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Bildu salvavidas, el gafe Bolaños y el adiós a Pam

Bildu salvavidas, el gafe Bolaños y el adiós a Pam

Una amiga me escribió partida de risa cuando se supo, tras sus elogios a Bildu, que el delegado Martín es un hombre de confianza del ministro Bolaños. | Europa Press

1. El delegado del Gobierno en Madrid, ese Francisco Martín, fue mezquino con Bildu cuando dijo que el partido heredero de ETA les salvó la vida a miles de españoles. ¿Solo a miles? No, señor delegado. Escatima usted. Bildu, la ETA de la que procede, les salvó la vida a todos los españoles. Absolutamente a todos. Menos a 853.

2. Una amiga me escribió partida de risa cuando se supo, tras sus elogios a Bildu, que el delegado Martín es un hombre de confianza del ministro Bolaños. Mi amiga sostiene, apoyándose en datos que me pasa a menudo, que Bolaños es gafe (¡toco madera!). Todo a su alrededor falla, fracasa. Le pasa como a aquel Yáñez (¡toco madera!) de los tiempos de Felipe González. La primera vez que me fijé en Bolaños fue en el traslado aquel, tan ‘Dolce vita’, de Franco. Él estaba allí con cara de «estoy protagonizando la historia». La mediocridad del personaje solo es comparable, de acuerdo con los datos de mi amiga, a la mala suerte que da. Ha sido sin duda el gusano en la manzana del sanchismo, que tiene agujereadísima. Esta vez andaba el PSOE tratando de poner el acento en la economía, para enderezar de una vez su campaña, cuando va Bolaños, es decir, el hombre de confianza de Bolaños, a poner a Bildu de nuevo en el mostrador… ¡Toquemos madera!

3. Lo de que «lo personal es político», que ha articulado tantos nefastos discursos de la izquierda reaccionaria, ha adquirido un significado muy específico en las carnicerías de Podemos y Sumar. Aunque en sus navajazos y descuartizamientos era más bien la inversión de la frase lo que primaba: «lo político es personal». Nada de ideas, solo nombres. No argumentaciones, sino vetos. Estar en la lista. Optar al escaño. La política como estricta salida profesional. Codazos darwinistas entre los fraternos. Cada abrazo de estos años era un tantear la espalda del compañero para ver dónde encajar la futura puñalada. Cada beso era un olisquear a la futura presa. Los excesos de sentimentalidad acaban en baños de sangre. En este caso, por fortuna, y gracias al «régimen del 78» que desprecian, solo simbólica.

4. Por quien de verdad lo siento es por Pam. Ya lo dije. Nadie se ha acordado de ella, nadie ha pedido que le levanten el veto. Ha sido la auténtica víctima propiciatoria de estos aquelarres. Ella y tal vez el pobre Echenique, cuya permanencia tampoco nadie ha querido. Se van ya por el sumidero de la historia, Pam con mi devoción. Fue ella la que dijo lo de la «diarrea legislativa». Llegó el momento de cerrar el culo. 

5. La política pequeña, la de las Nuevas Generaciones del PP. El líder, Ignacio Dancausa (un Sánchez jovencito), habla de los acuerdos a los que están llegando con discotecas de Madrid para que les proporcionen chupitos y otros privilegios a los afiliados. Teniendo en cuenta que pertenecen al partido del poder en la capital, me imagino esas ‘negociaciones’ como las de Lucky Luciano. Les harán ofertas que los resignados empresarios no podrán rechazar. Y si no fuese así, queda feo en cualquier caso. Pero nos tocará asistir a eso en el nuevo ciclo político: la eclosión de los nuevos ejecutantes del poder.

6. Esos alcaldes de Bildu. Tipos que, en sus buenos tiempos, no se oponían a que les descerrajaran un tiro en la nuca a sus paisanos mientras paseaban por su población.

7. El socialista Collboni, alcalde de Barcelona. O sea, que no lo será el puigdemontista Trias. El PP ha hecho lo que tenía que hacer. Y los comunes.   

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