Los buenos oficios de Cani Fernández para colocar a los vocales que dejan la CNMC

Si algo no se le puede negar a la presidenta de la CNMC, Cani Fernández, es su agenda de contactos a nivel internacional nutrida de los tiempos en los que formaba parte de la alta dirección del bufete Cuatrecasas. A ello se añade su incansable voluntad por hacer amigos en todas las esferas del poder político, lo que otorga a la ‘supervisora mayor del Reino’ un halo especial en sus relaciones de poder con las diferentes empresas reguladas.

En estos momentos la vocación institucional de la jefa de la CNMC está siendo de especial ayuda para tender los adecuados puentes de plata a los distintos comisionados del organismo regulador que en los próximos meses terminan sus mandatos en la entidad sin posibilidad alguna de renovación por razones legales. Entre los mismos se encuentra María Ortiz, que en septiembre próximo tiene que incorporarse a la REPER (Representación Permanente de España en la Unión Europea). 

La consejera de la CNMC vinculada al Partido Popular obtuvo hace meses la reserva de cargo en la embajada comunitaria de Bruselas en su condición de técnico economista del Estado y presumiblemente su traslado a la capital belga implicará también el cese de su marido, José Carlos García de Quevedo, como presidente del ICO. Eso sí, María Ortiz seguirá en funciones en la CNMC estos dos próximos meses para facilitar la renovación completa de la institución una vez que tome posesión el nuevo Gobierno surgido del 23-J.

Destino OCDE para la consejera nombrada por Garicano

En la misma situación figura otra comisionada como es Pilar Canedo, que llegó al cargo a propuesta de Luis Garicano después de haber actuado como presidenta del Tribunal de la Competencia del País Vasco. El destino de Canedo parece orientarse hacia la OCDE en París y en su contratación ha tenido bastante que ver la intercesión de Cani Fernández, a la que dentro de la CNMC empiezan a considerar como una ‘agencia de colocación en sí misma’ que puede ser de gran ayuda para facilitar la reestructuración a fondo de la entidad si el PP gana las elecciones.

La CNMC está trufada de cargos designados principalmente por Nadia Calviño y por Teresa Ribera, las dos vicepresidentas que han mantenido un pulso soterrado por el control efectivo de la entidad a lo largo de estos últimos años. Calviño se ha impuesto en aquellos aspectos vinculados con la Sala de Competencia mientras que Ribera ha sido más influyente en la Sala de Regulación y, sobre todo, en materia energética, cuyas principales decisiones estuvieron inducidas hasta hace un año por su propio marido, Mariano Bacigalupo, consejero en la actualidad de la CNMV.

Alfombra roja al PP con Vox en el horizonte

El presumible vuelco político le quitará a Cani Fernández un peso de encima por cuanto que ya no tendrá que dirimir en las disputas ministeriales entre Economía y Transición Ecológica. En la CNMC se da por seguro que la presidenta sabrá granjearse la colaboración indispensable con los eventuales ministros de Alberto Núñez Feijóo, facilitando el acceso del PP a los cargos que quedan vacantes en el consejo del organismo regulador. Para engrasar todo este proceso que deberá emprenderse a la vuelta del verano Cani Fernández trabaja ahora también con cierto afán es buscar una colocación de postín a Bernardo Lorenzo, presidente que fue en su día de la extinta Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones y que tiene que dejar la CNMC a finales de septiembre.

Para entonces es muy presumible que la alfombra roja de la CNMC esté completamente desplegada al nuevo Gobierno. La única incógnita consiste ahora en determinar si el resultado de las elecciones otorgará alguna prevalencia a Vox a la hora de colocar algún consejero en la entidad. De ser así, la presidenta tendrá que enfrentarse a un desafío imprevisto, pero conociendo sus buenos oficios es seguro que sabrá apañárselas para no defraudar las expectativas. El pragmatismo de Cani Fernández, de momento, no admite cordones sanitarios contra nadie.