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Ricardo Dudda

Pedro Sánchez y la OTAN antiimperialista

«Es de celebrar que Sánchez, que ha aprovechado cualquier ocasión para socavar la credibilidad de las instituciones, en esta ocasión haya estado a la altura»

Opinión
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Pedro Sánchez y la OTAN antiimperialista

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Reuters

No tiene sentido hablar de anti-otanismo en España. Según un estudio de Metroscopia, el 70% de los españoles tiene una buena opinión de la alianza atlántica, un 79% cree que incluso España debería implicarse más para quitarle peso a Estados Unidos, y un 73% está de acuerdo con un ejército europeo. Como ha recordado Ángel Vilarino en El Confidencial, este apoyo es ideológicamente transversal y lo es incluso entre los votantes de Unidas Podemos, cuyos líderes siguen anclados en una visión anticuada y rancia contra la OTAN. El apoyo a la OTAN en España (que ahora se va a reflejar con la ampliación de cuatro a seis destructores Arleigh Burke americanos en la base naval de Rota en Cádiz y con un incremento de tropas americanas, a parte de con el supuesto compromiso de todos los miembros de dedicar un 2% del PIB a defensa) tiene especial sentido tras la guerra de Ucrania. Cada vez es más difícil ser antiotanista. 

«La OTAN, a pesar de lo que sostienen sus críticos, siempre ha sido una alianza defensiva»

La OTAN, a pesar de lo que sostienen sus críticos, siempre ha sido una alianza defensiva. Precisamente su renovado atractivo tras la invasión rusa de Ucrania radica en eso. Si Suecia y Finlandia han pedido integrar la alianza no es para llevar a cabo intervenciones en el extranjero, sino para formar parte de un paraguas defensivo frente a las veleidades imperialistas de Putin. La OTAN, en esencia, es una alianza antiimperialista o, mejor, post-imperial. Es un grupo de democracias liberales (ya, sí, Turquía no lo es) consciente de que la democracia liberal ha de defenderse. Esto, que hace apenas seis meses, antes de la guerra, sonaba a vaguedad y un poco a cursilería centrista, es hoy una realidad crudísima. 

Es obvio que Pedro Sánchez ha usado la cumbre de la OTAN para lavar su imagen y quizá, como han recordado algunos analistas, postularse para algún cargo internacional para cuando termine su mandato presidencial. Pero su compromiso con la OTAN es importante, a pesar de que hace años llegó a decir que había que acabar con el Ministerio de Defensa, y a pesar de que su socio en el gobierno y sus alianzas en el parlamento van en dirección contraria.  También ha dado una imagen de seriedad en el extranjero, algo que le ha reconocido el líder de la oposición Alberto Núñez Feijóo. Es cierto que mantenemos en España, y es algo que hemos visto con la reacción un poco Bienvenido Mr Marshall a la cumbre, una actitud un poco provinciana con respecto a nuestras alianzas exteriores: le exigimos a nuestros presidentes una presencia internacional que quizá no se corresponde con nuestra importancia geopolítica. Pero es de celebrar que el presidente Sánchez, que ha aprovechado durante años cualquier ocasión para socavar la credibilidad de las instituciones, en esta ocasión haya estado a la altura.

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