THE OBJECTIVE
Sociedad

Los últimos reductos de la magia: el legado animista en Senegal

La colonización francesa durante tres siglos y la crisis identitaria que supuso la posterior descolonización no impidieron que todavía hoy las tradiciones animistas convivan en Senegal con la tecnología, la medicina ortodoxa y los medios de comunicación globales

Los últimos reductos de la magia: el legado animista en Senegal

Jean Papillon | Unsplash

Existen lugares en los que el pensamiento mágico (entendido como la creencia en realidades no empíricas) se manifiesta sin pudor, donde no es sinónimo de superstición y se percibe como una realidad inmaterial más. Lugares en los que no ha sido desterrado al ámbito de la religión o la espiritualidad, sino que está integrado sin distinciones en la vida social y política. Senegal es uno de esos lugares.

El país de la teranga

Senegal es un país fronterizo en muchos sentidos, separa el mundo del Sahel del África Occidental y es una pieza clave de los flujos migratorios entre África y Europa. También es un lugar donde la tradición coexiste con la modernidad y el animismo pervive impregnando (al menos en la forma) las religiones monoteístas. Un país, en palabras de su primer presidente, Léopold Sédar Senghor, con un 95% de musulmanes, un 5% de cristianos y un 100% de animistas.

El país de la teranga (palabra que en wolof significa hospitalidad), que goza de una de las democracias más estables de África y tiene un crecimiento económico prometedor, parece poner en duda la idea que el desarrollo material nos desconecta del pensamiento mágico. «Se trata de una sociedad muy conservadora en lo moral y lo religioso, orgullosa de su identidad y donde las creencias se extienden tanto en el mundo urbano como el rural y en todas las capas sociales y económicas» afirma José Naranjo, periodista que lleva más de una década en Senegal informando sobre la realidad del país y los cambios sociales que experimenta la región. «Existe mucho respeto entre las religiones, sin embargo allí cuesta entender el ateísmo», cuenta el periodista canario.

Buscadores del África mágica

Juan José Revenga ha cubierto como corresponsal de prensa conflictos bélicos en Centroamérica y Oriente Medio, estuvo presente en Yugoslavia, durante la última gran guerra europea, y se ha adentrado en selvas amazónicas para rodar distintas sociedades nativas. A mediados de los 2000 inició un viaje que se materializó en África mágica, una película documental en busca de las tradiciones y raíces profundas del África Occidental. No es casual que el viaje de Revenga comenzase en Senegal. En su recorrido grabó y retrató exorcismos musulmanes en las afueras de Dakar, sacrificios de animales al son de ritmos demasiado parecidos a los que ya había escuchado en el Amazonas o en Siberia y entrevistó a hechiceros y marabúes.

Los últimos reductos de la magia (III): El legado animista en Senegal
Foto: Juan José Revenga durante el rodaje de África mágica.

Le quedó claro en su viaje que el arraigo a las tradiciones en Senegal va más allá de una querencia folclórica y que tal vez fue la fuerza de sus raíces animistas (se cree que es la forma de religiosidad más antigua de la humanidad) lo que les hizo sobrevivir como cultura a una historia dolorosa. «El país fue tristemente conocido por ser un importante punto de partida de esclavos durante varios siglos. Frente a la costa de Dakar se encuentra la isla de Gorée. Allí se alimentaba a los esclavos hasta llegar a los 60 kilos, peso que se estimaba el mínimo necesario para aguantar la travesía que les esperaba», explica Juan José Revenga.

«Muchas veces la medicina resulta más barata que ser atendido por un chamán y aun así se acude al chamán»

La colonización francesa durante tres siglos y la crisis identitaria que supuso la posterior descolonización no impidieron que todavía hoy las tradiciones animistas convivan en Senegal con la tecnología, la medicina ortodoxa y los medios de comunicación globales. «No se trata de una cuestión material, o al menos no solo de una cuestión material, si no de creencias. Muchas veces la medicina resulta más barata que ser atendido por un chamán y aun así se acude al chamán».  

Los últimos reductos de la magia (III): Marabúes y hechiceros de Senegal 1
Imagen de ‘África mágica’ de Juan José Revenga. | Cedida por el autor.

La raíz de la tradición

Senegal es un estado laico de mayoría musulmana en el que, a pesar de lo que pueda parecer, la práctica exclusiva del animismo tradicional es minoritaria (encontrándose principalmente en la región de Casamance). 

Tarcissu Senghor, senegalés animista, trabaja como guía turístico dando a conocer sus costumbres y conoce de primera mano la fascinación que despierta su cultura entre los viajeros. «La base del animismo es la relación con la naturaleza. El animismo tiene fetiches que se adoran en altares y cada fetiche desempeña un papel diferente en la sociedad. El fetiche de la muerte y de la vida (al que se acude en nacimientos y fallecimientos), el fetiche de la lluvia, de las bodas, de la procreación… Cada fetiche es cuidado por un hechicero y antiguamente estaban repartidos al cargo de diferentes familias», explica Senghor dando a entender que el animismo además de conformar un sistema de creencias funciona como equilibrador social evitando la acumulación de poder y fomentando la protección del entorno natural.

«La base del animismo es la relación con la naturaleza»

Pero, aunque adaptadas o modificadas, ¿hasta qué punto las creencias tradicionales siguen vivas en las religiones mayoritarias? Para aclarar esta cuestión Tarcissu Senghor hace una diferenciación clara entre tradición y creencia: «Los musulmanes y cristianos de Senegal siguen tradiciones de origen animista, pero eso no significa que sean ceremonias animistas ni que sean motivadas por las mismas creencias. Las nuevas religiones hicieron que casi se perdiera la raíz, pero las antiguas creencias están volviendo», afirma añadiendo que, criado como católico, él mismo se convirtió a la religión tradicional del país. 

Los últimos reductos de la magia (III): Marabúes y hechiceros de Senegal 2
Altar animista de fetiche. | Foto cedida por Tarcissu Senghor.

Magia y «arsenales místicos» para derrotar al rival

En 2018, durante la Copa Mundial de Fútbol disputada en Rusia, la prensa deportiva japonesa mostraba su preocupación por que la selección de Senegal recurriera a la magia negra para ganar el encuentro. El miedo no era infundado. La influencia de la magia se percibe tan real en algunos países africanos que ya en 2002 en la Copa Africana de Naciones de Fútbol se prohibió que las delegaciones de los equipos contasen con brujos. 

Pepe Gómez, expresidente del Club de Lucha Canaria Almogarén, viajó por primera vez a Senegal en los ochenta. Allí quedó impresionado por la lucha senegalesa, un estilo similar a su disciplina que cuenta con dos modalidades, una tradicional y otra más moderna que permite los golpes. «La lucha tradicional en Senegal no es solo un deporte, no es comparable a ninguna otra lucha tradicional en el mundo, ni siquiera el sumo en Japón creo que se viva de manera tan multitudinaria». 

En 1992 regresó para tratar de traer a uno de esos luchadores senegaleses a España y entrenarlo en lucha canaria. No fue posible, pero con el tiempo logró algo mucho más complejo, introducir a uno de sus propios peleadores en la lucha lamb y ver como se convertía en campeón. Juan Francisco Espino Dieppa, el trota de la lucha canaria, pasó a ser le lion blanc, el primer occidental en triunfar en la lucha senegalesa. «El miedo a perder contra un occidental hizo que costara muchísimo trabajo conseguir rivales. Allí la derrota puede vivirse como una deshonra para la familia, el barrio, la escuela… supone mucho para los luchadores por la conexión que tienen con todo lo que representa», explica Pepe Gómez añadiendo que hoy Juan es, sin embargo, una figura muy conocida y respetada en el país (se retiró de la lucha lamb invicto con 7 victorias y desarrolla una exitosa carrera que le ha llevado a competir en la UFC, la compañía de artes marciales mixtas más exigente del mundo).

Los últimos reductos de la magia (III): Marabúes y hechiceros de Senegal 3
Combate de Juan Francisco Espino en lucha senegalesa. Foto: Pepe Gómez. | Cedida para este reportaje.

Pepe Gómez siempre tuvo presente que el rito y la mística ocupan una parte fundamental de la lucha senegalesa y por eso desde el primer combate, en 2009, siguieron estrictamente la tradición y contaron con los servicios de un marabú encargado de las abluciones y la elaboración de los preparados a base de hierbas, huesos molidos, textos coránicos… «Una persona de confianza se situaba junto a la arena donde se iba a disputar el combate, colocaba entre sus piernas el arsenal mágico que el marabú había preparado y vigilaba que nadie pasara por el medio para que no se rompiera la conexión que establecía con el luchador».

La huella del pensamiento mágico senegalés

Javier Puebla, escritor finalista del premio Nadal en 2004 con Sonríe Delgado, llegó a Senegal como agregado comercial de la embajada de Dakar en los 90. Los años que pasó en el país fueron una fuente de inspiración para su posterior carrera literaria, algunas veces de forma directa como en el caso de Pequeñas historias africanas y otras veces de forma más sutil pudiéndose entrever en todas sus novelas un cierto sentido mágico de la vida.

«El pensamiento mágico coloca al hombre en una postura de humildad, reconoce que la razón no lo explica todo»

«Recuerdo leer una noticia que alertaba de que había ladrones de sexos en la ciudad y que el contacto era suficiente para sufrir las consecuencias. Le pregunté a un conocido si había visto lo que habían publicado en el periódico, pensando que le habría sorprendido tanto como a mí. Pero lo que le sorprendía era que hubiese gente tan incauta como para darle la mano a desconocidos sabiendo que había ladrones de sexos en la zona», cuenta el escritor como ejemplo de creencias que pueden resultar chocantes al extranjero.

Los últimos reductos de la magia (III): Marabúes y hechiceros de Senegal 4
Imagen de Pequeñas historias africanas de Javier Puebla.

En sus años en África, Puebla vivió intentos de amarre y acudió a reuniones con ministros acompañados de hechiceros, situaciones (tal vez solo en apariencia) muy alejadas de la realidad cotidiana de su Madrid natal. «El pensamiento mágico coloca al hombre en una postura de humildad, reconoce que la razón no lo explica todo y que el ser humano es una cosa mínima», reflexiona el escritor.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D