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Joss Whedon, el director 'cancelado' que ha decidido hablar de nuevo

El creador de ‘Buffy la cazavampiros’ y director de ‘Los vengadores’ ha sido cancelado tras acusaciones de abusos en sus sets. Hace poco concedió una entrevista para hablar del tema

Joss Whedon, el director ‘cancelado’ que ha decidido hablar de nuevo

Foto: Dave Starbuck | Zuma Press / ContactoPhoto

A finales de los noventa se le consideraba no menos que un dios. Joss Whedon, el joven creador de Buffy la cazavampiros, estaba en el pináculo de la fama y ello implicaba la admiración dogmática de los fans. Whedon había creado a Buffy con 32 años y, en solo poco tiempo, se había erigido como el showrunner estrella (en un tiempo en que ese concepto no existía). A principios de los años 2000 llegó estar a la cabeza de tres series: Buffy, Angel y Firefly, las tres con seguidores apasionados y buena crítica. Luego vendría el éxito en el cine, como director y guionista, y recientemente la caída… tras varias acusaciones de conducta abusiva en los sets que manejaba. Hoy, Whedon, el antes alabado guionista con un don para las palabras, es otro de los hombres de Hollywood que confronta sus acciones pasadas mientras nadie quiere darle trabajo. 

Joss Whedon creció en Nueva York como hijo de un guionista (Las chicas de oro) y una activista feminista, en una casa en que se leía Shakespeare y, según cuenta en un perfil de Vulture, se pasaba por el aro de la exigencia de genialidad, astucia y humor de dos padres intelectuales que llevaban la casa como un salón de guionistas en que te podían hundir por no cumplir las expectativas. En su adolescencia, Whedon estudió en un internado británico. Extraño y solitario, el creador se sentía y estaba solo. Pero cuando volvió a Nueva York, a estudiar en la Universidad Wesleyan, se encontró con su tribu: gente ingeniosa, curiosa y rara, como él. Estaba en su elemento. 

Imagen de la icónica ‘Buffy, la cazavampiros’.

Tras terminar la carrera, se mudó a Los Ángeles y escribió el guion de la película Buffy, la cazavampiros, en 1992. La protagonista era una chica que «era importante sin que nadie pensara que era importante. ‘Me tomó tiempo darme cuenta de que estaba escribiendo sobre mí’», le confesó Whedon a Vulture. En 1995, WB le pidió que desarrollara a su heroína para una serie. Buffy, la adolescente rubia y guapa que derrota vampiros y otros seres sobrenaturales junto a una banda de amigos nerds, era un nuevo concepto. En cualquier otra historia, esta chica de nombre ridículo habría muerto o sería la sexualizada tonta que está ahí para placer de quien la mira. Pero no. Buffy era inteligente, ingeniosa y poderosa. Y esto le ganó a Whedon el amor incondicional de los fans, que se veían en este grupo de solitarios perdedores que, sin que los demás lo supiesen, salvaba al mundo con regularidad. 

Inicialmente, el guionista tenía una relación cercana con los fans. Se metía en las páginas de mensajes en que discutían la serie y hablaba con ellos, incluso organizaba eventos anuales en que se reunía, y el reparto, con los seguidores de la serie. Pero no todo era ideal en el set o en la sala de escritores. Un joven que nunca había sido jefe, Whedon podía ser cruel y despectivo con el trabajo de los demás (o eso cuentan varios escritores y otros miembros del equipo). 

Imagen de ‘Avengers’.

Sin embargo, Whedon siguió con su crecimiento meteórico. Llegaron Angel, Firefly, Dollhouse y para cerrar su coronación la dirección (y guion) de Los vengadores, la mayor película-evento de Marvel hasta ese momento (luego se encargó de La era de Ultrón) y una de las más taquilleras del estudio. 

Y luego, tras otras películas más pequeñas pero siempre alabadas, llegó La liga de la justicia. Una larga historia que merece un análisis separado, el rodaje de esta película de Zack Snyder fue todo menos relajado. El estudio, temiendo otro fracaso, decidió intervenir en la visión de Snyder, el director dejó la producción tras el suicidio de su hija y Whedon (lo más lejano al tono de Snyder que puede encontrarse en el mundo) entró a dirigir y reescribir escenas para finalizar la película. ¿El resultado? Un fracaso como pocos y el odio intenso de los seguidores de DC Comics y Snyder. Whedon ya no era el director amado por los fans, ahora era el odiado. 

Imagen de ‘La liga de la justicia’ vía HBO.

¿Y las alegaciones? Whedon había sido considerado, en gran parte por el peso de Buffy como un personaje analizado hasta el cansancio y considerado un estandarte del feminismo, como un aliado de las mujeres. Donaba a organizaciones feministas, se ganaba premios… pero todo esto comenzó a desmantelarse cuando su ex esposa escribió una carta abierta acosándolo de farsante. Durante su matrimonio el guionista le había puesto los cuernos compulsivamente, incluso con actrices del set de Buffy, y su ex mujer citaba esto como ejemplo de que su feminismo era fingido. 

Tras este golpe, vino el de dos actrices de Buffy. Michelle Trachtenberg, en ese momento de solo 16 años, twitteó que en el set de la serie había una norma tácita de que el director no podía estar a solas con ella (Whedon dice no tener idea de esto). Y Charisma Carpenter lo acusó de ser abusivo, llevarla hacia un cuadro de ansiedad y llamarla gorda durante su embarazo. 

También está la historia de la directora de vestuario de la serie, que, en medio de una discusión entre el guionista y Sarah Michelle Gellar sobre el vestuario de Buffy, intervino solo para que Whedon le cogiese el brazo y le clavase las uñas hasta que ella tuvo que decirle que le hacía daño. También están los episodios en que humilló en público a otros guionistas. Todo esto Whedon lo niega o lo matiza. 

Y luego está la experiencia maldita que fue La liga de la justicia. Gal Gadot lo ha acusado de ser grosero y cruel en el set y amenazarla con no volver a trabajar (el argumento del guionista es que ella no habla inglés como primera lengua y puede que lo haya malinterpretado) y Ray Fisher, quien interpretó a un Cyborg que en la versión de Snyder era central y en la Whedon casi no existe, lo acusó de editar a su personaje porque era negro (en este caso Whedon acusa al actor de ser malo en su trabajo y con eso justifica haber eliminado sus escenas). 

Actualmente, Whedon está desempleado, acudiendo a terapia y haciendo intentos (como la entrevista a Vulture) de revertir la narrativa actual. Sin embargo, las reacciones al perfil sobre el creador han sido justo lo contrario. A pesar de que Whedon reconoce algunas de sus faltas y su manera casualmente cruel de mantener relaciones afectivas, lo cierto es que niega las peores acusaciones (en algunos casos desacreditando a quien las hizo) y eso solo ha generado más críticas hacia su manera de manejar las quejas sus ex empleados. 

Hoy, The Nevers, la que sería su nueva serie, ya no lleva su nombre y Whedon ya no recibe llamadas. El que fuese el dios ungido por los fans y la crítica, es ahora un ídolo caído por la voz del público… si no fuese porque su carrera parece estar acabada (por ahora) probablemente Whedon disfrutaría de esta ironía. 

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