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Alerta en los servicios secretos: armas en 3D para todos

Reino Unido ha detectado 100.000 descargas de planos de pistolas en 3D. ¿Es cierto que se pueden imprimir armas con impresoras 3D? ¿Está en peligro nuestra seguridad? ¿Hay planos de armamento en 3D circulando libremente por Internet? La respuesta, con matices, es sí. Todo ha cambiado lo suficiente en dos años para que hayamos pasado de pistolas plástico –como si fueran de juguete- a granadas o Fusiles de asalto M16 fabricados por adolescentes en su casa. Los precios de las impresoras 3D han bajado tanto que hasta pueden conseguirse de segunda mano por menos de 1000 euros. Por suerte, las 3D también tienen otros usos, como la mano de Shea.

 

Libertador, el primer arma que puede hacerse al completo con una impresora 3D (Robert MacPherson / AFP)

Escuchamos hablar de ellas a diario pero no sabemos exactamente qué son. Tal vez no hayamos reparado en la revolución que suponen, en los beneficios y peligros que esconden. Por supuesto, los gobiernos sí lo están haciendo, y hoy las impresoras 3D son motivo de la alarma en numerosos países, mientras se ultiman nuevas normativas y se analiza a fondo su potencial. Pero, ¿cuál es el origen y la razón de esta alarma?

«Las impresoras en 3D están muy ligadas al mundo de los videojuegos y los efectos especiales de cine, ya que se empezaron a utilizar para la creación de personajes 3D para estudiar su interacción con objetos reales», explica a Investigations el informático Isaac Jiménez. «Todo el mundo vio que este invento tenía posibilidades infinitas, tanto en el mundo de la arquitectura como en el diseño industrial, de hecho en China ya han construido una ciudad entera en menos de una semana con una de estas impresoras.Tanto está creciendo su uso que hasta ya están probando a imprimir comida».

¿Son de juguete estas pistolas?

Cody Wilson fue el creador de la primera pistola en 3D y también el primero en activarla y probar su primer disparo. “El sueño de dar a cualquiera” acceso casi instáneo a un arma de fuego a través de Internet es “ahora una realidad imparable”, afirma Mashable. Antes de él, en 2012 la atención mediática había recaído sobre el ingeniero de Wisconsin Michael Guslick, que había empleado una impresora 3D para imprimir parte de un rifle Ar.15. Además fue compartiendo la experiencia y los diferentes ensayos en su blog.

Sin embargo, Guslick no había fabricado un arma a través de una impresora 3D: tras imprimir una parte, el resto de las piezas eran metálicas y compradas por separado, al igual que, por supuesto, la munición tampoco era de su cosecha. Guslick consideraba que las armas en 3D no eran ninguna amenaza para la seguridad, porque con los materiales disponibles actualmente era imposible crear un arma “100% a través de una impresora”. En opinión de este ingeniero, esas armas no resistirían la presión necesaria, se producirían escapes, el arma se destruiría en cada disparo, y además sería absolutamente imposible apuntar con acierto a un objetivo.

Durante algún tiempo las alarmas cesaron, pensando que la impresión en 3D apenas daría acceso a prototipos de juguete, plástico, o de escasa calidad. Sin embargo, la llegada de la primera pistola de metal elaborada por impresión 3D ha dado un vuelco al curso de los acontecimientos. es una iniciativa legal de Solid Concept. Seleccionaron la pistola 1911 classic (45ACP) porque su diseño ya está en “dominio público”.

La evolución de materiales es rápida y lógica, sesgún Isaac Jiménez: «Hicimos impresoras de tinta que usan un aglomerante para compactar el polvo, generalmente escayola o celulosa, hicimos impresoras láser, en las que el polvo se polimerice con energía. Ahora estas nuevas impresoras 3D inyectan toda clase de resinas en estado líquido y las petrifican con luz ultravioleta. Así podemos conseguir figuras de cualquier color y prácticamente irrompibles». Del plástico y las resinas se ha pasado a otros materiales. «Con las impresoras de luz ultravioleta ya han conseguido fundir varios productos, es lógico que el siguiente paso sea mezclar el metal y la fibra de carbono», explica, «ahora cambiemos el metal por comida hidrofilizada: ¡esto significa que un futuro podremos meter una cápsula como si fuera de una máquina de café, y nos imprimiremos una pizza!».

La caída de precios

Hace algunos años no hablábamos de las impresoras 3D. Su funcionamiento era limitado y extraño, y sobre todo, su precio las hacía inalcanzables a cualquier usuario común. Sin embargo, en cuestión de meses hemos asistido a la progresiva caída de su precio, combinada con una extensión de su popularidad en todo el mundo. Hoy es posible hacerse con una de ellas en sitios como eBay por menos de 1000 euros.

De todos modos el precio sigue ligado a sus posibilidades. Las impresoras de gama baja son pequeñas y sólo pueden imprimir en plástico termoestable, sin embargo, en su versión de más alta gama, logran escupir objetos en metal o cerámica. Por supuesto, la resolución que alcance la impresora también condiciona el tipo y la precisión del producto que pueda lograr.

Hoy, en cualquier caso, es posible hacerse con una de estas impresoras por un precio razonable y elaborar casi cualquier cosa que pueda imaginarse. Desde un rifle hasta una casa. No ha tardado, por ejemplo, en nacer un ambicioso y revolucionario proyecto para imprimir casas en 20 horas.

El problema de las armas no detectables

La legislación que, por ejemplo, afecta a los vuelos ha llegado a prohibir miles de cosas, en una espiral de modificaciones que comenzó tras los atentados del 11 de septiembre. Sin embargo, las armas en 3D han reavivado un debate muerto, al lanzar de nuevo a la palestra la posibilidad de ampliar las prohibiciones para intentar impedir la libre circulación de armas de plástico.

A finales de 2013 el Senado de Estados Unidos renovó la Ley de Armas de Fuego no Detectables, que databa de 1980, una norma que se creó para intentar prevenir ante el peligro de armas ocultas que podrían pasarse por detectores de metales sin levantar sospechas. Aunque se esperaba una profunda remodelación de la norma, se rechazaron finalmente las propuestas de los partidarios del desarme en Estados Unidos, que alertaban sobre las peligrosas pistolas de plástico elaboradas en 3D y a disposición de cualquiera a través de Internet.

Defense Distributed pone armas a disposición de cualquiera

La oficina de Asuntos Político-Militares del Departamento de Estado de los Estados Unidos intentó frenar en mayo de 2013 la expansión de Defense Distributed, que desde su creación en julio de 2012 por Cody Wilson había logrado recaudar más de 20.000 dólares para poner en marcha su proyecto de “código abierto”: diseñan armas descargables en Internet pensadas para fabricar de forma doméstica con impresoras 3D.

El 5 de mayo de 2013 Defense Distributed publicó online los planos para construir, con una impresora 3D, Liberator, la primera pistola obtenida íntegramente mediante este sistema. Tan sólo cuatro días después, el Departamento de Estado les acusó de violar el Reglamento de Tráfico Internacional de Armas, y a través de una carta oficial les instaba a presentar numerosa documentación legal, así como a “retirar inmediatamente” los datos y planos “del acceso al público”. La organización de Wilson retiró los planos voluntariamente de su web oficial, pero éstos ya se habían expandido por redes de intercambio P2P y no fue posible detener su propagación.

«Es completamente imposible evitar la difusión de estos planos», afirma Isaac Jiménez, «es como cuando hay una fuga de un disco de música o una película y te lo encuentras en todas las redes. La única solución sería obligar a los fabricantes de impresoras 3D a implementar un sistema de DRM que impida imprimir planos que no sean oficiales, pero ¿quién te va a prohibir a ti construirte tu propia impresora 3D?», se pregunta el informático.

Dentro del debate ético generado, han surgido numerosas voces que piden una nueva legislación sobre las impresoras 3D. El senador Leland Yee pedía reformar la ley, y en particular hacerlo mediante la obligación de imponerles números de serie registrados, como parte de una nueva legislación para proteger al público ya que su principal preocupación es que “este arma no deja ningún rastro”. Por el contrario, son muchos –no la Asociación Nacional del Rifle, que no se ha pronunciado en ningún sentido sobre la polémica- también los que no están a favor de realizar una nueva regulación sobre las armas producidas por impresoras 3D; aseguran que “los verdaderos delincuentes tienen otros canales para conseguir armas mejores” y señalan que el verdadero peligro de estas armas es la alta posibilidad de que salgan defectuosas. Hod Lipson, de la Universidad de Cornell: “si usted fabrica una y lo hace a la temperatura equivocada o con cualquier defecto, resulta realmente peligroso disparar con ella”. Lipson es partidario de centrar la regulación en la pólvora y no en las propias armas.

En la misma línea, la policía británica asegura que las pruebas realizadas por científicos en Estados Unidos y Reino Unido demuestran que cualquiera sin experiencia que intente disparar estas pistolas podría resultar dañado, “mutilarse o incluso matarse a sí mismos”.

El primer detenido en Japón por poseer armas de plástico

Naturalmente, la proliferación de esta nueva tecnología no se limita a Estados Unidos, sino que está poniendo en jaque a gobiernos y legisladores de todo el mundo. El pasado 8 de mayo Japón capturó a Yoshitomo Imura, un empleado de la Universidad, de 27 años de edad, que se ha convertido en el primer detenido por posesión de armas de plástico elaboradas con impresora 3D en la historia del país.

Imura tenía cinco armas en su casa de Kanagawa, dos de ellas contaban con el potencial de disparar “balas letales”. El sospechoso, admitió que había impreso las armas, pero se defendió asegurando que desconocía que fuera ilegal: “No puedo quejarme de la detención si la policía considera que esto son armas de verdad», aseguró.

Reino Unido detecta miles de descargas de pistolas

Según el criminólogo de la Universidad de Brighton, Peter Squires, hay más de “100.000 descargas” de la web de Defense Distributed, de pistolas y sus componentes para impresión en 3D. Aunque en opinión de este experto no es tan alarmante como parece, sino que responde más a la posibilidad de la “evasión de controles”.

Reino Unido reaccionó rápido a las primeras noticias sobre miles de descargas de los planos para imprimir armas en 3D, lanzando desde el Ministerio de Interior nuevas directrices sobre la concesión de armas de fuego, en un documento firmado el pasado mes de noviembre.

El gobierno británico ha ido más lejos, imprimiendo recientemente sus propias armas de fuego para conocer a fondo sus posibilidades y amenazas. Para ello han seguido los planos de la citada pistola Liberator. Además el National Ballistics Intelligence Service, en colaboración con la Universidad Metropolitana de Manchester ha desarrollado un escáner que detecta la forma de un arma de fuego sea del material que sea. El resultado del experimento ha quedado reflejado en un vídeo, que demuestra la eficacia del nuevo detector.

En opinión de este experto informático consultado por Investigations, «la mejor forma de evitar a los criminales no es impidiendo las armas, sino detectando el uso que se quiera hacer: el Mossad en el aeropuerto de Israel es capaz de detectar quién va a cometer un delito únicamente detectando su expresión corporal y tienen una tasa de acierto de un 98%. El doctor Larry Farwell ha inventado el Brain Fingerprinting, una tecnología que te lee las ondas cerebrales y que en tiempo real sabe si eres un terrorista que piensa cometer un atentado. La CIA y el FBI ya están manos a la obra con esta tecnología y próximamente lo instalarán en aeropuertos y estaciones», asegura.

Dar al mundo “una mano amiga”

Shea tiene 8 años. Es rubia, sonriente, y muy guapa. Aunque se ha acostumbrado a ella, Shea nació sin algunos dedos de su mano derecha. El pasado mes de diciembre, navegando por Internet, Shea cayo en el vídeo de Robohand, una bonita historia en la que un niño recupera su mano gracias al trabajo de una impresora en 3D. Shea le preguntó entonces a su padre si ella también podría tener una mano nueva por Navidad.

Los padres de la niña escribieron entonces una carta al Milwaukee Makerspace, que se define como “un club social para personas que les gusta construir, inventar, jugar y aprender nuevas habilidades y ampliar sus mentes”. Entre todos los usuarios forman una gran “comunidad de fabricantes” amateurs, que emplean las posibilidades de las nuevas tecnologías para experimentar y crear desde música, hasta coches eléctricos, pasando por costura, fotografía, robots o todo lo que concierne al ámbito de la electrónica.

El ingeniero Michael Guslick –que había creado parte del primer rifle AR-15 con impresión en 3D- y Frankie Flood, profesor de la Universidad de Wisconsin, se interesaron de inmediato por el proyecto de conseguir unas manos para Shea. Flood se puso entonces a trabajar duro en su departamento de la universidad, llegando a introducirlo como parte del curso este semestre: no sólo están creando manos para muchos otros niños que lo necesitan, sino desarrollando manuales para que cualquier padre pueda hacerlo con ayuda de estos aparatos.

Aunque en febrero la mano aún no estaba terminada, la niña pudo entonces probar en el taller de Frakie Flood el primer prototipo, diseñado además en el color que ella misma eligió, el rosa. Después de varios intentos, logró manejarse con ella muy bien y se sacó esta foto haciendo un corazón con sus manos.

Actualmente, el proyecto E-Nabling The Future reúne a cientos de voluntarios que usan “impresoras 3D para dar al mundo “una mano amiga”.  Y ofrece “en abierto” instrucciones, planos, y tutoriales, para que otros padres pueden construirlas.

Un paso peligroso

Dos años después de los primeros planos para construir pistolas de plástico, la evolución de esta posible amenaza se ha vuelto imprevisible. Un grupo inicialmente vinculado al DEFCAD de Cody Wilson, se ha separado y lanzado a la elaboración de muchos otros tipos de armas bajo el nombre de FOSSCAD. Actúan bajo el anonimato y su primera –y peligrosa- conquista se llama Reprringer, un diminuto revólver que dispara munición del calibre 22, y cuyos planos ya están disponibles.

Desde la web de FOSSCAD se accede a Grabcad –todo tipo de planos 3D de empleo libre- con todo un arsenal de planos de diferentes piezas de armamento –incluidas granadas y proyectiles de mortero-. Entre la lista de lo más descargados en “pistolas” se encuentran cartuchos, carabinas, revólveres M1911, e incluso el fusil de asalto M16 israelí. Para descargar estos planos sólo es necesario registrarse gratuitamente y aceptar estas condiciones de uso.

Por supuesto, no es posible evitar la pregunta de si estos planos estarán ya en manos de terroristas. Las impresoras 3D podrían cambiar sus costumbres y modus operandi por completo. «Sin duda, están a su alcance», afirma Jiménez, «si yo quiero atentar, puedo viajar sin armas por cualquier aeropuerto, entro en el país donde quiera cometer el atentado y allí me podré imprimir una pistola de resina, que encima será indetectable por los escáneres».

Tal vez la aventura de las impresoras 3D sea sólo el comienzo de una aventura mayor. «¿Quién sabe si dentro de 100 años veremos máquinas como la que aparecía en la película de El Quinto Elemento, donde meteremos el código ADN de una persona y automáticamente nos la imprimirá?», concluye.

 

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