Reyes sin cetro
«En la política, en el amor, en las gradas del Arcángel y en la vida, está bien saber para qué has sido llamado»
Una corona y un cetro. | Europa Press
Ni escribir un libro, ni plantar un árbol, ni tener un hijo; bastaría con bajar la tapa del wáter, pasar al fondo del autobús y leer algo más que el titular y los destacados de una noticia. Es la expectativa, y no el oxígeno, lo que nos mantiene vivos. El presente es un barco que se ancla en la profundidad del mañana.
Yo auguraba grandes cosas para mí, pero me he convertido en un estibador. Siento que las palabras son una pesada carga que hay que llevar de un lado a otro. De la cabeza al papel, de los despachos a los micrófonos, del corazón a otros corazones. Así que habito en el puerto cargando sacos a mi espalda.
Cuando termino mi trabajo, bebo en los bares. No tengo reparos en hacerlo solo. La conversación es un ejercicio en demasiada estima y, sinceramente, no es para tanto. Una vez bebí Hennessy. Despacio. Como se beben las cosas caras; no por el placer, sino por la culpa.
A veces, dejaré abierta la puerta de la política en esta columna. Nadie me lo ha pedido, es pura necesidad intelectual. Necesidad del pensamiento, mejor; tampoco quiero demasiadas exigencias.
El PSOE de Andalucía ha creado una cosa llamada Gobierno Alternativo de Andalucía y tiene un logo que ya lo querrían para sí Viva Suecia como portada de alguno de sus discos. Se trata de un grupo de expertos afines que opinan sobre las cosas que hace el gobierno de la Junta de Andalucía, el que encabeza Juanma Moreno, el de la mayoría absoluta.
A veces las expectativas nos obligan a estas cosas, a disfrazar la realidad, como el siniestro Jean-Claude Romand de El adversario, como ese señor gris que se hizo llamar El Mago de Oz, como Milli Vanilli recogiendo un premio Grammy, como Verónica Pérez asediada por los micrófonos diciendo: «La única autoridad en el PSOE soy yo».
«Erigirse gobierno cuando los votos apenas te han dado para liderar la oposición es, cuando menos, un recurso florido»
No es hacer, es decir que hemos hecho. El PSOE, con muchas luces y algunas sombras, gobernó cuarenta años en Andalucía. También a lo de Nirvana le llamaban rock alternativo cuando publicaban sus discos con Universal Music. Erigirse gobierno cuando los votos apenas te han dado para liderar la oposición es, cuando menos, un recurso florido. Lo digo como novio alternativo de Sydney Sweeney y premio Nobel de literatura, también en grado variable.
A las expectativas, como a los negronis baratos, las carga el diablo. Cuando en tu vaso se mezclen al menos dos alcoholes, mejor que hayas pagado más de diez euros por él. De lo contrario, tiembla por tus noches y sus impredecibles amaneceres.
Es difícil encontrar nuestro sitio. He tomado decisiones seguro, pero jamás convencido. Soy como un niño que para pegarle fuerte al balón cierra los ojos. En la política, en el amor, en las gradas del Arcángel y en la vida, está bien saber para qué has sido llamado. Si eres un candidato de transición, si eres un alivio genital, si eres un espectador entusiasta o si eres el amigo que pide chupitos cuando todos se quieren ir ya.
A mí, buscadme en una conga. No hay nada más complejo que encontrar la sencillez. Se llega más alto arrancando desde lo más hondo. Mis mejores días siempre empezaron mal. Cuando quiero subir, empiezo cavando. Las expectativas deben ser razonables y pausadas porque, si no, luego pasa lo que pasa: que terminamos creyéndonos nuestras propias ilusiones y nos coronamos reyes sin cetro, sin corona y sin esperanza.
