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El rescate de Credit Suisse añade tensión y agranda el temor a otro 'crash' financiero

Los expertos consideran que la fórmula para salvar el gigante helvético eleva la inestabilidad en los bancos, al sumar preocupación sobre la deuda del sector

El rescate de Credit Suisse añade tensión y agranda el temor a otro ‘crash’ financiero

Carteles de UBS y Credit Suisse. | Europa Press

El rescate de Credit Suisse por parte de UBS no solo no ha servido para aplacar la incertidumbre sobre la salud de los bancos, sino que ha agrandado las dudas que ya existían por los problemas de liquidez. El colapso de la entidad helvética es «solo la punta del iceberg», «no silencia el riesgo de contagio», «conllevará una riada de demandas» y «provocará un efecto dominó». Así de contundentes se mostraban este lunes los analistas e inversores, pese a los llamamientos de calma de las autoridades como el BCE.

El salvamento del gigante suizo este fin de semana tenía por objeto devolver la estabilidad, pero las medidas acordadas están generando justo lo contrario, cuando todavía los cimientos de parte del sector en Estados Unidos se están tambaleando. «La fórmula elegida por las autoridades no ha sido la más correcta», señalan fuentes financieras a THE OBJECTIVE, que ponen de relieve la suma de una nueva preocupación. Una lectura que es compartida por buena parte de los expertos.

El hecho de que en la operación de compra de Credit Suisse los accionistas no pierdan todo su dinero, ya que se garantizan mantener al menos los 3.000 millones que pagará por UBS, y sean los tenedores de la deuda de mayor calidad (denominados bonos convertibles o CoCos) los que asuman el coste (unos 16.000 millones) ha puesto de manifiesto que las reglas para los rescates de los bancos han saltado por los aires y ya nada está asegurado.

Las reglas de los rescates saltan por los aires con Credit Suisse

Tras la crisis de Lehman Brothers, los reguladores pusieron en marcha una normativa clara para evitar que en las quiebras bancarias se destinaran nuevas ayudas públicas (de los contribuyentes). Esta establecía que, en caso de un rescate o intervención, serían los accionistas los que tendrían sufrir las pérdidas en primer lugar y después serían los bonistas en segundo. Posteriormente si fuera preciso, depositantes (en España, estos últimos a partir de los 100.000 euros). Así sucedió en la resolución del Popular en nuestro país en 2017, cuando el Santander se lo adjudicó por 1 euro.

Este sistema de prelación de acreedores ha dejado de ser así con Credit Suisse y ha alimentado un nuevo riesgo para el sector, ya que los inversores de instrumentos híbridos o CoCos ya no cuentan con el atractivo que hasta ahora tenían para apostar por estos productos tan necesarios para la construcción de los colchones de solvencia de las entidades.

Y aunque el BCE se apresuró este lunes a despejar cualquier tipo de duda y señalar que no seguiría los pasos del Banco de Suiza en caso de tener que actuar sobre un banco del Viejo Continente, los mercados están con dureza la cotización de los bonos emitidos por los grupos bancarios europeos.

Este cambio en la prelación conllevará, según explican los analistas, una riada de querellas, ya que los tenedores de los instrumentos convertibles de Credit Suisse defenderán sus intereses. Además, auguran que los accionistas de UBS también acudirán a los tribunales, ya que las autoridades suizas han decidido que sus accionistas no puedan bloquear la operación de adquisición, un hecho sin precedentes.

Otra de las consecuencias que tendrá el rescate de Credit Suisse, debido a cómo se ha articulado, es precisamente que la financiación de los bancos a través de la emisión de los CoCos será mucho más cara, ya que ya no está asegurado que sus inversores sean los primeros que asuman el golpe de la caída de una entidad. «Los costes serán mucho más caros para los bancos», señalan los expertos, quienes sostienen que además habrá muchos que quieran desprenderse ahora de ellos si pueden, sobre todo de aquellas entidades que cuentan con mayores debilidades de liquidez. La decisión sobre el grupo helvético «podría provocar un mayor nerviosismo en este segmento del mercado», aseguran desde Danske Bank, por ejemplo.

En el caso español, el sector financiero cuenta con bonos de estas características por un importe de algo más de 20.000 millones, en torno al 10% de sus recursos propios totales con los que defenderse de cualquier situación de solvencia complicada.

El llamamiento a la calma del BCE, pese a la incertidumbre, ha surtido algo de efecto, al menos en las últimas horas. La cotización de los bancos europeos, que ha estado sometida a una tensión sin precedentes desde la crisis de 2008, pudo darse la vuelta y anular, con cierta volatilidad, las caídas de primeras horas en este arranque de semana. Pero los analistas auguran que las jornadas próximas serán complicadas y la evolución está a expensas de los acontecimientos. No se descartan nuevos colapsos de entidades en Estados Unidos, como los de Silicon Valley.

 

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