THE OBJECTIVE
Lifestyle

Siete razones para perder el miedo a volar en avión

Uno de los temores humanos más extendidos es el miedo a volar. Subir las escaleras de esos aviones tan grandes, tan imponentes, es todo un reto para millones de personas; asusta la simple idea de poner a volar un aparato que puede llegar a pesar casi 400 toneladas.

Siete razones para perder el miedo a volar en avión

Reuters

Uno de los temores humanos más extendidos es el miedo a volar. Subir las escaleras de esos aviones tan grandes, tan imponentes, es todo un reto para millones de personas; asusta la simple idea de poner a volar un aparato de tantas toneladas de peso. Está demostrado que el avión es el medio de transporte más seguro de todos. Su ratio de siniestralidad es bajísimo y los controles que superan antes de cada despegue son rigurosos.

Siete razones para perder el miedo a volar en avión 1
El mantenimiento de un avión en el aeropuerto de Chicago durante una nevada. |Foto: Nam Y. Huh/AP

 

Con todo, nunca está de más escuchar con detalle a un experto en la materia para tranquilizar los ánimos de quien teme volar. Javier Del Campo, un veterano piloto de aviones comerciales, explicó en el programa La Redada, de Pódium Podcast, cuáles son las razones que deberían haceros sentir seguro una vez te acomodas en el asiento. Estas podrían resumirse en siete puntos:

1. Los aviones están preparados para aguantar cualquier turbulencia

Según Del Campo, los aviones son capaces de soportar turbulencias de una magnitud que todavía no ha sido registrada. Tanto es así que un avión puede resistir turbulencias de hasta grado 9. Teniendo en cuenta que un huracán alcanza el grado 6, el dato invita a la calma. En cualquier caso, añade, la normativa de seguridad es tan estricta que solo se permite el vuelo cuando las turbulencias son, como máximo, de un nivel intermedio entre el grado 1 y el grado 2.

2. Cuando cae un rayo sobre el avión, no le ocurre nada

“La física ha demostrado que en un cuerpo metálico hueco por dentro, las cargas eléctricas, por fuertes que sean, se reparten por la superficie del cuerpo y nunca por el interior”, sentencia el experto. Asimismo, dice que los rayos caen con cierta normalidad sobre los aviones sin que el pasaje lo advierta. La electricidad de un rayo únicamente podría influir sobre el cableado, y en los aviones está blindado para que no ocurra.

Siete razones para perder el miedo a volar en avión 2
Un avión despega del aeropuerto de Tokio. | Foto: Eugene Hoshiko/AP

3. Un avión no se congela por las bajas temperaturas

Los aviones están sometidos a temperaturas muy bajas todos los días, cercanas a los 50 grados bajo cero, y el aparato no se resiente porque las partes sensibles están calentadas a altas temperaturas, para compensar. Estas partes son, entre otras, la entrada de los motores, los estabilizadores, los cristales de la cabina y el borde de las alas.

4. El avión no se estrellará por no desconectar el teléfono

Pero desconéctalo. Las ondas del teléfono móvil influyen moderadamente en la señal de radio y podrían llegar a crear interferencias. Eso sería un problema para los pilotos a la hora de mantener comunicaciones. Sobre todo, bromea, si se tiene a “350 personas hablando por el móvil”.

5. Un avión puede despegar con un solo motor

La legislación establece que un avión comercial con pasajeros, para despegar, solo puede llevar el peso equivalente al que un solo motor puede soportar. De acuerdo con Del Campo, esto implica que aunque uno de los motores fallase, los pasajeros ni se enterarían.

Siete razones para perder el miedo a volar en avión 3
Las imágenes del aterrizaje de un avión sobre el río Hudson recorrieron el mundo entero. | Foto: Steven Day/AP

6. Y luego mantenerse

El experto explica que un avión puede volar durante horas con un motor en marcha. Incluso atravesar el Atlántico. No obstante, el procedimiento de las compañías es muy estricto y en cuanto se produce una avería en un motor, la orden es regresar. Siempre que se esté cerca de un aeropuerto.

7. Y si dejaran de funcionar todos, planearía

Las probabilidades de que ocurra son ínfimas. Del Campo recuerda que hay 150.000 vuelos diarios en el mundo y que, a lo largo de la historia, esta situación solo se ha producido en dos ocasiones. Una de ellas en Suecia, hace 35 años, y otra en Estados Unidos, el famoso aterrizaje sobre el río Hudson en 2009. En ninguna hubo heridos. El caso es que, como demuestran las leyes de la Física, el avión planea, y de lo que se trata en ese momento es de saber manejarlo. “Como un planeador o como un velero”, concluye.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D