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Emilio, la herramienta para escribir 'emails' y resumir la bandeja de entrada

Dos ex de Glovo y Tesla crean una plataforma que se integra en Gmail adaptándose al estilo y las habilidades del usuario

Emilio, la herramienta para escribir ‘emails’ y resumir la bandeja de entrada

El portugués Ricardo Batista y el español Daniel García. 

El individuo del siglo XXI vive enfrascado en una batalla contra el crono. El enemigo es la agenda: trabajo, gimnasio, supermercado, familia, amigos y más trabajo para cerrar un círculo extenuante donde la avalancha digital no da tregua. Regresar de unas vacaciones, por ejemplo, puede ser terrorífico. ¿Quién no se ha topado con una bandeja de entrada colapsada? O, peor aún, ¿cuántas veces notifica el teléfono, en mitad de una velada, la recepción de un email de índole laboral?

Según un artículo publicado en The Guardian, un profesional recibe al día una media de 121 correos electrónicos. Separar la paja del trigo se convierte en tarea crítica para ganar en eficiencia y disponer de unas horas extra lejos de la oficina. Y aquí es donde irrumpe Emilio, startup con base en Madrid fundada por el portugués Ricardo Batista (ex de Glovo y Antler) y el español Daniel García (ex de Tesla). 

Ya existen en el mercado propuestas que auxilian al fatigado trabajador en la preparación de un email. La más conocida es Grammarly, que da servicio a más de 30 millones de usuarios en diversos idiomas y ha levantado 370 millones de euros. Emilio se halla en una fase infinitamente más temprana. Echó a andar el pasado lunes (4 de marzo), de momento se financia con recursos propios y sólo levantará ronda (a partir de septiembre) cuando esté lista para escalar. 

La diferencia entre Emilio y la competencia es que aquella permite, según Batista (CEO), «no sólo crear un borrador de correo, sino resumir toda la bandeja de entrada y funcionar en apenas tres clics con Gmail (y más adelante Outlook) sin necesidad de instalar nada». Además, la escritura, nutrida de inteligencia artificial a partir del modelo fundacional de OpenAI, se basará en «el conocimiento y el estilo» de cada persona. 

Hoja de ruta

Batista y García calculan que la compañía valdrá entre tres y cinco millones de euros a finales de año y contará con unos 3.000 clientes bajo un esquema de negocio B2C. Por ahora, el 90% del flujo procede de Estados Unidos, luego no es descartable que la futura ronda la lidere un fondo de allí. Emilio persigue en cualquier caso un dato mágico: “Ahorrar un 80% del tiempo dedicado a diario a contestar correos electrónicos”. 

Para monetizar, describe Batista, el planteamiento es freemium: al darse de alta, el usuario dispondrá de 100 emails gratuitos y después podrá darle continuidad al servicio pagando una suscripción. 

Integraciones

La simbiosis con Gmail no es cuestión baladí. Los fundadores de Emilio detectaron durante su fase de brainstorming que prácticamente nadie quiere cambiar la interfaz a la que está habituado. La herramienta funciona tanto en el móvil como en el ordenador, abarcará más adelante las plataformas de mensajería de otros proveedores (Microsoft con Outlook, Meta con WhatsApp) y garantizará la privacidad de los datos. «Ni OpenAI ni ningún otro player podrá entrenar sus modelos de lenguaje con la información que gestiona Emilio», asegura Batista. 

Límites al algoritmo creativo

Bajo ninguna circunstancia enviará Emilio los correos sin la supervisión del remitente. Los asuntos más sencillos sí se automatizarán; los más complejos requerirán de ciertas labores de reescritura. «La finalidad es otorgarle a las personas más tiempo para que lo empleen en hacer lo que realmente les importa», sintetiza García. «Hace 100 años, nuestros abuelos hablaban como máximo con 50 personas a la semana. Las fuentes de comunicación se han multiplicado, pero nuestra disponibilidad no. Emilio salvará esta brecha», complementa Batista. 

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