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Los bancos europeos tiemblan ante una eventual 'caída' del gigante Deustche Bank

Los inversores se ceban ahora con la quinta mayor entidad de la zona euro, abriendo grandes interrogantes sobre un posible rescate y sus efectos

Los bancos europeos tiemblan ante una eventual ‘caída’ del gigante Deustche Bank

Cartel de Deutsche Bank visto en un teléfono móvil | Europa Press

Los bancos contienen la respiración ante el temblor que está amenazando a uno de los gigantes financieros europeos, el alemán Deutsche Bank. El nerviosismo se ha instalado en los mercados y desde la caída del estadounidense Silicon Valley Bank (SVB) la incertidumbre cada vez es más grande y los inversores atacan a presas más potentes. La cotización del teutón se desplomó el viernes hasta un 14%, aunque finalmente cerraron con un hundimiento de algo más del 8% al dispararse su riesgo de impago.

La bola es creciente y nadie ya da por asegurado nada, según indican fuentes financieras a THE OBJECTIVE, a pesar de que los banqueros y las autoridades intentan lanzar mensajes de calma, argumentando que la situación de las entidades de la zona euro (también las españolas ) es buena tanto en solvencia como en liquidez y que los supervisores cuentan con armas para combatir cualquier problema.

Los acontecimientos se suceden a velocidad de vértigo y en tan solo 15 días la inestabilidad se ido cebando con bancos de mayor tamaño, lo que demuestra que ninguno estaría a salvo de enfrentarse a una situación compleja. Hay que tener en cuenta que el primero que quebró, el SVB, contaba con unos activos de 200.000 millones, mientras que el segundo de gran envergadura, el suizo Credit Suisse, tenía un tamaño de algo más de 500.000 millones. Deutsche Bank dispone, por su parte, de casi 1,4 billones millones, siendo el quinto más grande de la Eurozona.

Con ello, el contagio ha llegado de lleno a la región comunitaria y, si finalmente no se frena la inestabilidad sobre el conglomerado alemán, las consecuencias para el Viejo Continente serán descomunales e impredecibles. Además, la fórmula para un eventual rescate es claramente complicado, según señalan fuentes del sector.

Deutsche Bank, undécimo banco en España y sistémico a nivel global

Deutsche Bank es el principal prestamista de Alemania y es uno de los bancos sistémicos a nivel mundial, es decir, que es considerado demasiado grandes como para caer. Pero esto no quiere decir que no pueda quebrar o tenga que ser intervenido por las autoridades. En España cuenta con actividad y es la undécima entidad, con 2.286 trabajadores, 125 sucursales y 12.000 millones en depósitos, además de un importante negocio en el segmento de inversión, inmuebles y gestión de fondos de inversión.

La falta de una unión bancaria, según recuerdan fuentes financieras, anticipa un rescate difícil. Y, a diferencia de lo ocurrido en Suiza hace unos días con Credit Suisse, no hay otro banco alemán con músculo y capacidad para hacerse cargo de la entidad, que ahora está viviendo un auténtico calvario.

La Comisión Europea y el BCE, desde que estallara esta crisis a mediados de este mes, viene insistiendo en la necesidad de completar el proceso para culminar la Unión Bancaria, con la creación de un Fondo de Garantía Común, un instrumento precisamente que no ha salido adelante en ejercicios anteriores por la fuerte oposición de Alemania.

El organismo que preside Christine Lagarde ha prometido toda la artillería de liquidez a los bancos europeos, entre ellos Deutsche Bank, con el fin de que la sangre no llegue al río. Pero el riesgo de caída está ahí. Credit Suisse también recibió una ayuda de 50.000 millones de la institución monetaria helvética y cuatro día después tuvo que ser entregado a su competidor UBS.

Que otro banco de la zona euro se pueda quedar con Deutsche Bank es posible, pero los incentivos son menores debido a la fragmentación nacional del sistema. Las sinergias de costes para una fusión son infinitamente menores para las operaciones transfronterizas.

Una de las posibilidades es el troceo de los negocios por filiales tras una intervención por parte de las autoridades de cada país en el que opera el grupo alemán, como ocurrió con SVB, con eventuales pérdidas para accionistas, bonistas y quién sabe si depositantes de más de 250.000 euros.

Esta circunstancia, aun así, todavía es hipotética y muchos analistas señalan que los problemas de Deutsche Bank se alejan de los de Credit Suisse y de los bancos medianos estadounidenses. Por ejemplo, desde la consultora Accuracy se sostiene que «pese a las dudas existentes, la situación actual no parece venir de un contagio financiero real, sino más bien de dos factores: las posiciones especulativas de los bajistas y el sentimiento generalizado de cierto miedo por las noticias recientes sobre bancos, que hacen que el mercado aparque la racionalidad y sobrerreaccione».

Es cierto que Deutsche Bank ha estado envuelto desde hace años en escándalos y pérdidas millonarias, pero en 2022 se había sobrepuesto y había logrado pasar páginas a dichas debilidades con una mejora sustancial de la rentabilidad y ganancias de 5.000 millones. Ahora se enfrenta a una nueva pesadilla con final incierto.

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