THE OBJECTIVE
Javier Santacruz

Gases renovables, electrificación y reconversión industrial

«No queda otra que dar la batalla para construir un modelo lo más completo posible de reconversión industrial»

Opinión
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Gases renovables, electrificación y reconversión industrial

Aerogeneradores. | Wikipedia

La industria española pasa por un momento delicado, buscando la manera más factible de sobrevivir a medio plazo. En los últimos años, casi todos los esfuerzos de política económica se han perdido en discursos grandilocuentes refiriéndose al objetivo europeo de que la industria pese al menos el 20% del PIB y, al mismo tiempo, poner parches cada vez más costosos para minimizar el impacto del cierre de empresas con ayudas económicas directas como los pagos a través del sistema eléctrico para los grandes consumidores de energía o indirectas a través de la Seguridad Social (prejubilaciones, bajas incentivadas, jubilaciones anticipadas…), entre otras.

De esta forma, hasta 2021 se mantuvo con un cierto control de las autoridades lo que era un proceso ya alarmante de deterioro de la industria. Pero vino el estrangulamiento de las principales rutas comerciales globales trayendo escasez de suministros intermedios vitales y, poco tiempo después, la inflación, para que emergiera definitivamente el problema. El coste de la energía tanto eléctrica como térmica hizo imposible que una buena parte de las industrias pudieran funcionar, teniendo que recurrir a ERTEs, EREs o, directamente, al cierre.

Casi tres años después del inicio de la crisis energética, la bajada que los productos energéticos han tenido (gas, combustible y electricidad) ha provocado que se deje de hablar o que se hable muy poco de un asunto tan importante como la crisis industrial. Por parte de la Comisión Europea y del Gobierno español se insiste en que la industria tiene dos caminos de recorrer: por un lado, electrificar su demanda de energía para reducir emisiones de gases de efecto invernadero y, por otro lado, invertir en innovación con el apoyo de los fondos del Plan de Recuperación, del suplemento RePowerEU y de la financiación «verde» que están concediendo las instituciones financieras y monetarias.

Ambos objetivos son muy importantes, pero no son suficientes. La industria española es muy heterogénea, de un tamaño medio más reducido que la media UE, dispersa en el territorio y con problemáticas muy diferentes y concretas. Es necesario ser más creativos para implementar bottom-up un plan de reestructuración del negocio industrial y que de él salgan unas cuentas de resultados más saneadas y con capacidad de autofinanciación a medio plazo para seguir invirtiendo. Pero para evitar discursos irreales o incluso vacíos (no hay más que ver algunas discusiones que se produjeron en el último foro de la CEOE y el Club Español de la Energía) no hay más que tomar un ejemplo actual como caso de estudio: la disyuntiva de ArcelorMittal entre España y Francia.

ArcelorMittal es el paradigma del problema de competitividad de la industria española frente a la europea por causa del coste de la energía. No es un problema de acceso a las fuentes de financiación (la compañía tiene firmada una ayuda de 450 millones de euros para una inversión de 1.000 millones en Gijón) o, dicho de otra forma, no es un problema del balance hoy. Es un problema de la cuenta de resultados, es decir, del flujo de ingresos y gastos que tanto la planta en sí como las nuevas inversiones irá generando a lo largo del tiempo. 

«Articular todas estas piezas es lo que nos permitirá conseguir la reconversión de la industria para no vivir continuamente en el ‘día de la marmota’»

Si no hay una perspectiva razonable de rentabilidad a largo plazo, por mucho que se quiera subvencionar, por mucho PERTE o incluso por mucho esfuerzo de la propia administración asturiana, no será suficiente para decantar la balanza hacia el lado de la permanencia de la planta. ¿Y cuál es el principal problema en la cuenta de resultados? El coste de la energía. Tampoco es suficiente si se reforzara el modelo tradicional de subsidio encubierto a la industria electro intensiva vía costes regulados del sistema eléctrico. No consigue reducir un diferencial tan enorme en coste por MWh eléctrico como el que hay entre lo que el mercado le puede ofrecer a ArcelorMittal en España (en torno a 60€/MWh) y lo que le ofrece Francia (25€/MWh).

Pero no sólo importa el coste de la energía sino también la estabilidad del suministro. Aquí hay una enorme diferencia favorable hacia Francia. La nueva planta de Dunkerque cuenta con un contrato a largo plazo de electricidad procedente de la energía nuclear con el Estado francés, mientras que en España los PPAs (contratos a largo plazo de energía) cuentan con una elevada incertidumbre y escasez de liquidez (y, por tanto, riesgo de contrapartida) que dificultan tener la certidumbre necesaria en el suministro tanto de electricidad como de gas.

Por consiguiente, no queda otra que dar la batalla para construir un modelo lo más completo posible de reconversión industrial. Para ello es necesario abordar las dos dimensiones del consumo energético: eléctrico y térmico. En el caso eléctrico, la sustitución de hornos térmicos por hornos eléctricos lleva pareja la necesidad de más renovables pero con el mayor grado de gestión posible (capacidad de almacenamiento asociada a parques eólicos, fotovoltaicos, hidroeléctrica, aprovechamiento de cubiertas y terrenos industriales próximos en colaboración con el resto de industriales, muchos de ellos, pequeños), redes con capacidad suficiente de evacuación y un mercado de contratos a largo plazo de electricidad más líquido (habrá que ver cómo en los próximos meses se pone en marcha la figura del CfD contemplada en la reforma del mercado eléctrico europeo).

Y, en el caso térmico, la clave está en la sustitución del gas natural por gases renovables, en una entente entre el biogás y el hidrógeno renovable. Obviamente exige una garantía de suministro local a precios estables y competitivos. No hay más que juntar piezas del puzle. Del tratamiento de residuos, lodos, compostajes, biomasa de origen agrario y forestal. Establecer estas coordenadas que son compatibles y necesarias con la electrificación es en lo que incide una iniciativa no legislativa recientemente presentada por el Grupo Popular en el Parlamento de Andalucía sobre la cogeneración. Articular todas estas piezas es lo que nos permitirá conseguir la reconversión de la industria para no vivir continuamente en el «día de la marmota» con respecto al futuro de la industria en España.

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