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Un conservador en la Convención Nacional Demócrata

Un conservador en la Convención Nacional Demócrata

Bryan Snyder | Reuters

Quién se lo iba a decir. John Kasich, el conservador que ha gobernado Ohio durante casi una década y se ha presentado a las primarias del Partido Republicano en dos ocasiones, dando un discurso en la Convención Nacional Demócrata pidiendo el voto de la derecha para Joe Biden. No estoy de acuerdo con él en todo, dijo. ¡Cómo voy a estarlo! Pero si los Estados Unidos quieren seguir, pues eso, unidos, más nos vale sacar a Donald Trump de la Casa Blanca.

El discurso de Kasich duró cerca de cuatro minutos. Esto, en circunstancias normales, sería considerado un discurso breve. Demasiado breve, incluso. Pero la Convención de este año está siendo un evento anormal. No ha sido presencial, por ejemplo. Y ese suele ser el principal aliciente: ver cómo tropecientos delegados y miles de simpatizantes se dan cita en el estadio de turno para aplaudir los discursos de los diferentes representantes del partido al tiempo que una nube de periodistas se desplaza de un lado a otro en busca de la anécdota más jugosa. Mientras tanto, entre bambalinas, los fontaneros a sueldo de congresistas y senadores llevan a cabo sus tejemanejes; los clásicos yo te apoyo en esto si tú, a cambio, me das no sé qué.

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John Kasich durante su intervención. | Democratic National Convention vía AP Images.

En esta ocasión nada de eso. A causa del bicho la Convención se ha convertido en un evento virtual que ocurre todos los días de esta semana, hasta el jueves, tras caer el sol. De nueve a once de la noche. Como si fuese un programa de televisión más. En el transcurso de ese rato los técnicos del Partido Demócrata van dando paso a los dirigentes que vía Zoom o Skype aparecen ante la audiencia –el sarao se puede seguir por la tele convencional, en YouTube, a través de su web oficial y en unos cuantos sitios más– para soltar su charla. Aunque algunos mandamases, los menos, han preferido grabarse previamente y remitir luego el clip. Ha sido el caso de Kasich, que apareció plantado en un cruce de caminos porque, ya lo sabemos, una imagen vale más que mil palabras.

Frente demócrata

Es cierto que, pese al espectáculo que ofrecen en circunstancias normales, las convenciones de los partidos han ido perdiendo poder e influencia con el paso del tiempo. O eso dicen los corresponsales más viejos de aquel terruño. En otras palabras: que de un tiempo a esta parte son performances que solo interesan a quienes ya les van a votar.

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Imagen promocional de la primera noche. | Democratic Convention Facebook.

Sin embargo, este año la Convención Nacional Demócrata parece estar despertando interés más allá del terreno conquistado. Entre los votantes indecisos, sobre todo, pero también entre los conservadores que están cansados del Donald. Según los analistas, toda esa gente se encuentra esta semana muy atenta a lo que digan las cabezas visibles del Partido Demócrata porque quieren saber por dónde van a ir los tiros. Quieren saber, en fin, si es cierto eso de que, como dice Trump, el establishment del partido ha optado por dejarse caer en manos de la izquierda radical o si, por el contrario, Biden y su segunda, doña Kamala Harris, van a apostar por la moderación. O, lo que es lo mismo, por no salirse del carril centrista.

De momento, entre los ilustres que han tomado la palabra se encuentran, además de Kasich, Bernie Sanders y Michelle Obama. Ambos discursos fueron en línea con lo que Biden esperaba de ellos. Sanders animó a sus incondicionales –muchos de los cuales prefirieron quedarse en casa antes que votar a Hillary Clinton en 2016– a no dejarse vencer por el desdén. Sacar a Trump de la Casa Blanca es, dijo, fun-da-men-tal. Pero más allá de su llamamiento al pragmatismo tuvo la cortesía de aplaudir algunas de las promesas que ha hecho Biden como, por ejemplo, la de subir el salario mínimo hasta los 15 dólares por hora. Doña Obama, por su parte, la tomó con el Donald. “Si crees que las cosas no pueden ir a peor, créeme, sí pueden; y lo harán si no logramos cambiar la situación”, espetó.

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«Asistentes» a la convención aplauden la nominación formal de Joe Biden como candidato demócrata a la presidencia de EE. UU. 2020. Los participantes de todo el país se alojan en enlaces de video desde el sitio originalmente planeado para la convención en Milwaukee. | Imagen: Convención Nacional Demócrata vía Reuters.

Michelle Obama despierta no pocos bostezos entre los freaks de la política estadounidense, entre otras cosas porque siempre ha dicho despreciar la política y no tener ningún interés en seguir los pasos de su marido. No obstante, su voz es importante porque para mucha gente, sobre todo mujeres, es una señora ejemplar que suele hacer gala de una sensatez apabullante. Y para muestra de su popularidad he aquí un botón: su libro de memorias, Becoming, ha vendido más de diez millones de ejemplares.

También ha hablado una de las jóvenes promesas del partido: Alexandra Ocasio Cortez. Famosa por representar, junto a Sanders, el ala más izquierdista del partido, su temática fue previsible: hay que luchar por un mundo más justo que esté libre de xenofobia, misoginia, homofobia, etcétera. Eso sí: su aparición fue de las más breves. Minuto y medio. ¿Una forma de decir a esos votantes independientes que todavía no han decidido a quién apoyarán en noviembre que, al margen de su popularidad entre la chavalería, de momento gente como Cortez no pinta tanto como parece? Puede ser.

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Alexandria Ocasio Cortez. | Foto vía Flickr.

Frente republicano

Y mientras el Partido Demócrata se encierra a grabar vídeos en casa, esta semana Trump ha decidido visitar varios estados clave –Wisconsin, donde iba a celebrarse la Convención Nacional Demócrata, entre otros– para dar una serie de mítines. Mítines en los que la figura de Biden ha tenido bastante protagonismo. Era de esperar, claro. Ahora que el candidato del Partido Demócrata ha dejado de ponerse de perfil y se ha erigido como el rival político a batir… ¿qué se pensaba la gente que iba a hacer Trump? Pues empezar con los estacazos, claro.

El lunes le definió como una “marioneta” que se había puesto en manos de la extrema izquierda, y le acusó de perseguir toda una serie de cosas como, por ejemplo, borrar las fronteras, cargarse los departamentos de policía o terminar con la libertad.

Además, Trump no ha eliminado de su agenda lo de lanzar ataques contra el voto por correo. Ya saben lo que sostiene: que si en noviembre se registra un voto por correo masivo (algo esperable teniendo en cuenta todo este asunto de la pandemia) habrá que hablar de tongo y de amaño. Unas declaraciones que llegan en un momento crítico para el Servicio Postal; una institución que arrastra una deuda tremenda, que ya ha dejado caer que necesita más fondos para lidiar con la que se le viene encima y cuyo funcionario supremo es un donante del Donald que lo que anunció recientemente fue precisamente lo contrario: recortes. De hecho, el Congreso acaba de abrir una investigación para tratar de entender qué demonios sucede ahí dentro.

Esto, lo del voto por correo, es un tema que va a dar mucho de sí y que, si no se gestiona como es debido, puede llegar a tener su propio capítulo en los libros de Historia. Al tiempo.

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