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'Garra': España siempre es México para Hollywood

Debut actoral memorable del jugador de baloncesto Juancho Hernangómez junto a un gran Adam Sandler

‘Garra’: España siempre es México para Hollywood

Fotograma de 'Garra'. | Netflix

Netflix es Barrio Sésamo. Para los que no saben nada de este programa infantil de los años 80, baste decir que nos enseñó a querernos. Netflix se ha creado para que aprendamos a querernos, así, mundialmente y por 8 euros al mes. Luego ya, al margen, hacen películas y series. Una que han estrenado hace nada se titula Garra (Hustle) y trata de baloncesto. Está bastante bien.

Las películas deportivas van siempre de lo mismo, y es que lo importante es ganar. Por mucho que se hable de compañerismo, saber perder, caerse y levantarse, al final siempre gana el equipo de jugadores con alguna discapacidad, la escuadra del colegio más pobre o la chica a la que le faltaban dos centímetros. Lo genial del subgénero película-de-deporte es que su homenaje al ejercicio físico grupal no tiene sentido si el protagonista no acaba campeón. Si no acabara campeón, sería cine francés. El cine americano tiene clara un cosa: lo importante es participar y ganar. Participar y perder es europeo.

Garra nos mete tras las cortinas de la NBA para ver cómo surgen las princesas, los príncipes, los unicornios y la felicidad de la meritocracia. Si eres un genio del baloncesto, así te escondas en el último rincón de la última ciudad de España, en Estados Unidos te verán meter todos los triples, irán a por ti, te harán una estrella y no habrá nada que puedas hacer para evitarlo. Esa es la idea de meritocracia que se gastan en Hollywood: que es imposible ser un genio sin que acabes viviendo en Estados Unidos.

La película nos presenta a un ojeador de jugadores de baloncesto que se pasa la vida tomando aviones para ver en directo todos los partidos y entrenamientos del planeta. Al parecer, no tiene Internet, no sabe darle al play de un vídeo y necesita el ñiqui-ñiqui de las zapatillas sobre el piso para identificar al genio. El ojeador está interpretado por Adam Sandler con mala cara. Sí, amigos, Adam Sandler tiene mala cara y estamos muy preocupados por él. Se está autodestruyendo película a película y nadie le ha dicho que descanse un poco.

La tristeza, depresión, hondura de Sandler es muy beneficiosa para la película, sin embargo. Le da cierta pátina existencialista. Hasta te crees que sabe algo de baloncesto de lo triste que está durante todo el metraje.

El toque Netflix de Garra es la media hora o más que podrían haber quitado, y que tiene que ver con la vida familiar del ojeador de jugadores. Es insoportable. Conformado el preceptivo matrimonio interracial (Queen Latifah interpreta a la esposa de Sandler), y con una hija adolescente, Netflix aventa todos los clichés que estas coordenadas políticamente correctas permiten, que son unos cuantos. Sin embargo, Queen Latifah sale siempre en la cocina cocinando, y cuando no está cocinando está dando apoyo a su marido, pues su vida gira en torno a que su marido sea feliz, dado que ella es enormemente dichosa sin salir ni un segundo de su cocina. Un poco esto es Netflix: echar a perder las películas por impulsos políticos mal entendidos.

Juancho Hernangómez, un español en Garra

Y finalmente tenemos a Juancho Hernangómez, un español que interpreta al hombre pobre de barrio que no llega a fin de mes, pero que juega muy bien al baloncesto en la cancha de un Pan Bendito mallorquín. Hasta Mallorca viaja Sandler para descubrir su talento. Resulta (uno no sabe nada de la NBA) que Juancho es realmente jugador de la NBA, y que Garra es su primera película y, esperemos, no la última. El tipo lo hace francamente bien. Es guapo, fotogénico, contenido; tiene un cuerpo obviamente grande que, sin embargo, transmite, en un simple plano general, una bella fragilidad. Que sea español, tanto en el pasaporte como en el guión de Garra, ayuda a que Hollywood haya visitado nuestro país y grabado cuatro o cinco escenas.

Está muy bien México visto desde Mallorca. No sé cómo lo hacen en Hollywood que siempre consiguen hermanarnos con nuestros queridos amigos mexicanos. Hay algo en su visión del mundo que les impide encontrar esencialmente España. Y no es, digamos, la pobreza, el cutrerío, las calles mal iluminadas o la testosterona (que es lo que vemos en el filme), porque de eso también hay en nuestro país, en efecto. Es simplemente que no entienden que España no es México, como seguramente no entienden que México no es Colombia, y así hasta la incomprensión encadenada de todo el mapamundi.

garra
Fotograma de ‘Garra’. | Foto: Netflix

Garra gusta del cameo, al punto de que algunos actores no parecen actuar, sino estar haciendo un cameo. Sucede con Robert Duvall y, críticamente, con el gran Ben Foster (Comanchería), que cae en el papel más estúpido de su carrera, calvo porque sí y paralítico emocionalmente. Podían haber puesto a un patito de goma a hacer su papel que hubiera dado exactamente igual.

Los cameos propiamente dichos son los de Charles Barkley o Saquille O’Neal, y una decena larga de jugadores de hoy en la NBA que no sé quiénes son. También aparece Sergio Scariolo, Felipe Reyes y José Calderón. Da lo mismo: el gran mérito de Garra es que, sin saber de baloncesto, te crees que es una cosa verdaderamente bonita.

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