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¿Por qué se roba tanto cobre en España?

El robo de cable de cobre en España es un problema conocido desde hace años. Las autoridades advierten de que ha pasado de ser un delito menor a una cuestión de crimen organizado y mafias que atentan contra infraestructuras de todo el país.

¿Por qué se roba tanto cobre en España?

El robo de cobre resulta un negocio redondo, por ello está cada vez más generalizado entre las estructuras criminales. Hace unas horas, la Guardia Civil detenía en el poblado chabolista El Gallinero a 50 personas relacionadas con el robo de cable. Las mafias del robo de metales se centran en este elemento, el cobre, que pertenece a su familia homónima y que, por su propiedades conductoras de electricidad, es tremendamente preciado. El oro y la plata están en esta misma familia, pero el cobre es perfecto, ya que está entre los mejores conductores de electricidad, sólo por detrás de la plata, pero al ser más barato es foco de la demanda en medio mundo.

Alta demanda china, la causa del desfalco

China consume aproximadamente el 45% del cobre que se produce en todo el mundo. En 2005 el gigante asiático comenzó a mostrar un gran interés por este metal, lo cual conllevó inevitablemente un auge de los delitos relacionados con él. Al aumentar la demanda, también lo hizo el precio. China necesita alimentar de metal rojo todas las infraestructuras del país, y eso se paga caro. A pesar de la reciente crisis china, y de que la cotización del cobre esté bajando ligeramente, sigue resultando rentable exportarlo. Y más si el producto proviene de un pillaje indiscriminado.

Del delito menor a las mafias

Los casos de robo de cable de cobre han tomado un cariz mafioso: se han triplicado en menos de diez años. En los últimos cuatro años, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se han incautado de 2.600 toneladas de cobre. Antes, eran pequeños grupos de delincuentes los que se encargaban de llevarse kilómetros de cobre, a estos se han unido mafias que trabajan con mayor eficacia y que han encontrado en el metal rojo un gran filón para financiarse, como otro tipo de actividades delictivas, tales como el tráfico de drogas o de blancas. Además, el robo de cobre tiene un riesgo menor, aparte de electrocutarse durante el saqueo.

Aproximadamente un 1% de las toneladas de cobre reciclado en España tiene procedencia ilegal. A pesar de que ahora las mafias han tomado el control de este delito, el camino a seguir es prácticamente el mismo que hace años. Los delincuentes roban kilómetros de cableado que transportan a los poblados -como el de El Gallinero- en los que lo pelan para separar el cobre del plástico, que queman cuando cae la noche. Una vez acumulan 25 toneladas, lo venden a operadores ilegales. Éstos lo llevan hasta China a través de las fronteras europeas.

Caos a oscuras

El problema del robo de cable no se resume al ámbito económico -si se llevan cobre que ha pagado España, supone un gasto importante para el Estado-, sino que se extiende también al día a día de la gente.

El cobre se sustrae, normalmente, de plantas de reciclado legales, de almacenes de Telefónica y otras grandes compañías, o de la catenaria de la vía ferroviaria (en Cataluña, hace apenas un mes, un robo de cobre afectó al servicio de Renfe, y con él, a 20.000 usuarios). Pero también lo sacan, por ejemplo, de las farolas en las calles, dejando así sumidos en la oscuridad, en ocasiones, a barrios enteros.

El robo de cobre no es un problema menor, al menos en España. La red ferroviaria española es conocida por su larga extensión, y este hecho alienta a los delincuentes a robar cobre para alimentar infraestructuras chinas gracias a una demanda poderosa que se paga muy bien.

Cabría esperar que el robo de cableado de cobre disminuyera al ritmo que baja la cotización de este material, sin embargo esta última detención es muestra de que el delito sigue muy vivo. Sin duda, este ha sido un duro golpe a las mafias especializadas en el cobre en España, pero no parece ser suficiente. Hay un precedente en Escocia. Allí se ha castigado este tipo de delitos endureciendo las penas y persiguiendo con mayor fervor a los delincuentes, incluyéndolos en la categoría de crimen organizado. Y ha funcionado: el robo de cobre ha bajado considerablemente. Tal vez ese sea el camino para combatir, de una vez por todas, a los que dejan a oscuras a la población a cambio de unos yuanes.

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