THE OBJECTIVE
Ignacio Vidal-Folch

El fin de los buenos tiempos

«Quizá la guerra de Ucrania anuncia una nueva era europea: una era en la que cada país tendrá que ser más autosuficiente en términos energéticos y militares»

Opinión
3 comentarios
El fin de los buenos tiempos

Ilustración de Alejandra Svriz.

Que el comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas alemanas sostenga una conversación sin cifrar con varios altos cargos militares sobre la conveniencia de entregar a Ucrania misiles de largo alcance (que puedan golpear a Rusia en la retaguardia), y que esa charla sea intervenida por el espionaje ruso y publicada como prueba clamorosa de la tesis del Kremlin, según la cual la guerra en marcha es un conflicto entre la OTAN y Rusia en el que Ucrania «sólo» aporta el campo de batalla y la carne de cañón, ¿qué significa? ¿No es un signo de puerilidad e inoperancia europeas, por lo menos en cuanto a su poder bélico? 

Una Europa unida bajo la égida de Berlín, y expandida hacia el Este, fue desde el principio el proyecto imperialista de Hitler. Para el nacionalismo ruso, Europa no es más que un conjunto de provincias de Alemania, un cuarto Reich con modales democráticos, que, igual que el Tercer Reich, trata de someter a Rusia mediante la absorción de Ucrania, después de destruir Yugoslavia, como una cuña decisiva en su territorio de influencia. De ahí que su propaganda acuse a Zelenski y sus fuerzas de «nazis»: la guerra de Ucrania se presenta a su público como un episodio tardío (y una victoria tardía, pero inevitable) de la Gran Guerra Patria.   

Que el presidente francés diga en público que «no hay que descartar» el envío de soldados de la comunidad europea al frente de guerra, y sea de inmediato desmentido por otros líderes europeos, ¿no es otro signo de desconcierto y de falta de rigor generalizado? Estamos aquí como en un hormiguero pisoteado. ¿Cómo se le ocurre al señor Macron insinuar una bravata tan inverosímil, cuando Francia precisamente se repliega de varios países africanos en los que su paternalismo civilizatorio ya no es bienvenido? Misterio. 

«¿Qué hacer, y hasta dónde reaccionar ante un ‘serial killer’ con bombas atómicas?»

Pocas bromas. Antes de que el primer joven francés se tuviera que vestir el uniforme de combate y cubrir con el casco de acero, el presidente Macron se vería empalado en la punta del obelisco de la Place de la Concorde.  

En las cancillerías europeas deben de cundir el estupor y los temblores. ¿Qué hacer, y hasta dónde reaccionar ante un serial killer con bombas atómicas? La guerra de Ucrania es hasta ahora infructuosa, y un factor de empobrecimiento disolvente de la UE. Si además en noviembre próximo Donald Trump, que ya alcanzó la presidencia en el 2017 gracias, en parte, a la ayuda en campaña que recibió de su amigo Putin, logra volver a la Casa Blanca (eventualidad no descartable en absoluto), el apoyo de Estados Unidos a Kiev peligra seriamente y el sostenimiento del frente de combate dependerá exclusivamente de la UE. Recordemos que durante su presidencia Donald no se implicó en ninguna guerra.

Esta semana un misil ruso casi elimina a Zelenski y al primer ministro griego Mitsotakis, de visita en Odesa. En la prensa europea empiezan a leerse análisis críticos con aquel y con la actitud europea en una guerra de improbable victoria, y que tímidamente postulan una solución de compromiso. 

Quizá este asunto endemoniado anuncia una nueva era europea: una era en que cada país tendrá que ser más realista y riguroso, y por supuesto más autosuficiente en términos energéticos —como Suiza, como Japón— y militares. Una era nuclear. El fin de los buenos tiempos.  

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D