Piden 10 años de cárcel para cuatro hombres que torturaron a una anciana para robarle

Cuatro amigos recibieron un soplo: la señora Úrsula guarda mucho dinero en efectivo en su domicilio. Los jóvenes decidieron acudir al domicilio de la anciana en El Carpio de Tajo, una pequeña localidad de Toledo. Para conseguirlo la engañaron y, una vez en la vivienda, la amordazaron, la golpearon y la amenazaron. Pero el botín fue mucho menor de lo previsto. En la huida fueron sorprendidos por la Guardia Civil. La Fiscalía pide para ellos un total de 10 años por delitos de robo con violencia en casa habitada, lesiones y detención ilegal. El juicio comienza este miércoles en la Audiencia Provincial de Toledo.

Los hechos tuvieron lugar en abril de 2021. Los acusados llevan en prisión preventiva un año y 10 meses. La acusación sostiene que los integrantes del grupo actuaron «de mutuo acuerdo y de forma coordinada» y que tenía la intención de «obtener un ilícito beneficio». Algo que rechaza Alfredo Arrien, miembro de Paredes & Asociados y abogado de uno de los cuatro jóvenes, para el que pide la absolución.

«Solo estaba de paquete en el vehículo. No tenía dominio de la solución ni sabía a dónde ni a qué iba. Dos compañeros entraron en la vivienda y la mujer los reconoció. El otro era el conductor y, por tanto, quien debía facilitar la huida», insiste Arrien. El letrado cree que será clave el concierto de los cuatro acusados, lo que debe determinar si todos eran conocedores de los hechos que iban a producirse.

Inicio del juicio

Arrien está convencido de que su cliente puede librarse de la cárcel. Incluso que podría solicitar una indemnización por permanecer en prisión preventiva desde que tuvo lugar el robo, ya que su actuación no fue determinante. La Fiscalía, en cambio, defiende que todos sabían lo que hacían. El juicio, que se divide en dos sesiones, comienza este miércoles en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Toledo.

Los jóvenes se dirigieron a la casa de Úrsula, de 76 años, sobre las 14.30 horas del 20 de abril de 2021. Aparcaron el coche en una calle cercana a la vivienda de la anciana. Dos de los cuatro ocupantes salieron del vehículo y, haciéndose pasar por amigos del nieto de la víctima, se ganaron su confianza. Le dijeron que iban por huevos «a sabiendas de que la denunciante reparte huevo de sus gallinas», según las diligencias a las que ha tenido acceso THE OBJECTIVE.

La mujer les dejó pasar a su casa y, una vez dentro, los dos jóvenes le dijeron que eran policías. Acto seguido la lanzaron contra un sillón y después contra el suelo, donde la amordazaron con una sábana. Le ataron de pies y manos con cinturones y le exigieron que les diese todos los objetos de valor que tuviese bajo amenazas de cortarle una oreja, pincharla y quemarle la casa.

Mientras uno de los acusados la vigilaba, el otro removía los cajones de la vivienda en busca de dinero. Apenas encontraron algunas joyas (una cadena de oro con la imagen de una virgen, unos gemelos y un pisacorbatas de oro) y 90 euros en efectivo. Un botín exiguo para el gran riesgo al que se enfrentaban.

Sorprendidos por la Guardia Civil

Los dos jóvenes volvieron al coche, donde les esperaban sus dos compinches para huir. Dejaron a Úrsula maniatada, que pudo soltarse poco después de marcharse sus asaltantes. Fueron sorprendidos tras el atraco por la Guardia Civil. Los agentes le encontraron debajo del asiento del copiloto, envueltos en una bandolera negra, el dinero y las joyas sustraídas, identificadas y recuperadas por la anciana.

Como consecuencia del hurto, Úrsula sufrió lesiones leves, como erosiones en ambas muñecas. También fue diagnosticada de síndrome de Tako Tsubo, que se caracteriza por tener sensaciones similares a un infarto de miocardio (dolor de pecho, falta de aire…) derivada de la angustia que padeció durante el atraco en el que fue maniatada y torturada.

La Fiscalía pide para los cuatro acusados un total de 10 años de cárcel. Cinco de ellos por un delito de robo con violencia en casa habitada, dos por uno de lesiones y otros tres por detención ilegal. Alfredo Arrien, abogado de uno de los jóvenes, afirma que, en el peor de los casos, su cliente puede ser considerado cómplice y enfrentarse a «una pena de prisión reducida».