THE OBJECTIVE
Nuria Val

Menos consignas y más ideas

Tú que prefieres la foto a leer un texto entero, que respondes al instante cualquier notificación, que ves la serie el día de su estreno y haces la compra por internet, ¿vas a decidir tu voto? Si la respuesta es afirmativa, ¿votarás basándote en tus ideas? ¿Estás dispuesto a cambiarlas según lo que escuches, veas y leas en campaña electoral? La cultura de la inmediatez también afecta a la política, dejando a líderes y partidos sin ideas ni capacidad de reflexión y rezando porque su gracia sea la más viral en redes sociales. Todo queda reducido al estímulo visual. ¿Tenemos lo que nos merecemos?

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Menos consignas y más ideas

Tú que prefieres la foto a leer un texto entero, que respondes al instante cualquier notificación, que ves la serie el día de su estreno y haces la compra por internet, ¿vas a decidir tu voto? Si la respuesta es afirmativa, ¿votarás basándote en tus ideas? ¿Estás dispuesto a cambiarlas según lo que escuches, veas y leas en campaña electoral? La cultura de la inmediatez también afecta a la política, dejando a líderes y partidos sin ideas ni capacidad de reflexión y rezando porque su gracia sea la más viral en redes sociales. Todo queda reducido al estímulo visual. ¿Tenemos lo que nos merecemos?

Las ideas han dejado paso al espectáculo donde cobra fuerza el tono bronco sin importar la calidad. Felón, que no te enteras, la inmediatez es el sustento. Muchos diputados se han visto sorprendidos por tratar en los pasillos del Congreso el romance de su compañero o rival con una cantante. “Que se entere el mundo que de amor también se puede vivir”, dice una de sus letras. Y con amor se configura la precampaña, al menos para el PSOE que vio el rédito que le ha traído el uso del corazón a Cs y PP y ahora lo incluye con el lema La España que quieres.

Los socialistas han resistido al manual de su historia según Pedro Sánchez. Un libro donde el presidente abusa de los pronombres personales para explicar su auge, caída y ascenso a La Moncloa. El líder del PSOE también sorprendió a sus compañeros europeos con un baile como ya hiciera Iceta en campaña. Tachad “baile en precampaña”. A los socialistas les ha pillado por sorpresa el bloqueo de Ciudadanos en futuros pactos. “Mucho mejor así”, se alegra un diputado nada más saberlo; mientras otros como Cristina Narbona aseguran que la decisión “es imposible de explicar” y de “entender”. Según las encuestas del momento, Sánchez solo podría volver a gobernar con el apoyo de Cs o el de los independentistas y Bildu. ¿Alea jacta est?

El PP prefiere pasar estos días de puntillas mientras observa con fuerza a Cs. La llegada de Arrimadas a Madrid les ha pillado con el pie cambiado. El futuro pasa por feminizar la política y Pablo Iglesias lo ‘cogió’ al vuelo. Sin embargo, no hay candidatas a La Moncloa. Podemos se recompone del ‘tsunami Errejón’ rearmándose ideológicamente. Muchas video-llamadas y mensajes. No hay tiempo para reuniones. Recuerden: la inmediatez es una constante.

Sin embargo, prefieren guardar sus cartas. Esperar a que sus oponentes se desinflen y sorprender con “movimientos exprés” en tiempos donde condiciona el último estímulo. Sería buena estrategia o así lo considera algún politólogo de la formación morada. Las encuestas importan mucho o poco, según con quién hables, y con la mano en la boca desvelan que no “regalarán” su apoyo. El verano promete.

En una sociedad donde las plataformas cobran, en ocasiones, más fuerza que los propios partidos y donde las formaciones se ven desbordadas porque no encuentran gente que trabaje gratis en campaña, siguen premiando el eslogan a las ideas. Los militantes quieren ser activistas y los partidos necesitan urgentemente candidatos para cubrir todas las provincias. Da igual que haya sido del PP o del PSOE, nos vale. Mientras, siguen sin explicar cómo activar el crecimiento y mejorar los ingresos; cómo van a frenar el desafío a nuestro Estado de Derecho; cómo van a atajar la elevada desigualdad y pobreza. La ciudadanía reclama el ‘cómo’ para enriquecer los debates. El discurso del miedo, el descrédito de los hechos y el desprecio a la política ya lo conocemos de anteriores elecciones. Una nueva cultura política para recuperar la confianza. Menos consignas y más ideas.

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