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Sánchez prepara los fastos finales de 2021 y el segundo aniversario de su investidura

Moncloa prepara una ‘coronación’ para el presidente el próximo martes en el Senado, el día de la aprobación de los Presupuestos y su última sesión de control del año

Sánchez prepara los fastos finales de 2021 y el segundo aniversario de su investidura

Las piezas encajan y proyectan la imagen de final de año tan ansiada por el Gobierno de Pedro Sánchez. Tras casi dos años de pandemia, la debacle del PSOE en Madrid, la crisis de Gobierno y la configuración de una nueva etapa en el PSOE, el presidente del Gobierno atisba con optimismo el horizonte que se abre desde el momento presente hasta los dos años que restan de legislatura, con la convicción de que «sólo hemos llegado al ecuador». La efémeride de su investidura se cumplirá a principios de enero, para lo cual ha convocado un Comité federal del PSOE el 7 de enero, un día después de la Fiesta de la Epifanía y la llegada de los Reyes Magos, para abrir el curso político vendiendo las glorias de su mandato. 

Algunos de esos logros, a punto de materializarse, motivan la nueva campaña de marqueting gubernamental, con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, la reforma laboral y la Ley de Vivienda en las próximas dos semanas. Varios proyectos que convergen en el mismo final del año parlamentario con la intención de coronar 2021 con el cumplimiento de los compromisos ante Bruselas, que le servirán para un lustroso balance de año el día 29 de diciembre en el Palacio de la Moncloa. 

Ovación pactada en el Senado

Pero la primera cita marcada en rojo en el calendario será el próximo martes 21 de diciembre, día en que se aprobarán los presupuestos en el Senado, rechazando todas las enmiendas presentadas y permitiendo, por segundo año consecutivo, «el hito histórico» según Moncloa de lograr que las cuentas públicas se aprueben sin necesidad de volver al Congreso rechazando el veto del Senado. Según las fuentes de Moncloa consultadas por THE OBJECTIVE, los pronósticos se cumplieron y las amenazas de PNV y ERC,  que nunca generaron inquietud en Moncloa, quedaron nuevamente en nada. 

Pero el martes se cumplirá un doble hito. A la aprobación de los Presupuestos se le sumará la ultima sesión de control del año en el Senado, por exigencia de un PP «que no se ha dado cuenta de lo que nos pone en bandeja», explican desde el Gobierno deleitándose con la preparación de la ovación que la bancada socialista y gubernamental en pleno, con todos los ministros en el banco azul, dedicarán a Pedro Sánchez antes del pleno de control en una auténtica exhibición de su fuerza parlamentaria. 

Doble dosis de propaganda con la que el Ejecutivo hace de la necesidad virtud y de las exigencias de la oposición del PP, una oportunidad para desplegar su marqueting gubernamental. La máquina propagandística socialista es casi imbatible y no se achanta ante las críticas de utilización de la infraestructura gubernamental en su propio beneficio. No en vano, este es el primer Gobierno condenado por la utilización de Moncloa en campaña electoral, tanto el presidente Sánchez como su ex portavoz y futura embajadora en el Vaticano, Isabel Celaá, y el único Gobierno que no ha tenido que responder a una cascada de preguntas sobre el particular. De hecho, ni siquiera a una. 

Quizás por eso en Moncloa estén tranquilos. Son conscientes de que «éste es un Gobierno con pocos escaños y mucha fuerza», que la «debilidad del PP es absoluta y cada vez mayor» en sus encuestas internas y que, cumplidos los tres compromisos con Europa, -presupuestos, pensiones y reforma laboral-, «quedan dos años de legislatura que nos permitirán consolidar la recuperación económica con la llegada de los fondos europeos».

Elecciones en enero de 2024

Por eso, el plan principal con el que se trabaja en Moncloa no es el adelanto electoral sino el retraso: enero de 2024, después de la presidencia rotatoria de la Unión Europea que «no dará un sólo voto pero le permite al presidente moverse donde le gusta», en la sucesión de focos, photocalls y sonrisas de Bruselas, donde hay formatos limitados de preguntas y donde intercambia empatía con sus homólogos europeos y consigue olvidarse de la crispación del Parlamento nacional. Por eso tampoco hay fecha para el Debate del Estado de la Nación. La tradición parlamentaria acostumbraba para el mes de mayo, pero Sánchez no es hombre de convenciones ni de protocolos, salvo que le beneficien. 

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