THE OBJECTIVE
José Rosiñol

Destruir Israel

«Por mucho que Yolanda Díaz escurra el bulto, esto no va de crear un Estado palestino o de la libertad del pueblo palestino. Esto va de la existencia de Israel»

Opinión
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Destruir Israel

Ilustración de Alejandra Svriz.

Estamos ante un debate muy perverso, el grado de maldad bascula en función de la objetividad mostrada por cada participante, como vemos, nuestra izquierda, la que gobierna (por ahora en funciones) en nuestro país ha escogido jugar a la equidistancia que es situarse en la parte más siniestra del relato. Nada nos debería extrañar de quienes no saben situar a Cuba en los países no democráticos. En estas curiosidades de la vida patria nuestras siniestras señorías coinciden casi literalmente con el posicionamiento y las declaraciones de Nicolás Maduro. Menos mal que no soy mal pensado, si lo fuera, cuántas cosas podríamos concluir de nuestra izquierda populista y, por sumisa extensión, de nuestro Gobierno en funciones.

Intentar situar lo acaecido en Israel desde una situación política o sociopolítica, solo esconde una intencionalidad maliciosa que oculta el origen del problema. Vayamos por partes, Hamás es un grupo terrorista que se ha adueñado de la Franja de Gaza y somete a su población a un régimen dictatorial y teocrático. Los gazatíes, especialmente las mujeres, no tienen ningún derecho, ni libertades. Este grupo es un actor que se nutre y sigue las consignas de Irán. Entre los objetivos de Hamás y de la potencia persa está la destrucción de Israel. 

Es decir, no estamos ante un problema de negociación entre palestinos e israelíes, no estamos ante una cuestión confesional, estamos ante un problema existencial. Hasta hace una semana, esto de la existencia o no de Israel, la existencia de dos Estados o no, parecía que era un mero juego geopolítico con algunos episodios de violencia de mayor o menor intensidad. Lamentablemente este juego dialéctico se ha acabado. Por mucho que Yolanda Díaz clame al cielo de los marxistas, por mucho que escurra el bulto, por mucho que esconda su moralidad, esto no va de crear un Estado palestino o no. Esto no va de la libertad del pueblo palestino o no. Esto va de la existencia de Israel.

«Quienes secuestran a los palestinos son sus propios dirigentes, quienes exponen a sus hijos son los líderes de Hamás»

Pero ¿qué significa esto de estar ante un problema existencial? Lo hemos visto, las estructuras militares de Hamás cumplieron la orden de exterminar a cualquier israelí que se topasen por el camino, ya fuesen musulmanes, cristianos o judíos. La consigna fue la aniquilación y el terror, ensañándose con las mujeres y los niños. Esta barbarie más propia de la Edad Media es lo que significa estar ante un dilema existencial. ¿Alguien se imagina qué ocurriría si los dos principales grupos terroristas de Gaza y Líbano, actuando como proxis de otras potencias, lograsen doblegar al Ejército hebreo? ¿Se imaginan la masacre inimaginable que ello supondría? Todos los israelíes se enfrentarían al exterminio o al exilio. Este episodio es lo que ha destapado la cruda realidad a la que se enfrenta el Estado de Israel.

Golda Meir dijo: «Cuando llegue la paz, tal vez con el tiempo podamos perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos, pero nos resultará más difícil perdonarlos por habernos obligado a matar a sus hijos. La paz llegará cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que nos odien a nosotros». Y es que, ahora que nuestras siniestras señorías empezarán a sacar a colación la respuesta militar de Israel, habrá que recordarles que quienes secuestran a los palestinos son sus propios dirigentes, quienes exponen a sus hijos y poco les importan son los líderes de Hamas. La guerra es una aberración, pero más aberrante es dejar que la maldad se imponga. Imagino que los que ahora defienden al «pueblo palestino» y se quejarán de las consecuencias de la guerra, en la Segunda Guerra Mundial, hubiesen preferido mirar para otro lado y dejar que el fanatismo nacionalsocialista imperase. Hubiesen criticado las acciones militares de los Aliados. 

Imagino que ahora se podrá contextualizar la disyuntiva de Israel durante todos estos años. Más allá de las reiteradas guerras con todos sus vecinos, ¿cómo podría justificar la creación de otro Estado si, en un momento dado pudiese ser tomado por extremistas como los de Gaza? Si con una capacidad limitada han podido poner en jaque al Estado Hebreo, ¿qué no harían con toda la potencia de un Estado? Lamentablemente, negociar con quien te niega el pan y la sal, con quienes aspiran a tu desaparición, con quienes ejecutan, torturan y vejan a la población, es imposible. Naturalmente, ya espero la respuesta de nuestra izquierda tan bienintencionada como perversa, jugarán a la inversión de la moral, harán pasar por víctima al verdugo y al verdugo por víctima, justificarán la muerte y la tortura por no sé qué agravios, pero la verdad, la cruda realidad la hemos visto estos días y, lo que hay que evitar, es que solo sea un preludio de los que quieren destruir Israel y a todos sus habitantes.

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