THE OBJECTIVE
José María Rotellar

El peligro de la deuda

«Es imprescindible reducir el gasto ineficiente y devolver a los ciudadanos la recaudación extra que el Gobierno está consiguiendo gracias a la inflación»

Opinión
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El peligro de la deuda

Ilustración de Alejandra Svriz.

El endeudamiento público mantiene una peligrosísima tendencia creciente, que ha ido generando una losa de deuda sobre cada ciudadano, que endeuda enormemente a las generaciones actuales y futuras, que supone un importante empobrecimiento de la población, una dependencia de una financiación cada vez más cara, que terminará por drenar recursos para los servicios esenciales por la presión de gasto creciente en el capítulo III de los presupuestos públicos, que convierte, por la vía de los hechos, a la deuda en perpetua, pues no hay intención de lograr ningún superávit que la amortice, y que supone un importante incremento de impuestos en el futuro para poder pagarla.

Tanta preocupación por el medioambiente y ninguna por la deuda pública. Es obvio que hay que cuidar el entorno y el medioambiente, pero entre la sensatez y la especie de religión extremista medioambiental -convertida en un auténtico negocio para muchos de sus defensores-, cuyos postulados están siendo contestados y desmontados por científicos del máximo nivel, con algún Premio Nobel encabezándolo, al que los fundamentalistas medioambientales quieren silenciar por ello, hay un gran trecho, mientras que la deuda pública es un mal que va minando la estructura de la economía, haciéndola dependiente, al tiempo que la deuda pública es una inmoralidad que se lega a las generaciones futuras, constituyendo un riesgo mayor que el del riesgo medioambiental. 

Lo preocupante es que el hecho de que haya deuda parece ser comúnmente aceptado, cuando lo único que hace es empobrecer a la sociedad. Es más, con la tendencia alcista continuada de la deuda pública, ante la política monetaria contractiva que se está aplicando para tratar de embridar la inflación, la carga de intereses aumentará de forma importante, tanto porque habrá que financiar un mayor volumen de deuda en cada ocasión, como porque la nueva deuda y las refinanciaciones de la deuda antigua que vaya venciendo se colocarán a tipos de interés más altos. Esto hará que el capítulo III de los presupuestos públicos se incremente y, con ello, que haya que drenar recursos de otras partidas, poniendo la deuda pública en riesgo, así, los recursos necesarios para los servicios esenciales.

«La deuda, además de una inmoralidad, es regresiva y antisocial»

Por tanto, la deuda, además de una inmoralidad, es regresiva y antisocial, pues si resta recursos a servicios públicos esenciales empeorándolos, hará que el sector público no cumpla con su misión en cuanto a atender lo más fundamental, afectando más a las personas que tienen menos recursos y no pueden acceder a servicios sustitutivos privados. Además, constriñe el crecimiento económico, pues empeora el riesgo-país, ahuyentando inversiones y, con ello, la actividad económica y el empleo. En definitiva, la losa de la deuda contiene en su interior un gran peligro para el conjunto de la economía. Sin embargo, el consenso reinante no parece preocuparse por la deuda y, quizás, sólo lo haga cuando sus consecuencias sean irreversibles.

Con todo ello, los datos de deuda pública del mes de julio -último publicado- son los siguientes:

  • En julio, la deuda bajó en 10.462 millones de euros, pero esto resulta engañoso, porque esa bajada se debe al decalaje que se da entre la toma de endeudamiento nuevo y las amortizaciones de las deudas que vencen, no a reducción real de la deuda. Sánchez, en realidad, ha incrementado la deuda exponencialmente hasta el final, hasta el último instante de su mandato en el último quinquenio.
  • La tendencia alcista de déficit y deuda continúa, pese al exceso de recaudación derivada de la inflación, que, además, ya se va ralentizando (crecimiento de ingresos fiscales de un 18,3% en el primer semestre de 2022 frente al incremento del 3,8% en el primer semestre de 2023, que con la deriva del gasto presionará más sobre el déficit y la deuda). 
  • La deuda supera ampliamente los 1,5 billones de euros y se sitúa en julio en 1,558 billones de euros de endeudamiento, con 400.000 millones de euros de incremento desde que gobierna Sánchez (400.812 millones), según las notas iniciales de deuda de las AAPP emitidas por el Banco de España con carácter mensual.
  • De esta forma, la deuda sigue incrementándose en alrededor de 200 millones de euros al día (212,41 millones) -casi 1.500 millones a la semana, 6.000 millones al mes, más de 8,8 millones cada hora- desde que gobierna Sánchez. 
  • O dicho de otra manera, Sánchez incrementa la deuda cada minuto en 147.505 euros.
  • Es decir, mientras un ciudadano hace una pausa de 15 minutos para tomarse un café por la mañana, Sánchez habría incrementado la deuda en más de dos millones de euros.
  • Y durante una jornada laboral completa, en la que un ciudadano habrá estado trabajando duramente ocho horas, generando actividad económica, empleo y pagando sus impuestos, Sánchez habrá aumentado la deuda en 70 millones de euros.
Fuente: elaboración propia a partir de las notas mensuales iniciales de deuda de las AAPP publicadas por el Banco de España.
  • Este grave problema puede poner en peligro a la economía española, tanto por su capacidad para financiarla si el BCE deja de comprar deuda, como por la repercusión de sus intereses en el presupuesto, que mermará recursos para servicios esenciales y que, a su vez, incrementará el gasto.
  • Esto hay que tenerlo especialmente en cuenta ante las turbulencias financieras ocurridas hace algunos meses, que han tenido alguna repetición en Estados Unidos: si se reprodujesen más y de forma persistente, que esperemos que no suceda, podría haber un cambio en la política del BCE que dejase más frágil el respaldo de deuda española por parte del BCE o que encareciese su financiación. De momento, se mantiene la política monetaria contractiva a ambos lados del Atlántico, con una pausa por parte de la Reserva Federal, pero con un horizonte de dudas pese a una resistente inflación.
  • El incremento del gasto es un problema importante, con el déficit estructural, construido sobre un gasto desmedido, que se ha ido consolidando en el tiempo, como principal problema. 
  • Así, sobre la base de unos ingresos coyunturales, se ha ido asumiendo un incremento del gasto anual en el sector público, especialmente en el Gobierno de la nación, que nos lleva a una situación de insostenibilidad: con una recaudación adicional de más de 30.000 millones en 2022, el déficit sólo se redujo 2 décimas sobre el objetivo, que denota el importante incremento del gasto que se está produciendo.
  • Este endeudamiento se agravará a lo largo del año, pues los PGE para 2023 vuelven a sustentarse sobre unos ingresos coyunturales, derivados de la inflación -que ya están desacelerándose de manera intensa-, con mayor crecimiento de gasto, que incrementará el gasto estructural y el déficit estructural, especialmente con las medidas electorales que tomó Sánchez ante el adelanto electoral.
  • De esa manera, el déficit estructural español se situará en 2023 cerca de cinco puntos porcentuales sobre el PIB, elemento que señala un grave desequilibrio de la economía española. Déficit estructural que es la gran preocupación de la Comisión Europea. El déficit final en 2023 se prevé del 3,9% del PIB.
  • De hecho, la Comisión Europea, pese a revisar ligeramente al alza la previsión de crecimiento, considera que España no cumplirá con el objetivo de estabilidad del 3% en 2024, al situarlo en el 3,3% del PIB. Eso se debe a que el gasto se está acelerando, de manera que se están desperdiciando los ingresos adicionales derivados de la inflación para reducir el déficit y la deuda. Así, el Gobierno ni deflacta para no subir los impuestos a los ciudadanos como consecuencia de la inflación, ni lo aprovecha para cuadrar las cuentas, ni reduce la deuda, que es una losa que se traducirá en más impuestos futuros para pagarla.
  • Sánchez no rectifica, pues la disminución de la deuda que algún mes se produce -como éste- no es real, sino por efecto estadístico del distinto decalaje entre amortizaciones y nueva financiación.
  • La tendencia, así, sigue siendo alcista -y así seguirá mientras siga habiendo déficit, pues la deuda no es más que el sumatorio de los distintos saldos presupuestarios de cada ejercicio- con la aportación de inestabilidad a la economía que ello supone, como también ha sucedido en el pasado 2022 y sucederá en 2023, pese al incremento extraordinario de recaudación motivado por la inflación, que ya se desacelera a pasos agigantados.
  • La deuda con esos más de 1,5 billones de euros, supone el 113,1% del PIB español sobre la estimación de crecimiento de PIB nominal del plan presupuestario 2023 que el Gobierno envió a la UE, aunque con la importante revisión del PIB por parte del INE se suavizará algo más, que es del 112,34% si se emplea el PIB agregado de los últimos cuatro trimestres publicado por el INE.
  • Aunque es obvio que el efecto del denominador derivado del crecimiento del PIB mitiga el cociente, como vemos, seguirá siendo muy elevado porcentualmente y, lo que es más preocupante, creciente en valores absolutos. La cifra de cierre prevista para 2023 por el propio Gobierno es del 113,87%.
  • Todo ello, nos lleva a que desde que gobierna Sánchez la deuda se ha incrementado en 400.812 millones de euros. Durante el primer año, aumentó en 38.688 millones, y al cabo cinco años de mandato el incremento es de 400.000 millones de euros, según las notas mensuales iniciales publicadas por el Banco de España sobre la deuda de las AAPP.
  • Así, si durante el primer año creció la deuda por persona en 828,03 euros, en los más de cuatro años de mandato de Sánchez la deuda por persona ha aumentado en más de 8.000 euros (8.291 euros, más de diez veces el incremento del primer año).
  • O visto de otra manera: en el primer año, la deuda se incrementaba a un ritmo de 105,99 millones de euros al día. Ahora, tras casi cinco años de Gobierno de Sánchez, la deuda crece 212,41 millones de euros cada día.
  • De esa forma, seguimos con un incremento exponencial del gasto, manteniéndonos en el furgón de cola de la recuperación de la UE, pese a la revisión extraordinaria al alza que ha realizado el INE, en un entorno económico complicado, de elevada inflación, siendo muy preocupante la subyacente -la mayor desde hace más de 30 años-, fuertes costes energéticos -que están propagando ese incremento de precios por toda la cadena de valor-, y un optimismo imprudente por parte del Gobierno en funciones. 
  • Es más, la mejora en las revisiones puede ser temporal de materializarse los innumerables riesgos que existen sobre la economía, donde la actividad del sector servicios disminuye y la de la industria cae con fuerza, desplomándose ambas sobre los registros del mismo período del año pasado.
  • Los ciudadanos necesitan que el Gobierno les aligere de cargas, como, por ejemplo, la deflactación del IRPF, y la bajada de impuestos, no que los endeuden más.

Es imprescindible, por tanto, reducir el gasto ineficiente, porque es el origen del problema y vuelve insostenible el mantenimiento de la estructura económica con semejante endeudamiento, y devolver a los ciudadanos la recaudación extra que el Gobierno está consiguiendo gracias a la inflación, que asfixia a los españoles, les hace perder poder adquisitivo y les impide llegar a fin de mes y poder competir, en el caso de las empresas, en los mercados.

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