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Ponsatí retrata a Junqueras como un cobarde: se ponía «enfermo» en momentos clave

La ahora eurodiputada se muestra muy crítica en su nuevo libro con sus compañeros en el Ejecutivo por no querer llegar hasta las últimas consecuencias

Ponsatí retrata a Junqueras como un cobarde: se ponía «enfermo» en momentos clave

Carles Puigdemont y Clara Ponsatí | Twitter

Clara Ponsatí, la exconsejera de Educación fugada de la justicia española, ha vuelto a cargar las tintas contra sus antiguos compañeros en el Gobierno de la Generalitat. Esta vez, en negro sobre blanco. La ahora eurodiputada de JxCat ha publicado su nuevo libro, titulado Molts i ningú, (Muchos y nadie, en castellano), de la editorial Campana, en el que acusa al líder de ERC y entonces vicepresidente del Ejecutivo catalán, Oriol Junqueras, de cobardía en los momentos clave de 2017, cuando se consumó el plan ilegal para lograr la independencia de Cataluña.

Ponsatí tira de ironía para señalar las reveladoras ausencias de Oriol Junqueras en fechas importantes, como fue la reunión de los miembros del Govern tras la declaración de independencia del 27 de octubre de 2017: «Los consejeros teníamos clarísimo que no estábamos ahí para firmar los decretos de la nueva república. Yo también lo tenía clarísimo. Entonces ya sabía que no había ningún plan para hacer nada. El vicepresidente Junqueras ni siquiera vino. El consejero de Justicia, Carles Mundó, tampoco. Marta Rovira explicó que Oriol [Junqueras] no vendría porque estaba enfermo. No se encontraba bien. Ya puede ser: el día que firmamos la ley de referéndum nos tuvo esperando mucho rato porque tampoco se encontraba bien».

De acuerdo con su relato, en la votación secreta sobre la suspensión de la primera declaración de independencia, del 10 de octubre, Junqueras no votó. En la reunión del día previo le exhortó a explicar lo que pensaba («Oriol, no sabemos qué piensas tú»), a lo que él contestó: «Lo saben todos». La entonces titular de Educación le contestó que ella no, pero concluye: «Aquí se terminó la conversación».

«La corte» de Junqueras

Ponsatí añade que, finalmente, al término de la reunión de ese 27 de octubre de 2017 apareció el entonces vicepresident «acompañado de toda su corte», con «Sergi Sol incluido». «Eran unos cuantos, cuatro o cinco, todo hombres. Me miraban con curiosidad. Quizás con aquel primer vistazo tuvieron suficiente para medirme los pechos. Bromas a parte, no recuerdo si era Lluís Salvador que quería una consejera de Educación con unas buenas mamellas».

No es la primera vez que se acusa a Junqueras de falta de opiniones y de liderazgo en todos los hitos del plan rupturista de los sucesivos gobiernos de la Generalitat. En 2014, fue el entonces presidente Artur Mas quien lideró la primera consulta ciudadana sobre la secesión. En aquel momento, Junqueras quedó relegado a un segundo plano al aparecer como responsable de una de las mesas electorales. Es decir, en una función que desempeñaron miles de ciudadanos más. En cambio, una de las imágenes más célebres de esa jornada fue el abrazo entre Mas y el entonces líder de la CUP, David Fernández, cuya formación apretó para la celebración de dicha consulta mientras Junqueras se lo miraba desde la barrera.

En la misma línea, y según han publicado varios de los cabecillas del procés, en los momentos más críticos del otoño caliente de 2017 era muy difícil saber qué opinaba Junqueras. Le acusan de dejar solo a Carles Puigdemont ante la difícil decisión de declarar la independencia o, tal y como le pidieron personalidades como el exconsejero Santi Vila o el lehendakari Íñigo Urkullu, convocar elecciones. Los vascos querían evitar a toda costa la intervención de la autonomía catalana mediante el artículo 155 de la Constitución ya que, a su juicio, abría un peligroso precedente que en el futuro podría afectar a otras comunidades autónomas.

«Iban de farol»

Por contra, la secretaria de organización de ERC, Marta Rovira, fue una de las que más apretó para llegar hasta el final pese al silencio de su líder. Por esta razón, causó estupor que una de las que más abogó por proclamar la independencia se fugara a Suiza para evitar ser juzgada por la causa del procés. Con el tiempo, Rovira ha moderado sus posiciones y en el libro que escribió conjuntamente con Junqueras admiten que «el 50% de los votos no bastan» para independizarse unilateralmente.

Las relaciones entre los exconsejeros fugados de la justicia española y los que afrontaron el proceso judicial en el Tribunal Supremo hace tiempo que no pasan por su mejor momento. Ponsatí es del sector que opina que los indultos del Gobierno a los condenados por sedición neutraliza la causa que los «exiliados» lideran ante la justicia europea contra el Estado español. La ahora eurodiputada, además, ya sostuvo tras su huida de España que todo menos ella «iban de farol» con el procés. A este respecto, se sigue mostrando muy crítica con la pasividad de los nuevos dirigentes catalanes de posponer sine die una nueva confrontación con el Estado cuando hay «represión» y «exiliados».

Estado «dispuesto a matar»

En su obra, la dirigente nacionalista -que abandonó Escocia para instalarse en Waterloo sin avisar a las autoridades británicas-, explica que fue la única que votó en contra de suspender la primera declaración de independencia del 10 de octubre. Más pronto que tarde, confiesa, se la «cayó la venda de los ojos» y constató que el resto de miembros del Govern no estaban dispuestos a asumir riesgos.

Ponsatí presentó su libro este jueves e insistió en la idea de llevar el pulso contra el Estado hasta las últimas consecuencias: «El Estado, si es necesario, utiliza la violencia tanto como lo necesite. ¿Esto significa que estarían dispuestos a matar? Estoy convencida». En la presentación de Barcelona, en la que la exconsejera intervenía por streaming desde Bélgica, no asistió ningún representante político.

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