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Opinión

La verdad sobre los escándalos de Bárbara Rey

«Hay algo en el relato de la vedette que resulta inquietante: su vida marcada por los abusos y el maltrato. Su belleza escondía un trasfondo trágico»

La verdad sobre los escándalos de Bárbara Rey

La vedette y presentadora Bárbara Rey. | Europa Press

Creo que lo último que sospechó Bárbara Rey cuando empezó a grabar a escondidas sus citas secretas con el rey Juan Carlos I es que un día podría hablar de esas cintas a calzón quitado, en prime time, mientras el que fuera figura intocable de nuestra democracia acabaría destronado, deshonrado, exiliado en Abu Dabi, perseguido por la Justicia británica y humillado por una amante, Corinna Larsen, que le sacó mucho más partido que ella, léase muchos más millones, a una relación sentimental con aires de colaboración empresarial. La desgracia del emérito ha sido la suerte de la vedette, que se ha liberado al fin de muchos años de secretos mal guardados, todo hay que decirlo, porque aquello era algo que todos sabían pero que nadie se atrevía a contar por temor a las represalias. Y eso que somos un país libre, nos cuentan. Campechano, le llamaban, ocultando que sabían que, más que un Borbón, era un auténtico bribón.

Bárbara empezó a grabar por miedo, dice. Básicamente cuando fue consciente del peligro que corría. Ella necesitaba controlar el relato, no que la controlaran a ella. Ya en Viajando con Chester se especuló con el pago de 25 millones de pesetas para evitar la publicación de una foto del monarca tocándole un pecho a Bárbara y una serie de pagos, supuestamente hasta 600 millones de pesetas en 10 años, para silenciar la relación:»Me habían vetado y eso me afectó profesionalmente. Yo le hablé claramente. Yo no sé con quién pudo hablar o qué pudo hacer, yo solo empecé a trabajar con televisiones públicas. Pero si hay algo que salió de los fondos reservados, yo no lo sé», le explicaba a Risto. Por entonces, llegó a presentar un programa diario de cocina en la desaparecida Canal 9. Se hablaba de un contrato de 5 millones de euros: «Yo cobraba 20.000 euros al mes. Y todos los platos los preparaba yo». Bárbara habló en ese programa, pero no lo contó todo. Ella siempre se guarda un as en la manga: son muchos años manejando el cotarro.

Bárbara Rey pasó mucho más miedo cuando entraron en su casa, robaron parte de las pruebas y la amenazaron directamente: «Si me quieren quitar de en medio, que me quiten. Pero se sabrá quién me ha matado», decía a las puertas de su hogar asaltado. «No me dejan vivir, estoy desesperada», gritaba por teléfono en un Tómbola después de ser vetada para acudir al plató. Todo eso pasó al fin y ahora ella está bajo los focos inspirando una serie de ficción y protagonizando un documental, Una vida Bárbara, que empieza con una declaración de intenciones: «El escándalo me busca a mí desde que nací. Me ha hecho mucho daño y también me ha beneficiado. Prefiero que me siga buscando el escándanlo que buscarlo yo. Nunca buscaré el escándalo. Siempre, por un motivo y otro, me he visto envuelta en algún escándalo». Bárbara no solo ha protagonizado mil escándalos, ha sobrevivido a todos.

En esta serie, su hija Sofía Cristo da una pista importante sobre su madre: «Muchas veces el físico te juega una mala pasada y se le ha hecho una imagen de mujer devora hombres y un poco maléfica, cuando mi madre es una persona sensible, emocional, vulnerable, muy cariñosa, muy visceral, súper protectora, súper sumisa con los hombres y yo creo que lo ha dado todo por cada uno de los amores que ha tenido». Y hay algo que el periodista Carlos Ferrando apunta que merece la pena tener en cuenta: «Ella nunca ha perseguido a un monarca, ellos la persiguen a ella». No es lo mismo planificar un romance con un rey y someterlo a chantaje que verse perseguida por uno y cubrirse las espaldas con recursos dignos de la casa del espía. Y como señala Chelo García-Cortés: «Si en lugar de Totana, llega a ser de Londres o de París, todo habría sido muy distinto».

Hay algo en el relato de Bárbara Rey que resulta inquietante: su vida marcada por los abusos y el maltrato. Fue maltratada por su madre, aquejada de una enfermedad mental; fue acosada por el primer director de cine con el que trabajó, lo que provocó que abandonara un proyecto que abordó ilusionada; sufrió violencia doméstica a manos de su marido, Ángel Cristo, con quien vivió un matrimonio salpicado de palizas, amenazas e, incluso, heridas por armas de fuego. Es cierto que los espectadores nos quedamos con el glamour de «la mujer más deseada de España», pero aquella belleza escondía un trasfondo trágico que nos hace entender que, más allá de los muchos escándalos vividos, estamos ante una superviviente nata.

Sí, nadie la obligó, eso es cierto. Pero, claro, ¿quién se atrevía a decirle no al Rey?

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