El rechazo 'light' de Sumar al gasto militar: ministros callados y crítica entregada a Errejón

La partida de 1.130 millones de euros aprobada por el Gobierno el pasado martes para gasto militar ha incomodado a Sumar. El partido de Yolanda Díaz no está cómodo porque el Ministerio de Defensa, liderado por Margarita Robles, ha aprobado dicho gasto con un acuerdo marco, es decir, una partida presupuestaria que se concretará más adelante, en la que se desconoce, por ejemplo, si el grueso del dinero irá para chalecos antibalas o misiles. No está cómodo porque los miembros del partido tuvieron que acatar la decisión de Pedro Sánchez, aun protestando, según versión oficial. Y sobre todo, no está cómodo porque sabe que Podemos centrará su campaña de las europeas en la crítica a la «militarización». De tal manera que los de Yolanda Díaz amagan con una protesta light contra el Ejecutivo del que forman parte, pero con el portavoz parlamentario Íñigo Errejón de voz cantante, y de momento, ningún ministro involucrado directamente.

«Van a tragar». Así de contundentes, por ejemplo, se muestran los miembros de Podemos, para comentar la postura de sus exaliados. El problema es que en Sumar conviven muchas almas, y sobre todo, la de Izquierda Unida no quiere perder de vista el impulso pacifista. Díaz sabe que hablar de guerra y rearme solo puede conllevar problemas para su electorado. De ahí que las fuentes consultadas en su espacio político explican que la ministra y sus estrategas están dibujando un plan para desmarcarse del PSOE, tanto en el asunto militar como en el de la vivienda. Estos son los dos ejes elegidos para ganar a Podemos en los próximos comicios europeos. «Hay que mantener tensión allí», sugieren.

Podemos, al fin y al cabo, empleaba una fórmula parecida. Los morados también tragaron con algunos aumentos del gasto militar. Aunque es cierto que con las primeras remesas de armas y tanques a Ucrania, los de Pablo Iglesias e Irene Montero llevaron el choque hasta el Congreso: votaron en contra del Gobierno, despertando la ira de Pedro Sánchez y de Yolanda Díaz, que aconsejó al presidente del Gobierno entregarle todos los poderes a su disposición (sobre todo, mediáticos) para aniquilar al partido morado. El resto es historia.

Errejón quiere «luz y taquígrafo»

El jueves, desde el Congreso de los Diputados, Errejón exigió al PSOE abordar el asunto del aumento del gasto militar en la Cámara Baja. Hace falta analizar esta política con «luz y taquígrafo», dijo el portavoz. Y no aprobarlo por la «puerta de atrás». El día anterior, los portavoces de Sumar se habían esforzado por explicar a los medios de comunicación que ellos manifestaron sus reticencias en las reuniones previas a la aprobación del gasto. Y que protestaron también en el Consejo de Ministros. Pero lo cierto es que acabaron acatando la decisión. Nadie se salió de la reunión o puso en cuestión el apoyo a Sánchez.

El martes, después del Consejo, la ministra de Sanidad, Mónica García, de cuota Más Madrid, compareció con la portavoz Pilar Alegría, quien anunció dicho gasto. García no se levantó ni se fue. Permaneció sentada, y es más, poco después, dijo: «España está en un coste de defensa inferior, no me sé exactamente los datos, pero en relación con otros países, son bajos. Siempre están ahí en el Presupuesto, es innegable». Pablo Iglesias tardó pocos minutos en reprochar a García su postura. A la vez que en Sumar entendieron que deben alejarse de los socialistas, si no quieren frenar la artillería de Podemos a menos de cinco días de las elecciones vascas donde, tal y como publicó este diario, los morados sueñan con una remontada.

Frenar la artillería de Podemos

«Le dijimos que para frenar las guerras lo mejor no es participar de las escaladas militaristas y belicistas, que siempre acaban mal», lanzó Errejón el jueves. «Vamos a ser firmes siempre fuera y dentro (…) Esta no son las prioridades en España y si, en todo caso, alguien quiere multiplicar el gasto en España para la industria bélica merece un debate con luz y taquígrafos. Esto se tiene que discutir no por procedimientos de urgencia y por la puerta de atrás, sino donde se tienen que discutir las cosas, en el Congreso», remarcó.

Sumar filtró, además, sus dudas sobre la legalidad de la medida. El partido de Díaz manifestó su «disconformidad» al socio socialista, y presentó una serie de «alegaciones coordinadas por la Vicepresidencia segunda que lidera Yolanda Díaz», recogió la agencia Europa Press. Díaz sostiene que Robles no puede usar los «créditos extraordinarios» para subir este presupuesto. Ni puede usar los Fondos de Contingencia del Estado, que se destinan para hacer frente durante el ejercicio presupuestario a necesidades inaplazables y de carácter no discrecional.

Se trata de partidas presupuestaria que habitualmente se emplean para cubrir gastos no previstos como desastres naturales, elecciones anticipadas o crisis sanitarias. Pero cabe recordar que en julio de 2022, el Ejecutivo de Sánchez ya activó 1.000 millones de euros de estos fondos para los gastos extraordinarios el Ejército tras la invasión rusa de Ucrania. Entonces, al igual que ahora, Yolanda Díaz era vicepresidenta segunda del Gobierno. Pero mientras que en 2022 el Ejecutivo marchaba compacto hacia unas elecciones generales que se preveían para el año siguiente, ahora Díaz necesita afilar su relato de cara a una campaña europea que puede convertirse en un vía crucis para la política gallega.

El Gobierno ha centrado su actividad en la negociación con los nacionalistas y se ve sacudido por los escándalos de corrupción. La agenda gubernamental está literalmente paralizada, y Díaz sólo puede justificar su presencia en el Ejecutivo si recupera pronto esa agenda legislativa. Sin ella, puede extender su fracaso electora al País Vasco, Cataluña y tal vez el Parlamento Europeo. Con Podemos que, mientras tanto, insiste en su operación de desgaste desde la izquierda, en este caso criticando el gasto militar que Díaz y sus ministros aprobaron en el consejo.