían debatir las perspectivas del comercio electrónico y, al cabo de una hora, habían alcanzado una conclusión poco halagadora. 

—No se lo tome a mal —le explicó un portavoz de la clase—, pero debería vender su negocio a [la cadena de librerías] Barnes & Noble mientras está a tiempo.

Por aquella época, Bezos era humilde y comedido.

—Puede que tengáis razón —vino a responder—, aunque creo que subestimáis este nuevo canal de ventas.

A continuación, se celebró el tradicional besamanos. A diferencia de lo que ocurría con otros oradores, pocos estudiantes mostraron interés por conocerlo. Uno de ellos fue Brian Birtwistle. Guardó cola educadamente y, cuando le tocó el turno, resultó que Bezos no tenía ya tiempo. Debía coger el avión de vuelta a Seattle. El profesor sugirió a Birtwistle que lo acercara al aeropuerto.

Genial —se entusiasmó sinceramente Bezos—, así me ahorro el taxi.

Bezos asumió correctamente que su improvisado chófer buscaba trabajo y aprovechó los 15 minutos de trayecto para entrevistarlo. 

—¿Por qué quiere entrar en Amazon.com [en aquella época las tecnológicas se apellidaban todavía puntocom]?

Birtwistle no se había preparado para una entrevista de trabajo, pero le siguió la corriente.

—Estudio historia —dijo—, y si me uno a un proyecto como el suyo en una fase tan temprana, podría llegar a formar parte de algo histórico.

A Bezos le encantó la respuesta y pasó a la siguiente pregunta. 

—Entonces, ¿por qué las tapas de alcantarilla son redondas?

Preguntas atípicas

“Pocos de nosotros nos arriesgaríamos a contratar a alguien sin mantener antes un encuentro cara a cara”, escribe Sarah Laskow en el Boston Globe. Por detallado que sea su currículo, necesitamos complementar los datos duros con “ese factor equis que corrobora si es o no la persona adecuada para el puesto y que solo nuestro instinto, sobre todo cuando lo respalda una larga experiencia, es capaz de apreciar”. 

Esta aproximación intuitiva a los recursos humanos se ha intensificado con el auge de la nueva economía. Silicon Valley no ha prescindido únicamente del traje y la corbata, sino de las viejas buenas virtudes: el orden, la disciplina, el cumplimiento estricto del protocolo. Pocas startups tienen protocolo. Lo que demandan son personas que innoven, que piensen fuera de la caja, etcétera, y difícilmente te detecta eso un test.

“Cuando busco a las mentes más brillantes”, afirma en Startup Babies Inbal Shachar, jefe de personal de una tecnológica israelí, “me interesa averiguar hasta qué punto su pensamiento es ilimitado. Por eso hago preguntas atípicas”.

¿Cómo de atípicas? He aquí varios botones:

1. ¿Cuántos clientes al día tiene una cafetería de éxito en Israel? 

2. ¿Cuántas pelotas de tenis caben en un taxi grande?

3. ¿Cuántos bordillos hay en tu calle? 

4. ¿Qué precio exigirías para barrer todas las calles de su ciudad? 

5. ¿Qué defecto genético aceptarías? 

6. Explica a un niño de tres años qué es una aplicación informática en una frase. 

7. Te has quedado solo en una isla desierta. ¿Qué es lo primero que haces? 

8. ¿Cómo comprobarías si una nave espacial está funcionando correctamente? 

9. ¿A qué superpoder estarías dispuesto a renunciar? 

10. ¿Qué animal escogerías para teñirlo de azul, y por qué? 

11. ¿Qué día debería celebrarse en el mundo entero? ¿El Día Internacional de la Pizza? ¿El Día Internacional de los Pelirrojos? 

12. Si pudieras ser recordado con una frase, ¿cuál sería?

Inbal argumenta que no le interesan las personas que han pasado por dos sitios en toda su carrera, con expedientes inmaculados y vidas ordenadas. “Esa es una visión anticuada de gente sin imaginación”, asegura, y concluye planteando a los lectores el siguiente dilema: “El aspirante carece de título académico, solo ha tenido contratos temporales, tiende a desaparecer y sufre dislexia. ¿Lo contratarían? ¿No? Qué pena, porque ese es Steve Jobs”. 

Tetas de hombre

Todo esto suena muy moderno, pero en realidad se ha hecho toda la vida, y la evidencia científica nunca ha sido demasiado sólida. Laskow señala que los estudios vienen advirtiendo desde los años 80 que “las entrevistas no estructuradas son una de las peores herramientas para determinar con precisión cómo ejecutará una tarea determinada un individuo concreto”.

La opinión general era que resultaban inútiles, aunque inofensivas, pero un experimento de los investigadores de Yale Jason Dana, Robyn Dawes y Nathaniel Peterson reveló en 2013 que pueden ser nocivas, porque crean impresiones que “interfieren con la información válida”.

Un ejemplo lo tenemos en el draft de 2007. Aquella temporada se presentó a la NBA un perfecto desconocido. Se llamaba Marc Gasol, tenía 22 años, medía 2,12 metros y presentaba unas estadísticas fabulosas: canastas, asistencias, rebotes, robos. Por desgracia, cuenta Michael Lewis, “los cazatalentos habían encontrado una foto suya con el torso desnudo. Era fofo, tenía cara de niño y le bailaban los pectorales”. Rápidamente le colgaron un remoquete: Tetas de Hombre. Aquella imagen hizo fortuna y sepultó cualquier otra información. Gasol salió elegido en un puesto bajo: el 48 de 60. “Las posibilidades de formar parte del All-Star [el partido en el que se enfrentan los mejores jugadores de cada conferencia] desde ese nivel eran muy inferiores al 1%”, pero Gasol demostró ser “una tremenda excepción. Estaba claro que el mote que le habían puesto había influido en su valoración”.

La respuesta

Dana, Dawes y Peterson son taxativos. “Nuestra simple recomendación para quienes toman decisiones de selección [de personal] es no usar [entrevistas no estructuradas]”. Esto, por desgracia, no es siempre factible. “No todas las tareas generan métricas fácilmente identificables para juzgar a un candidato”, señala Laskow. Tampoco es sencillo saber si te vas a llevar bien o mal con alguien a partir de su expediente académico. Finalmente, cuanto más se objetiva una prueba, más posibilidades existen de prepararla y puedes terminar con una plantilla llena de tipos carentes de creatividad o empatía, pero que bordan los tests.

El propio Dana confesaría a Laskow que no confiaba mucho en que su artículo desterrara las entrevistas informales y, a juzgar por los resultados de Amazon, no podemos decir que a Bezos le haya ido mal con ellas, por no mencionar lo mucho que disfruta con el desconcierto de sus víctimas. El pobre Birtwistle hizo lo que pudo con la pregunta de la alcantarilla.

—¿Porque eso permite llevarlas rodando hasta su sitio? —respondió.

No acertó. El motivo es que una tapa circular no se cuela por un hueco redondo, mientras que una cuadrada sí puede hacerlo por otro cuadrado cuando se inserta en diagonal.

—No es la respuesta correcta —le dijo Bezos—, pero no es una mala suposición.

Birtwistle se incorporó a Amazon y, andando el tiempo, llegaría a responsable de la división de videojuegos.

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