El exbanquero conservador Guillermo Lasso se ha proclamado presidente electo de Ecuador en el balotaje de este domingo sobre el delfín de la izquierda correísta, Andrés Arauz, quien concedió su derrota antes de que concluyera el escrutinio.
Las claves: el dirigente de 65 años, quien aglutinó buena parte del anticorreísmo bajo las banderas de la derecha y que recibirá un país dividido y en crisis por la pandemia, obtenía al menos el 52,48% de los apoyos con el 93,74% de la votación escrutada, según el Consejo Nacional Electoral. Arauz, de 36 años y pupilo del exmandatario socialista Rafael Correa -el gran derrotado de esta elección- captaba el 47,52% de sufragios.
El voto nulo que promovieron los indígenas -factor desequilibrante en esta elección- se situaba en un 16%, un avance notorio frente al 9,55% del primer turno.
«El 24 de mayo próximo asumiremos con responsabilidad el desafío de cambiar los destinos de nuestra patria y lograr para todos el Ecuador de oportunidades y de prosperidad que todos anhelamos», dijo Lasso ante sus partidarios en Guayaquil.
Lasso, quien perdiera las presidenciales de 2013 y 2017 ante el correísmo, consiguió revertir el traspié de la primera vuelta y conquistar el poder en su tercer intento. Lasso asumirá el poder de este país de 17,4 millones de habitantes en reemplazo del impopular Lenin Moreno, quien deja una economía, dolarizada desde 1999, en números rojos: en 2020 el PIB retrocedió un 7,8% y la deuda pública total alcanzó el 63% del Producto Interno Bruto.
Además sale acosado por las críticas ante la lenta vacunación contra el coronavirus que en más de un año ha matado más de 17.000 personas y estresado al máximo al sistema sanitario.
El futuro presidente no gozará de mayoría en el Congreso y tendrá que negociar con Pachakutik, pues el partido indígena quedó segundo en las legislativas celebradas en febrero por detrás de Unión por la Esperanza (Unes), el movimiento de Arauz. Creando Oportunidades (Creo), la fuerza de Lasso, tendrá una representación mínima.
Los indígenas, que quedaron a las puertas del balotaje con su candidato Yaku Pérez, optaron en su mayoría por no dar su respaldo a ninguno de los candidatos.
Apenas concluyó la votación, Arauz se había anticipado al escrutinio oficial y proclamado ganador con base en un sondeo a boca de urna. Cuando comenzaron a caer los resultados oficiales, recogió sus palabras. «Este es un traspié electoral pero de ninguna manera es una derrota política y moral. Nuestro proyecto es de vida, de lucha», manifestó en Quito.
Sin embargo, el revés electoral tiene para los críticos un solo nombre: Rafael Correa. El exgobernante, que se instaló en Bélgica con su familia tras concluir su mandato (2007-2017), rompió con Moreno apenas éste se instaló en el poder, desatándose una feroz disputa que fraccionó a la izquierda entonces dominante. Estando fuera, la justicia lo condenó a ocho años de cárcel por corrupción en un proceso que Correa tacho de «persecución política».