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Umurangi Generation, bailando en el fin del mundo

Umurangi Generation, un simulador de fotografía que esconde mucho más de lo que parece. Estética punk para hacer frente a un mundo devastado.

Umurangi Generation, bailando en el fin del mundo

En 2014, el usuario de Reddit cy_sperling decidió aventurarse en el multijugador online de GTA V en lo que definió como “modo pasivo”. Su personaje llevaba pantalones de camuflaje, un casco y una chaqueta en la que podía leerse la palabra “prensa”. Y en lugar de unirse a cualquiera de los bandos que se enfrentaban entre sí, su meta consistía en acercarse todo lo posible para sacar instantáneas de los conflictos. Como si fuera “un fotógrafo de guerra”, explicaba en su hilo de Reddit.

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Imagen de cy_sperling vía Imgur.

Contra todo pronóstico, su iniciativa se popularizó entre la comunidad: decenas y decenas de jugadores de GTA V se unieron a la idea y comenzaron a seguir sus pasos, compartiendo sus fotos en el grupo Media Lens. La calidad de la cámara móvil que debían utilizar dentro del juego no era gran cosa, pero a pesar de esto, o tal vez gracias a ello, el resultado plasmaba a la perfección esa miseria descarnada que siempre permea a la popular franquicia de Rockstar. Como muestra, las fotos originales de cy_sperling, todavía disponibles en Imgur.

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Imagen de cy_sperling vía Imgur.

No solo el placer estético es lo que nos mueve a tomar instantáneas mientras jugamos. Cuanto mayor es el grado de detalle que nos ofrece un universo, más nos animamos a interpretarlo, a leerlo a nuestra manera. Y el objetivo de una cámara, real o simulada, es la herramienta perfecta para ello. Son muchos los juegos que la han utilizado como parte de su discurso, además: el clásico de 2003 Beyond Good and Evil acude enseguida a la mente, pero también rarezas adorables como Pokémon Snap (sí, un juego de fotografía muy anterior a Pokémon Go) o el todavía más extraño Polaroid Pete.

Si acudimos a la plataforma de juegos independientes Itch.io, una búsqueda rápida nos muestra títulos como Beasts of Maravilla Island, Toripon o Remnants of Celestial Giants. Podríamos seguir mencionando juegos y quizás no encontraríamos dos iguales, pero de algún modo podemos identificar dos formas principales de aproximarse a la fotografía como mecánica in-game: desde el claro posicionamiento ideológico (la cámara como forma de desvelar la realidad), o como herramienta de evasión, contemplativa. En ambos casos, no obstante, se reducen nuestras opciones de reinterpretar el universo a través de nuestra mirada. Quizás experiencias como las de cy_sperling en GTA V resulten más auténticas, más cercanas a lo que supone la fotografía para nosotros, dejando a un lado su componente artístico: un recurso para atrapar el tiempo. Para sumergirnos en las capas que ocultan esos instantes que se nos escurren entre los dedos.

Umurangi Generation se suma a esta lista de títulos que nos otorgan identidad como jugadores a través de la cámara. Un juego de “fotografía en primera persona”, nos dice su página de Steam, situado “en un futuro de mierda”. Como descripción no podría ser más llamativa, desde luego. Y resulta un tanto desconcertante en cuanto comenzamos a jugar. Somos mensajeros de una empresa llamada Tauranga Express, y llevamos con nosotros una lista de objetivos que debemos fotografiar: objetos, paisajes, personas, palabras. En algunos casos serán fáciles de encontrar, pero en otros tendremos que recorrer los escenarios varias veces hasta dar con la tecla.

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Captura de ‘Umurangi Generation’ en su versión Steam.

Una vez consigamos todas las fotos, solo tenemos que hacer la entrega y listo. Todo sencillo, ligero, de buen rollo. Incluso va un paso más allá que títulos similares y resulta muy fiel a la experiencia real de sacar fotos: cuando tomamos la instantánea, y antes de pulsar el disparador, podemos modificar la exposición, la temperatura o el balance de color, entre otros parámetros que iremos desbloqueando, para obtener resultados artísticos. En su humildad, Umurangi Generation no hace hincapié en este aspecto, pero sin duda es uno de los mejores simuladores de fotografía que se pueden probar para experimentar y aprender las bases de ésta.

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Imagen de ‘Umurangi Generation’ vía Steam.

Sin embargo, nuestra despreocupación comienza a diluirse conforme pasamos de un escenario a otro y nos percatamos de que algo está pasando en el mundo. Empezamos a advertir señales del desastre, y nos damos cuenta de que quizás no debiéramos estar ahí. Al menos no sacando fotos de cajas y pintadas en las paredes, como si nada. ¿Por qué ese despliegue militar de las Naciones Unidas? ¿Qué son esos “calamares” a los que se hace referencia de tanto en tanto? ¿Y por qué se insta a la población a alistarse? Umurangi Generation nos engaña haciéndonos creer que estamos ante un paseo irrelevante para darnos una bofetada en el momento en que se revela el motivo de todos estos signos de alarma. Cuando descubrimos que, efectivamente, estamos ante un futuro de mierda donde nuestra presencia es casi insultante.

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«Naciones Unidas falla en su misión de proteger ‘Papamoa'» | Captura de ‘Umurangi Generation’ en su versión Steam.

Como fotógrafos, no se nos insta a documentar la realidad. Están sucediendo cosas terribles (no vamos a desvelar nada del argumento, por breve que sea), pero los objetivos en nuestra lista siguen siendo banalidades; tendremos que hacer gala de mayor pericia cada vez para conseguirlos, pero, más allá de eso, somos agentes externos. Moscas en la pared, observando. No podemos interactuar con ese mundo que se desmorona si no es a través del ojo de nuestra cámara, aunque sí podemos escudriñar las pistas gracias a ello: carteles en las paredes, graffitis, periódicos, algún que otro personaje secundario recurrente. Estamos fuera de lugar; somos cy_sperling en el mundo de GTA V, con la diferencia de que quienes nos rodean están en una dimensión diferente a la nuestra.

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Captura de ‘Umurangi Generation’ en su versión Steam.

Sin embargo, por paradójico que resulte ante esta aparente falta de agencia como jugadores, aquí sí podemos elegir. Podemos hacer uso de nuestra mirada e interpretar el mundo buscando esos detalles que lo explican, los que desvelan el horror entre las luces de neón. Dejar nuestra lista de tonterías en un segundo plano para atender a lo que nos rodea. Y poniendo el foco en quienes siguen bailando a pesar de todo.

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El Umurangi del título es un término que significa Red Sky (cielo rojo) en Te Reo, el idioma maorí. Ese mismo cielo rojo, terrible, que se ha cernido sobre Australia y Nueva Zelanda en los últimos meses, a causa de los incendios devastadores. Un símbolo de desolación, una antesala al desastre que sobrevendría meses después al mundo entero. Un cielo bajo el que tendrá que vivir toda una generación, adolescentes o jóvenes que empiezan a incorporarse al mundo adulto, constreñidos entre una crisis terrible que empezaba a ver la luz y la incertidumbre de aquella que se avecina. Y a pesar de todo, todavía es posible reivindicar la propia identidad, mirar al futuro con algo de esperanza.

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Imagne de ‘Umurangi Generation’ vía Steam.

Frente a la desolación, Umurangi Generation es una oda al punk, a la fuerza individual como forma de encontrar una vía alternativa de escape. No es de extrañar que nos encontremos esa estética por todas partes: los mencionados graffitis, botes de spray, símbolos atemporales de esa rebeldía como enormes radiocasetes o monopatines. Pantalones anchos, gorras, zapatillas de neón, todo ello aderezado con toques de un cyberpunk que se antoja bastante cercano. Porque el futuro de mierda tiene mucho que ver con el presente, y con el pasado.

Umurangi no es la única palabra procedente del Te Reo: el estudio de desarrollo, Origame Digital, es originario de Nueva Zelanda, por lo que encontraremos numerosas localizaciones del país y elementos de su folclore a lo largo de juego. Una ambientación que nos resultará reconocible, pese a todo, gracias a los referentes de la cultura pop que salpican la trama (ojo, fans de Evangelion). Como guinda del pastel, la compañía de la potente banda sonora de Adolf Nomura nos trasladará a esa época de juventud despreocupada, tintes de colores y veranos interminables. A los anhelos de una generación que seguirá luchando para ver cómo los rayos del sol traspasan las nubes rojas.

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