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Economía

La Eurocámara aprueba prohibir la importación de productos desde zonas deforestadas

La UE es responsable de un 16% de la deforestación mundial a través de sus importaciones y es el segundo destructor de bosques tropicales después de China

La Eurocámara aprueba prohibir la importación de productos desde zonas deforestadas

Un bosque tropical. | Europa Press

El Parlamento Europeo ha aprobado este miércoles por amplia mayoría una ley que cierra la puerta a la importación de productos como el cacao, el café, la madera o el caucho que procedan de zonas deforestadas después de diciembre de 2022. Es «la primera ley en el mundo que pone fin a la deforestación importada», ha asegurado el eurodiputado Pascal Canfin (del bloque de Renovar Europa, liberales) durante el debate. 

La normativa, que busca frenar la desaparición de bosques al otro lado del mundo, prohíbe la importación de productos derivados de la ganadería y de la agricultura que procedan de tierras deforestadas, pero solo después del 31 de diciembre de 2022. La legislación fue aprobada por amplia mayoría, pero aún requiere la ratificación de los 27 países miembros.

Las empresas que desean importar estos productos deberán también asegurarse de que fueron producidos respetando a los derechos humanos y los derechos de los pueblos indígenas. Además del chocolate, el cacao o la madera, la lista incluye productos como el aceite de palma, la soja, el carbón vegetal y hasta el papel. 

La Unión Europea (UE) es responsable de un 16% de la deforestación mundial a través de sus importaciones y es el segundo destructor de bosques tropicales después de China, según la ONG WWF. «Todos los estudios de opinión muestran que los europeos no quieren contribuir a la deforestación, pero no tenían posibilidad de saber cuando toman una taza de café por la mañana o una taza de chocolate si son cómplices de la deforestación importada», indicó el eurodiputado Canfin.

La legislación fue aprobada al día siguiente de que el Parlamento Europeo adoptara el Plan Climático de la Unión Europea, que busca entre otros reformar su mercado de carbono y imponer una «tasa carbono» a sus fronteras. La eurodiputada ecologista Marie Toussaint aseguró durante un debate esta semana que la normativa contra la deforestación era «un gran paso adelante para los bosques del mundo, el clima, la biodiversidad, pero también para los derechos humanos y la regulación de una economía enloquecida».

Una ley «insuficiente» para los ecologistas

No obstante, consideró fundamental que se ampliase el texto para impactar en ecosistemas frágiles como los manglares, incluir productos como el maíz o integrar a los actores que financian proyectos que conducen a la deforestación. Según la ONG Greenpeace, el texto es apenas «un primer paso». La normativa presenta «lagunas» al excluir, por ejemplo, ecosistemas como la sabana y no apuntar a los bancos europeos que financian proyectos que destruyen los bosques.

El texto será revisado en tres ocasiones, lo que permitirá incluir otras zonas y otros productos si es necesario. «El reglamento de la UE sobre los productos que no proceden de la deforestación es muy prometedor, pero su eficacia dependerá de la implementación estricta de cada Estado miembro de la UE y del apoyo tangible que la UE ofrecerá a los socios comerciales» para adaptarse a la normativa, declaró Luciana Téllez Chávez, investigadora de medioambiente de la oengé Human Rights Watch.

El relator del texto, Christophe Hansen (Partido Popular Europeo, derecha), reconoció que el texto implicaba cierta «carga administrativa» y que es indispensable que los pequeños productores puedan beneficiar de una «asistencia técnica y financiera». La Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, clasificará a los países como de bajo o alto riesgo en un plazo de 18 meses a partir de la entrada en vigor de la legislación. 

Los productos procedentes de países con bajo riesgo de deforestación serán sometidos a un procedimiento simplificado, mientras que los controles serán mayores en los países con alto riesgo. Las empresas tendrán que ofrecer informaciones como las coordenadas geográficas del lugar de producción. También se realizarán controles a través de herramientas de vigilancia por satélite y análisis de ADN para comprobar de dónde proceden los productos.

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