THE OBJECTIVE
Francesc de Carreras

Con la soga al cuello

«El espectáculo en el Congreso fue una prueba más de que este Gobierno es un sueño imposible que va hacia el desastre y en el que sólo creen el PSOE y Sumar»

Opinión
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Con la soga al cuello

Ilustración de Alejandra Svriz.

El espectáculo de ayer en el Congreso fue delirante. Una prueba más de que este Gobierno es un sueño imposible que va hacia el desastre y en el que sólo creen el PSOE y Sumar, el señor Sánchez y la señora Díaz. Mientras al PSOE le traiciona Junts -aunque otros vendrán-, a Sumar le traiciona Podemos, su misma raíz. La debilidad del Gobierno es abrumadora. Así no podrá seguir, estamos ante un caso de manual. 

Un sistema parlamentario, como es nuestro caso, se basa en la relación de confianza entre una mayoría de la Cámara y el Gobierno. Si un partido obtiene en las elecciones mayoría absoluta este apoyo está garantizado (salvo que se divida este partido, como sucede a veces en el Parlamento británico). 

Pero si esta mayoría no se obtiene debe pactarse un bloque sólido entre partidos, es decir, llegar a acuerdos de legislatura entre fuerzas políticas que tengan un grado de homogeneidad suficiente. Esta homogeneidad se suele medir mediante un instrumento simple: averiguar si se comparten algunas ideas y objetivos sustanciales, al menos no tener entre ellos finalidades contradictorias

Pues bien, este no es el caso de los Gobiernos españoles desde la moción de censura que provocó la caída de Rajoy en 2018. El saltimbanqui Pedro Sánchez, desmintiéndose a sí mismo una y otra vez en cuestiones que afectan a valores fundamentales – no meros cambios de opinión -,  ha sorteado todos los obstáculos a costa de desgastarse como un político serio y confiable. 

El 23 de julio pasado, el PSOE tuvo un inesperado buen resultado. Hubo alegres brindis en Ferraz, entusiasmo desbordado. Pero quizás allí empezó su martirio. Prisionero de su idea de «gobierno progresista de izquierdas», con la que triunfó en las elecciones primarias de su partido en mayo de 2017, le ha sido muy difícil rectificar este rumbo. Quizás ese día de julio pasado empezó a cavar su tumba. Napoleón ganaba batallas muy difíciles ante el asombro de sus generales, parecía ser un genio de la estrategia militar. Pero le llegó Waterloo y el desplome fue inmediato. Todos le abandonaron.

«La famosa coalición Frankenstein de la que nos hablaba Alfredo Rubalcaba está mostrando su verdadero rostro»

Sánchez no es Napoleón, desde luego, pero los excesivos riesgos tienen, a la corta o a la larga, sus costes, a veces muy altos. Como él es un arriesgado quizás está empezando a pagarlos, ya asoman las canas en su pelo. La política tiene sus reglas y él no ha cumplido con casi ninguna, se las ha saltado olímpicamente. ¿Está llegando al límite? Se ha topado con Puigdemont, un tipo que se le parece pero es más listo, con menos ataduras, que le está estrujando, conduciéndolo a un espantoso ridículo. Es la horma de su zapato. 

También Podemos se está vengando de Yolanda Díaz. Una dificultad más para el Gobierno y no pequeña. Y después vendrán otros, que se cuiden sobre todo del PNV, especializado en traicionar a sus socios. La famosa coalición Frankenstein de la que nos hablaba Alfredo Rubalcaba está mostrando su verdadero rostro. 

Naturalmente, los ciudadanos son las víctimas de tanta frivolidad e ignorancia. Mientras funcionen las instituciones de control, especialmente los jueces, el sistema podrá, mal que bien, mantenerse. También es decisiva la autoridad del Rey, cada vez más respetado. 

«Junts ha obtenido una gran victoria política y no se va con los bolsillos vacíos. Le ha puesto a Sánchez la soga al cuello»

Pero hay peligros externos: si en Europa avanzan los populismos contrarios a la UE como entidad política y la quieren convertir en un simple mercado común económico, eliminando la unión monetaria, lo pasaremos mal. Ahí está Meloni con su reforma constitucional, está el nuevo Gobierno de Holanda, pueden seguirle Alemania y Francia si caen sus actuales ejecutivos. De los países fundadores solo quedarán Bélgica y Luxemburgo. Un porvenir inquietante. 

Hace una pocas semanas decíamos que Sánchez había empezado a recorrer la primera estación de su particular vía crucis. Ayer transitó por la segunda. Junts ha obtenido una gran victoria política y no se va con los bolsillos vacíos. Le ha puesto a Sánchez la soga al cuello. Feijóo exclamaba alarmado por la noche: «¿Pero esto qué es?». 

Pues es lo que hay.

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