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José García Domínguez

El discreto supremacismo catalán

«Mucho más que en los estantes de las viejas hemerotecas, es en InfoJobs donde hoy resulta habitual toparse con el espectro del héroe racial Cardona»

Opinión
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El discreto supremacismo catalán

Daniel Cardona i Civit, fundador el partido nodriza del que más tarde surgiría Esquerra Republicana de Catalunya. | Wikipedia

«Nada más despertarnos y ya tenemos al enemigo ante nosotros. Subimos al tranvía y el cobrador castellano nos pide el importe; vamos al limpiabotas y es castellano; vamos al barbero, y nos habla en castellano. Las barberías barcelonesas son un foco de españolismo (…) Vamos al banco, otra vez el castellano. Vamos a una dirección y la portera es castellana (…) En castellano se habla en los cabarets y music-hall de diversa graduación y clase. El Paralelo castellano ha matado a más juventud catalana que todas las tierras rifeñas juntas. Allí, a uno le dicen ‘príncipe’ y ‘bien mío’ y cosas dulces en castellano (…) ¿Cuándo acabaremos con este alud invasor de catedráticos, de maestros, de oficiales, de capellanes, de tanguistas y bailaoras? Guerra a esta invasión castellana. ¿Qué expoliación más directa que esta mutilación constante del alma de los catalanes?La causa de Cataluña no pide ahora políticos. La causa de Cataluña requiere una Brownin en cada bolsillo para hacer que se respete nuestro derecho y nuestra dignidad de catalanes ofendidos por una sumisión vergonzosa». 

Daniel Cardona i Civit, uno de los fundadores junto con el coronel Francesc Macià de Estat Català – el partido nodriza del que más tarde surgiría Esquerra Republicana de Catalunya-, fue el autor, entre otros cientos de idéntico tono, del edificante artículo extractado que encabeza estas líneas. Un texto que vio la luz, allá por los años 30, en la prensa nacionalista de Barcelona. Asunto, el de la xenofobia explícita de los viejos dirigentes históricos de la causa secesionista, que no tendría hoy más interés que el testimonial, el de recordar ese poso de barbarie que se oculta tras la superficie aparentemente tan civilizada del independentismo con mando en plaza, si no fuera porque el pistolero Cardona (la Browning que menciona en el texto era muy real y la usó en los múltiples atentados armados en los que se vería implicado), fue homenajeado por la Generalitat, con su presidente a la cabeza, escasos meses después de la asonada insurreccional del 1 de octubre de 2017. Y es que, en el fuero interno de toda esa gente, Cardona todavía vive. Mas nadie piense que la perenne vitalidad del espíritu racista propio del muy recordado y homenajeado Cardona remite en exclusiva al inocuo ámbito de la sentimentalidad mítica. Bien al contrario, donde más presente resulta hoy la sombra miserable  de Cardona es en las ofertas de trabajo publicadas en los principales portales de Internet especializados en ese tipo de anuncios. Así, mucho más que en los estantes de las viejas hemerotecas de principios del siglo pasado, es en la web de InfoJobs donde hoy resulta habitual toparse con el espectro del héroe racial Cardona.

«Donde más presente resulta hoy la sombra miserable  de Cardona es en las ofertas de trabajo publicadas en los principales portales de Internet »

Justo esa, por cierto, es la conclusión principal que se desprende de una investigación sociológica internacional en la que han participado especialistas de la Universidad de Oxford junto con docentes de la madrileña Carlos III; trabajo que acaba de ser expuesto ante la comunidad académica en la V Conferencia Anual de Sociología Experimental, recientemente celebrada en la capital de España. En concreto, se trata de un estudio de campo diseñado para detectar discriminación en el acceso al empleo en cinco países europeos (Alemania, España, Noruega, Países Bajos y Reino Unido). El recurso al método experimental, requisito indispensable para poder validar los resultados empíricos en base a criterios científicos objetivos, se concretó en remitir currículos profesionales falsos a ofertas de empleo reales publicadas en las páginas de ofertas laborales más populares, currículos fake en cuyo redactado se dejaba constancia, siempre de forma muy clara y expresa, de la región de donde resultaban ser oriundos los distintos candidatos a los puestos ofertados.

Una vez establecidas esas premisas metodológicas y remitidos los currículos, los investigadores pudieron concluir de modo inequívoco que, en el caso de las empresas oferentes cuya sede social se encontraba ubicada en alguna de las cuatro provincias catalanas, aquellos aspirantes que no dispusieran de al menos un apellido autóctono catalán contaban con muchas menos probabilidades, en concreto entre un 20% y un 30% menos, de que los sobres que contenían sus datos personales fuesen ni tan siquiera abiertos por los reclutadores de las compañías. Por más señas, los aspirantes a una ocupación que exhibiesen en el DNI el estigma de lucir apellidos inequívocamente «castellanos», verbigracia García o Fernández, disponían, frente a los catalanes de estirpe autóctona, de exactamente un 25% menos de probabilidades de ser incorporados a una simple lista preliminar de la que luego extraer a los finalmente seleccionados. Cardona, sí, vive. Y en Barcelona, como siempre.

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