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Gastronomía

Las tres riojas del Rioja

Pedir un Rioja es lo mismo que decir ¡ponme un Rueda!… Nada. Más allá de identificar la procedencia y color del vino no aporta mucho más, porque la zona por sí misma no es sinónimo de bueno ni de malo

Las tres riojas del Rioja

Europa Press

Seguramente porque en muchas ocasiones no se tiene claro lo que estamos pidiendo, pero generalizar en el vino no es acertado. Hay tantos vinos como bodegas, elaboradores, territorios, procedencias, gustos… más allá de que, por supuesto, cada zona responda a un perfil propio fruto de las condiciones climatológicas y geográficas que comparten las elaboraciones que de ella proceden. Pero poco más porque son muchos los elementos que influyen en el resultado final, naturales y humanos. Por esta razón, aseverar que sólo bebes (o te gusta) Rioja es decir poco o nada, y más cuando se trata de denominaciones de enorme extensión, como es el caso de la riojana; hablamos de 66.000 hectáreas de viñedo, 567 bodegas, 14.800 viticultores y tres regiones de influencia pues DOCa Rioja incluye municipios de Álava y Navarra además de La Rioja. Razones de peso para asegurar que los vinos de la denominación española más reconocida en el mundo no se identifican con un único estilo, y menos aún cuando pensamos en la nueva generación de profesionales que está tomando las riendas en el campo y en las bodegas.  Reducir, en definitiva, los vinos de Rioja a un concepto como si de una marca se tratase en tan injusto como inexacto. 

Para no incidir más en la cuestión ni complicarlo en exceso, a causa de esa variedad de territorios una primera diferenciación que se realiza en el seno de la DO tiene que ver con la zona vitivinícola de origen: Rioja Alta, Rioja Oriental (hasta 2018 Rioja Baja) y Rioja Alavesa, ésta última protagonista mediática y política a finales de la pasada semana aunque son varios los años que desde allí se viene reivindicando lo mismo, el reconocimiento de su singularidad territorial dentro de la denominación y que apuntan como valor añadido. En cualquier caso, tres espacios vitícolas delimitados que dan lugar a vinos de perfil bien distinto por el territorio del que proceden (donde confluyen suelo, topografía, las condiciones climáticas, biodiversidad del entorno…), y un primer argumento de peso que distingue unos riojas de otros. 

En Rioja Alta domina el clima atlántico y los viñedos se asientan sobre suelos arcillo calcáreos, ferrosos y aluviales. Es la más conocida por la cantidad de bodegas y viñedos que reúne, además de por su rica oferta enoturística. En ella se encuentran casas tan conocidas como López de Heredia-Viña Tondonia, Ramón Bilbao, Hermanos Hernáiz, Marqués de Cáceres, Muga, Roda, La Rioja Alta, Bilbaínas, Marqués de Vargas, Gómez Cruzado o Bodegas Riojanas. Localizada en la parte más occidental de la región riojana, incluye municipios vinícolas tan reconocidos como Haro, Ollauri, Briones, Cuzcurrita del río Tirón, San Asensio, Cenicero, San Vicente de la Sonsierra, Logroño o Fuenmayor.

Imagen cedida por la DOCa Rioja.

Debido a la influencia mediterránea, Rioja Oriental se caracteriza por un clima más cálido y seco y sus suelos son aluviales y arcillo ferrosos. Ubicada en la zona más al este de la denominación (en la linde con Navarra) y entre sus pueblos de influencia están  Alfaro, Aldeanueva, Azagra, Calahorra o Viana. Como vecinos ‘ilustres’ se cuentan Palacios Remondo o Barón de Ley.

En cuanto a Rioja Alavesa (al sur de la provincia de Álava) abundan los suelos calizos, pues históricamente fue mar, además de ser una zona con altitud lo que favorece la frescura y acidez de sus vinos. También predominan las pequeñas parcelas y destaca la cantidad de viña vieja. Asentados en algunas de sus bonitas villas medievales se encuentran bodegas tan conocidas como Luis Cañas, Torre de Oña, Pujanza, Viñedos del Contino, Marqués de Riscal, Izadi o Baigorri, entre otras muchas. Tiene influencia atlántica, con un clima seco y soleado. Elciego o Laguardia son dos de sus municipios más visitados. 

Imagen cedida por la DOCa Rioja.

Es esta diferencia, entre otras razones, la que motiva desde hace más de tres décadas las reivindicaciones de los operadores alaveses, con la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA) al frente, que reúne alrededor de 125 asociados. Hasta el punto que hace cinco años 42 de esas bodegas presentaron una solicitud ante el Gobierno vasco para conseguir una nueva denominación de origen, «Viñedos de Álava», que supondría abandonar la DOCa Rioja y que por el momento no han conseguido. Frente a los que ven en la reivindicación exclusivamente motivaciones políticas desde la zona alavesa arguyen la necesidad de defender esa identidad que les es propia porque define sus elaboraciones. Y añaden a esto el hecho de sentirse injustamente representados en el seno del Consejo Regulador riojano, con lo que tienen poca capacidad de influencia y por eso no consideran defendidos sus intereses. 

Identificadas las ‘tres riojas’ como punto de partida, vendrían después las distintas categorías de calidad aprobadas por el Consejo y que inciden en la idea inicial de que ‘el rioja’ por sí mismo no es un tipo de vino, sino que Rioja son muchos y bien distintos por muy diversas razones, naturales y humanas, como hemos apuntado. 

Por lo demás, en lo que al conflicto afecta, desde del Consejo se mostraban el pasado viernes satisfechos por la retirada de la propuesta legislativa que el PNV pretendía promover «y que habría desembocado en una fragmentación de nuestra denominación de origen», declaraba José Luis Lapuente, director general del Consejo Regulador de la DOCa Rioja, además de volver a rechazar cualquier injerencia política en los debates que afectan exclusivamente al sector vinícola. Dicho esto, la polémica parece tener visos de seguir coleando. El tiempo dirá. 

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