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Cultura

Arturo Pérez-Reverte: "La izquierda ha cedido gratis la historia de España a la derecha"

El autor cartaginense publica su visión sobre nuestro país en ‘Una historia de España’

Arturo Pérez-Reverte: «La izquierda ha cedido gratis la historia de España a la derecha»

El libro arranca con una cita del capitán Alatriste a modo de epígrafe. Esto quiere decir que Arturo Pérez-Reverte abre la obra citándose a sí mismo: “Desde siempre, ser lúcido y español aparejó gran amargura y poca esperanza”. Reverte ha presentado en un suntuoso salón del Hotel Palace de Madrid su nuevo libro, Una historia de España, que edita Alfaguara y reúne los artículos que el autor cartaginense ha ido publicando en XL Semanal sobre el pasado de nuestro país y los ordena cronológicamente.

El prólogo, por su parte, se compone de sentencias que otros dijeron y se han convertido en la biopsia del carácter nacional. Ahí queda lo que redactó Apiano, un historiador romano que vivió en el siglo II a. C.: “De siempre tuvieron los hispanos un espíritu salvaje debido a su absoluta libertad y a su falta de costumbre en recibir órdenes de nadie”. O lo que escribió Pierre de Brantôme, un aventurero francés del siglo XVI: “El español, una vez decidida la estocada que se propone dar, la ejecuta ciegamente aunque así lo hagan en pedazos”. La última de las referencias en estas cinco páginas iniciales pertenece a él mismo: “Este lugar impreciso, mezcla formidable de pueblos, lenguas, historias y sueños traicionados. Ese escenario portentoso y trágico al que llamamos España”.

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Portada de ‘Una historia de España’, de Arturo Pérez-Reverte. | Fuente: Penguin Random House

Pérez-Reverte es una fórmula segura para Alfaguara, que hace apenas 11 meses publicó su última novela –Los perros duros no bailan–. El día anterior a salir a la venta, Una historia de España se ha colocado en el número uno de ventas de la sección de Historia en Amazon. Pilar Reyes, editora del sello, ha sacado pecho por su olfato. “Es un libro que se han apropiado los lectores”, comenta. “Hemos hecho un libro casi a pedido de los lectores”.

Pese a su inclusión en la categoría de Historia, Pérez-Reverte ha calmado los ánimos y ha anticipado que no tiene el rigor que se le presume a un historiador, pero sí su mirada crítica. “Yo no soy un historiador, ni quiero serlo. Soy un hombre de 67 años que ha viajado mucho y tiene una biblioteca aceptable”. Su vocación ha sido, entonces, despertar la curiosidad de los lectores, invitarles a visitar el libro como un puente hacia otros libros, que sirva como zarandeo para que el ciudadano se preocupe por conocer los episodios que marcaron su territorio y su carácter. “Una introducción para que el lector vaya a investigar”.

“La Historia es la luz que abriga el presente y nos permite entender”, dice. Pero la historia es un asunto delicado para los españoles. Hay una instrumentalización de la izquierda y una instrumentalización de la derecha. El descubrimiento de América, la batalla de Lepanto, la Santa Inquisición. Nada esta a salvo de nosotros y no hay posición compartida. “Ningún país de Europa tiene el impulso suicida que tiene España”.

“El problema de España es la ignorancia”

Así que Pérez-Reverte pretende dar su visión al respecto, sostiene que la suya es una posición de aceptar la grandeza de nuestra historia asumiendo la brutalidad que conllevó a menudo. Una perspectiva que admite las luces y las sombras. Por eso critica que la derecha rechace con los ojos cerrados la leyenda negra, cuando tiene muchas partes de verdad, en lugar de contextualizarla y ponerla en contraste. “La Inquisición estuvo, el centralismo de los Austrias existió, pero hay que explicarlo, no blanquearlo”. Hasta en Estados Unidos quemaban brujas en el XVIII.

Por eso ataca el victimismo de los socialistas respecto al pasado colonial de España. Hubo violaciones y barbarie, sí, pero al mismo tiempo se tejió un nuevo mundo. Esta posición irremediablemente enfrentada le hace perder la esperanza; no está convencido de que estas tendencias vayan a cambiar. “La izquierda le ha cedido gratis la historia de España a la derecha. A ellos la historia les parece militarista, pero el futuro sin memoria es imposible de trazar. Esa cesión sin combate y esa apropiación sin combate me hacen ser pesimista”.

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Arturo Pérez-Reverte, presentando ‘Una historia de España’. | Foto: Emilio Naranjo | EFE

Pérez-Reverte asume que la historia de España es “amarga”, “una sucesión de ocasiones perdidas y momentos donde rozamos la normalidad”. Pone ejemplos. “Cuando descubrimos América, nos metimos en las guerras europeas. Cuando nos metimos en la II República, ya sabemos lo que pasó”. La tragedia podría serlo menos, resume, si conociéramos de dónde venimos, por qué somos como somos. “El problema de España es la ignorancia”. El escritor insiste en su voluntad de trasladar a los jóvenes la necesidad de estudiar nuestra historia para que no se conviertan en ovejas ante los lobos [los populistas]. Este libro podría emplearse como elemento introductorio, piensa, aun cuando termina en la Transición por una sencilla razón: pretendía darle un final feliz.

Durante el acto, Pérez-Reverte se ofrece a responder las dudas de los periodistas. Una de ellas plantea: ¿acaso en España estamos más preocupados en destacar, para bien o para mal, el pasado militar que el intelectual: la Escuela de Salamanca, Góngora, Quevedo…? Pérez-Reverte considera que no, que la balanza está compensada. Están tan presentes en el debate y en nuestro imaginario Suárez o Mariana como Blas de Lezo. Aunque a la derecha, bromea, “la guerra le pone más”.

La historia es el espejo en el que mirarnos para anticipar el camino. Hay un cliché que suele repetirse: el futuro se adivina comprendiendo el pasado. Aquella vieja idea de que la historia está condenada a repetirse –con nuevos actores, con modificaciones en el escenario–, pero idéntica en su esencia. Pérez-Reverte, antes de escribir novelas, era reportero de guerra. Así se dio a conocer popularmente, con sus reportajes para Televisión Española en lugares como Líbano o la extinta Yugoslavia. Recuerda de aquellos lugares que eran oasis de paz y se convirtieron en lugares peligrosos. ¿Por qué no podría ocurrirnos también a nosotros? “Si no vemos Troya arder en Beirut, estamos perdidos”.

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