Andalucía es la comunidad donde más agua se desperdicia por fugas y averías

En España se pierde un 15% del agua suministrada por las redes públicas de abastecimiento, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondientes al año 2020. En total, las pérdidas reales por fugas, roturas y averías se estimaron en 652 hm3, mientras que las aparentes, que corresponden a errores de medida, fraudes y consumos autorizados no medidos, fueron de 413 hm3. Por habitante, las pérdidas reales alcanzaron los 38 litros diarios y las aparentes, los 24 litros. 

Una situación que se debe principalmente al estado de las infraestructuras y que varía dependiendo de la comunidad autónoma y de la ciudad. Así, en cifras totales, Andalucía fue la comunidad donde más agua se perdió de esta forma en el año 2020. Le siguen Cataluña, la Comunidad Valenciana y Canarias. 

Parece lógico que las mayores pérdidas en términos de volumen total se correspondan con las comunidades con mayor población, pero hay excepciones, como la Comunidad de Madrid o el País Vasco, que se encuentran a la cola y donde la diferencia es muy elevada en comparación con las primeras de la lista. 

Sin embargo, si se miran las pérdidas por habitante y día en lugar de los volúmenes totales, la lista deja de estar encabezada por las grandes comunidades y pasan a destacar otras como La Rioja, Cantabria, Aragón y Navarra.

Los expertos estiman mayores pérdidas

Las cifras del INE están calculadas con los datos aportados por municipios, en su gran mayoría, de 20.000 habitantes, por lo que falta información de una importante cantidad de localidades. Por eso, los expertos calculan que el porcentaje de pérdidas podría ser mayor, según explica a THE OBJECTIVE Luis Babiano, gerente de la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (Aeopas). 

«Las pocas contestaciones que se reciben no son representativas de todo el estrato poblacional y habitualmente pertenecen a los municipios pequeños que están más avanzados, arrojando, por tanto, resultados excesivamente buenos en este estrato de menos de 20.000 habitantes», señala Babiano. 

Un pensamiento que refuerzan las auditorías independientes hechas por algunas comunidades y provincias. Por ejemplo, en una auditoría realizada a ayuntamientos de Galicia se demostró que perdían de media casi un 40% del agua. 

La Diputación de Málaga también decidió analizar los datos en 2022 y los resultados son «demoledores», afirma Babiano. En los 51 municipios se detectaron fugas de entre el 20% y el 50%, según los técnicos, aunque en algunos de ellos incluso se superaba esta cifra. 

La antigüedad de las infraestructuras, la principal causa 

«Las pérdidas de agua en las ciudades se producen en gran parte por la antigüedad de las redes de distribución, a causa de fugas, roturas y averías. Actualmente un 26% de las redes de abastecimiento tienen más de 40 años», explica a este periódico Jordi Prats, ingeniero de la empresa Segula Technologies que trabaja en el programa Atara, centrado en el desarrollo de herramientas de modelización digital de masas de agua para gestionar mejor este recurso. Apunta también que el porcentaje de renovación está muy por debajo del recomendado. Actualmente se sitúa en el 0,25%, mientras que la recomendación es del 2% anual. 

Hay además otros factores, explica Prats, «como el tipo de suelo, el peso y el esfuerzo que soportan las tuberías, la presión del agua y el material del que están hechas». A lo que se suma, según apunta Babiano, motivos como «los usos fraudulentos para rellenar piscinas o depósitos para riego», que suelen aparecer como pérdidas aparentes o no contabilizadas. 

El mantenimiento de la red debería ser prioritario 

La pérdida de agua en la red de suministro no es algo nuevo, pero es cierto que preocupa especialmente en épocas como la actual, en la que una sequía de larga duración ha puesto el foco en la escasez de agua y la necesidad de gestionarla adecuadamente. 

Aunque reconocen que «un cierto nivel de pérdidas siempre existirá», según apunta Prats, tanto él como Babiano insisten en que la mejora y el mantenimiento de las infraestructuras y de la eficiencia de la gestión del agua son imprescindibles para acabar con esta situación. 

«La necesidad de inversión en infraestructuras de agua, sobre todo para la mejora de la eficiencia de la gestión y la calidad del agua y saneamiento, es algo indiscutible y que viene reclamándose desde muchas instancias de forma reiterada desde hace bastante tiempo», dice Babiano, que habla de «una necesidad inaplazable» de pequeñas y medianas inversiones. 

Señala que las medidas aplicadas por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para mejorar el abastecimiento y reducir las pérdidas en municipios pequeños y medianos son positivas, pero considera que deben «consolidarse y reforzarse frente a la inercia del pasado». «Tenemos que tener claro que la mayoría de las inversiones en agua tendrán que salir de tarifas y/o presupuestos de las administraciones, porque realmente la dotación de este fondo es totalmente insuficiente», concluye. 

Prats, por su parte, señala que «dado el bajo nivel de renovación de las redes de suministro, parece claro que hay que hacer un esfuerzo importante para actualizarlas. Sin embargo, estos trabajos van normalmente a cargo de las entidades locales, que a menudo no tienen la capacidad financiera de emprender trabajos de tal magnitud». 

Por otra parte, insiste en la necesidad de controlar el ciclo del agua y tener «una mejor contabilidad de los usos para poder contabilizar mejor cuánta agua falta e intentar identificar por donde se pierde». Para ello, explica, «se está dando un gran empuje a la digitalización del ciclo del agua» con el uso de sensores y técnicas avanzadas de análisis de datos para detectar irregularidades y fugas.