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El presidente del Supremo exige a los partidos dejar atrás «emociones y tribalismos»

Marín Castán demanda un acuerdo urgente para renovar el CGPJ: «Es la hora de los grandes políticos»

El presidente del Supremo exige a los partidos dejar atrás «emociones y tribalismos»

El Rey observa al presidente del Tribunal Supremo durante su intervención. | Juan Carlos Hidalgo (EFE)

El estado de la justicia es «desolador». Con esa advertencia ha iniciado el año judicial el presidente interino del Tribunal Supremo, Francisco Marín Castán, que ha solicitado dejar atrás «emociones y tribalismos» para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y evitar el colapso de las instituciones. «Es la hora de los grandes políticos», ha afirmado en un discurso contundente y directo en el que ha ignorado la posible amnistía para cerrar el procés.

El colapso de la justicia se ha agravado en el último año. Hace 365 días, el predecesor de Marín Castán en el cargo, Carlos Lesmes, amenazó en este mismo escenario con dimitir si Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo no alcanzaban un acuerdo para renovar el órgano de gobierno de los jueces. Como no llegaron a un entendimiento, el magistrado dejó sus cargos semanas más tarde.

«Cuando las dilaciones son debidas a la ausencia de los acuerdos políticos necesarios para asegurar la renovación de los órganos de gobierno (…), son los mismos cimientos del sistema constitucional los que se ven afectados. De alguna manera lo que está fallando es el impulso democrático», ha lamentado Marín Castán. Ha pedido a los partidos una «cooperación leal» para renovar los órganos porque «hay momentos en los que deben dejarse a un lado las emociones y los tribalismos».

Bajas en el Supremo

El presidente del Supremo ha reconocido que la situación es «crítica». Por eso, aunque ha asegurado que no le corresponde, Marín Castán ha emplazado a las diferentes fuerzas políticas con representación parlamentaria a que alcancen un acuerdo que permita renovar el CGPJ con «urgencia». Lo ha dicho ante la atenta mirada de Feijóo que, como el año pasado, se encontraba entre los invitados. Sánchez, en cambio, ha vuelto a ausentarse.

El Tribunal Supremo cuenta con 23 vacantes (la última, el magistrado Fernando Pignatelli, que se ha jubilado este mismo jueves), lo que supone que falta por cubrir casi un tercio de la plantilla. La situación del CGPJ no es mucho mejor: lleva casi cinco años con el mandato caducado, dos presidentes interinos y se encuentra en plena descomposición, pues solo siguen 16 de sus 21 vocales iniciales. Para Marín Castán, estas circunstancias son «incompatibles» con la normalidad democrática.

El escenario es especialmente crítico en las Salas Tercera y Cuarta del Alto Tribunal. «Hasta tal punto que se hizo imprescindible proponer al Ministerio de Justicia un plan de refuerzo con letrados que, como medida de absoluta emergencia, servirá para paliar la situación y evitar que se cumplan las peores previsiones, que estimaban hasta 1.200 sentencias menos al año», ha insistido Marín Castán.

«En la obra Cómo mueren las democracias, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt advierten de que, en nuestros días, la democracia ya no muere necesariamente por un acto violento o dramático (…) sino con un lamento prolongado: el lento y progresivo debilitamiento de las instituciones esenciales, como son el Poder Judicial y la prensa», ha lamentado el presidente interino del Supremo.

Nuevos retos

La apertura del año judicial ha estado presidida por el rey Felipe VI. Al acto han acudido diferentes personalidades, entre ellas la ministra de Justicia, Pilar Llop, el presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, la presidenta del Consejo de Estado, Magdalena Valerio, el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo y los presidentes de las Cámaras, Francina Armengol y Pedro Rollán.

Los intervinientes han regateado los casos políticos más polémicos. Ni Marín Castán ni el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, han mencionado en sus discursos la ley de amnistía en Cataluña, que levanta ampollas en la judicatura y condiciona las negociaciones para formar Gobierno.

«Estamos a las puertas de una nueva legislatura. Es momento de plantear cambios, retos y proyectos. No sabemos qué nos deparará el futuro, pero estoy seguro de que quien asuma la responsabilidad del Gobierno de España tendrá entre sus objetivos afrontar una reforma sustancial de la justicia en nuestro país», ha solicitado García Ortiz, mucho más comedido en su discurso que Marín Castán.

García Ortiz, en un discurso extenso y protocolario, ha recordado que 2022 fue un año «de importantes novedades» para la Fiscalía General del Estado. Él accedió al cargo en agosto, tras la renuncia por motivos de salud de Dolores Delgado, ahora fiscal de Sala de la recién creada Fiscalía de Memoria Democrática y Derechos Humanos.

El fiscal general ha alabado la actuación de los 2.695 miembros del Ministerio Público porque «defender a quienes menos pueden defenderse es nuestra razón de ser». García Ortiz ha resaltado las nuevas circulares y ha repasado la Memoria de la institución. Se ha detenido especialmente en la vulnerabilidad de menores, extranjeros y mujeres, tras un verano negro en el que se han registrado 15 asesinatos machistas, 42 en lo que va de año.

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