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Opacidad, negacionismo y polarización: así operan las plataformas que propagan el odio en las redes

«La propagación de esos mensajes beneficia a quienes quieren debilitar a actores geopolíticos como la UE o EEUU», alerta la eurodiputada Maite Pagazaurtundúa, impulsora del informe ‘Cartografía del odio’

Opacidad, negacionismo y polarización: así operan las plataformas que propagan el odio en las redes

Imagen de archivo / Europa Press

Difunden mensajes de odio que acaban siendo compartidos indistintamente por grupos antisistema de izquierdas y de derechas en diferentes partes del mundo. Su objetivo es el de socavar la gobernanza y la cohesión en las democracias liberales. Actúan de forma coordinada en algunos casos. Y reúnen una serie de características comunes como la falta de transparencia sobre su origen, responsables y financiación, la propagación de narrativas contrarias al pensamiento científico y la construcción de relatos antisistema para fomentar la polarización ideológica. 

Los anteriores son, a grandes rasgos, los principales elementos que componen la radiografía de las nuevas plataformas digitales dedicadas a propagar el odio en las redes. Así se desprende del informe ‘Cartografía del odio’, una investigación impulsada por la eurodiputada de Ciudadanos Maite Pagazaurtundúa para identificar y analizar los incidentes y delitos de odio y discriminación registrados entre 2015 y 2020 en seis países europeos: España, Alemania, Francia, Italia, Hungría y Polonia.

«La principal característica en común de estas plataformas es que están en contra del sistema democrático y de la verdad científica», explica Pagazaurtundúa en entrevista con THE OBJECTIVE. «Detrás de ellas están emisores anónimos, que ocultan su identidad y las fuentes de financiación que reciben, y buscan el efecto de polarizar para debilitar los mecanismos democráticos de convivencia y resolución de conflictos», añade. 

Maite Pagazaurtundua, en entrevista con THE OBJECTIVE

En sus 270 páginas, el informe ‘Cartografía del Odio’ dedica un capítulo exclusivo al funcionamiento de estas plataformas que se dedican a propagar el odio en las redes. En él se han analizado el contenido de 50 plataformas potencialmente maliciosas ubicadas, principalmente, en distintos países de Europa, América del Norte y América Latina. También fuentes digitales ubicadas en Japón, Honk Kong, Turquía, Irán y Rusia.

Muchas tienen aspecto de medio de comunicación. Es el caso de ‘The Daily Stormer‘, que entre marzo y agosto de 2020 alcanzó un tráfico de 944.000 visitas, el 56% de ellas en Estados Unidos, y que el informe sitúa como parte del «ecosistema digital» encargado de difundir «de manera sistemática» mensajes de odio que fomenten la polarización ideológica y la ruptura de la cohesión social y el respeto a las libertades individuales. En concreto esta web se dedicó en ese periodo a difundir contenidos en inglés sobre la campaña electoral estadounidense, la crisis por los incidentes raciales o la pandemia de la covid-19, entre otros.

«Estamos hablando de una producción industrial, masiva y dañina», explica Pagazaurtundúa. «Los modelos de negocio de estas plataformas han generado una simbiosis que ha permitido a unos monetizar muchísimo y a otros aprovecharse de esas grandes carreteras que son las redes para llegar a mucha gente de manera barata y dañina para los valores e intereses democráticos de nuestras sociedades», agrega la eurodiputada de Ciudadanos.

Antisemitismo y pseudociencia

Los dos principales mensajes a los que recurren las 50 plataformas analizadas en el informe son el antisemitismo y el odio hacia los inmigrantes. Pero además comparten otro elemento que se ha visto exacerbado durante la pandemia: las narrativas para poner en duda la evidencia científica y difundir teorías negacionistas y pseudocientíficas. 

«La confianza de los ciudadanos en la evidencia científica es la piedra angular sobre la que se cimienta la confianza de la opinión pública en las instituciones y la administración de un Estado moderno. Por ello, la generación y difusión de narrativas de abierto carácter pseudo y anticientífico pueden provocar un profundo impacto en la gobernanza y la cohesión social de una democracia liberal», alerta el informe. 

Falta de transparencia y anonimato

El anonimato y la falta de transparencia que facilitan las nuevas plataformas digitales es un recurso utilizado por el 59% de las plataformas digitales que publican contenido de odio antisemita analizadas en el informe. En el caso de lasque generan y difunden contenido de odio contra la comunidad inmigrante, la falta de transparencia también es un recurso usado de manera recurrente, en este caso por el 55% de las plataformas analizadas.

Por ejemplo, el servidor de la plataforma digital The Daily Stormer (https://dailystormer.su/) está alojado en el dominio «.su» (Soviet Union) a pesar de difundir contenidos en inglés y tener el 56% de su audiencia en EEUU. Este dominio fue creado en 1991 para la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas meses antes de su colapso y actualmente está administrado por el Instituto Ruso para el Desarrollo de Redes Públicas, aunque cualquier ciudadano de cualquier parte del mundo puede abrirse un dominio «.su» desde cualquier lugar del mundo. 

La ubicación del dominio en un país distinto a la audiencia a la que, presuntamente, va dirigida la plataforma es solo un indicador de la absoluta falta de transparencia que presenta la plataforma digital The Daily Stormer, resalta como ejemplo el informe. «Esta fuente digital no ofrece en ningún momento ninguna información sobre quién es el responsable del sitio, quién firma y de dónde provienen las noticias», añade. 

¿A quién benefician?

Además, el estudio destaca la «estrategia global» y el «trabajo en red» que desarrollan estas plataformas para «actuar como altavoces y redifusores del contenido malicioso generado» por otras. En el caso de las que distribuyen contenido de odio antisemita, por ejemplo, el informe ha detectado una tasa de redistribución de mensajes no originales del 38%. Este dato implica que el 38% de los 131 mensajes antisemitas detectados por estos medios no es original, sino que es una redifusión o un «copia y pega» del contenido publicado en otra plataforma digital de la misma comunidad. 

«La propagación de esos mensajes beneficia a quienes quieren debilitar a actores geopolíticos como la Unión Europea o Estados Unidos. Ya sabemos que Rusia, Venezuela, Cuba o Irán juegan a otras cosas», afirma Pagazaurtundúa. «Tenemos que tener una regulación mucho más estricta sobre lo que es el anonimato y trabajar en el elemento de la retirada. Hay que saber quién trabaja en esos elementos de difusión masiva. El anonimato no les puede amparar», concluye.

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