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Cultura

La Plazuela, flamenco y funk desde Granada

La banda granadina, compuesta principalmente por los músicos Manuel Hidalgo y Luis Abril, dialoga tanto con la música andaluza como con la electrónica

La Plazuela, flamenco y funk desde Granada

La Plazuela. | Foto de perfil de Instagram

«Porque yo ya no soy yo, ni mi calle ya es mi calle, porque los tiempos le cambian hasta a las personas reales». Con esta frase se abre Roneo Funk Club (Universal Music), el primer LP de la banda granadina La Plazuela, compuesta principalmente por los músicos Manuel Hidalgo Indio y Luis Abril Nitro. El primer track, «La Ida – Intro», ya enmarca desde el principio el espíritu del álbum: una rave «granaína» y unos chavales que bailan y se lo pasan bien tras unas gafas de sol. De fondo, cierto lirismo: «Sólo salen por la noche cuando está la luna llena, llena y blanca como el polvo que hace un mes se llevó a Manuela». La Plazuela, con su estética y estilo parecen haber venido del futuro, y con este álbum se consolidan como uno de los grupos jóvenes que más promete dentro de la música andaluza y del flamenco fusión. Según ellos, «el flamenco es la principal fuente de inspiración a nivel lírica, compositiva y conceptual, pero la nueva ola «nu-funk» y la música electrónica son los principales géneros en los que nos basamos para crear nuestro sonido».

Indio y Nitro se conocen desde pequeños, y su música es fruto de una herencia andaluza y flamenca que ha decidido conquistar el panorama desde su Graná, la ciudad donde se fraguó la vanguardia de Omega (1996), de Enrique Morente junto a Lagartija Nick, y donde el trap español comenzó a hacerse popular en sus inicios con grupos como Kefta Boyz y Pxxr Gvng. La Plazuela sigue, a su modo, la filosofía del también granadino Dellafuente, que tomó como punto de partida el flamenco para expandirse a otros estilos bajo el lema «De Graná pal mundo». «La Primerica Helá», el segundo tema del álbum y uno de los más pegadizos, aúna todo su imaginario –el mercadillo, Camarón, las motos, la juerga en las cuevas del Sacromonte– y ensalza la idea del barrio: «Salimos con la primerica helá, con la garganta ya reventá, hoy suena en el Darro y hasta en San Nicolás, viva mi barrio y viva Graná».

‘Roneo Funk Club’, carátula del primer LP de la banda granadina La Plazuela

«Realejo Beach», otra de las canciones lanzada previamente como single, ironiza sobre la idea de pasar el verano en la ciudad sin playa –y poniendo playa al mismísimo barrio del Realejo–: «Solito me quedo yo después de la primavera, de cada casa quedamos lo peor, de cada barrio los que no llegan». «Péiname Juana», una de las joyas del disco, canta en el estribillo «El día que yo te dije ‘Péiname, Juana’ los peines me tiraste por la ventana», una letra por tangos ya cantada por Aurora Vargas junto a Remedios Amaya y Juana la del Revuelo. La Plazuela añade, además, ese matiz de música disco y frases tajantes como «Me estoy ocupando más de mi salud mental que de vuestras tonterías» o más poéticas del estilo «Y somos como alamedas que flotan en la marea, por mucho que el viento sople no nos hundimos con ella».

«Mira La Niña» es, sin duda, una de las canciones más peculiares de Roneo Funk Club, en colaboración con el artista Juanito Makandé, uno de los productores del disco junto a Bronquio, también compositor del exitoso disco Tercer Cielo (2022) junto a la cantaora Rocío Márquez. Así, este tema juega con la yuxtaposición de los ritmos y efectos, a veces con sonidos más cercanos a los de una rave que a los del flamenco: «Y el vino se le caía, mira si estaba borracha que el vino se le caía, no maltratarla, por Dios». «La Vuelta», canción que termina el disco y una de las más folclóricas, cierra a modo de declaración de intenciones: «No tengo más que ofrecerte que las cosas que he vivío […] Que no hay más miedo que el de morir quedándome solo, que el de vivir sin mi familia, que el de comerme en el camino a todos».

Pero ¿qué tipo de música componía La Plazuela antes de su reconocible flamenco mezclado con el funk y la electrónica? Según han comentado en alguna entrevista: «Nosotros hemos pasado por diferentes etapas musicales; partimos del flamenco, que nos viene por cultura, pero, aparte de eso, siempre hemos escuchado muchos estilos, hemos sido un poco inquietos a nivel musical». En 2019 publicaron un primer EP llamado Yunque, Clavos y Alcayatas, de estilo más próximo a Los Delincuentes, Pata Negra o incluso Manzanita. El sencillo «Mi Tarara», publicado en 2022, funciona a modo de reescritura de «La Tarara» de Camarón basada en el poema de Federico García Lorca («Lleva mi Tarara un vestido corto para que todos la vean ronear»). Del EP Jamila, lanzado ese mismo año, llama especialmente la atención «La Antigua Judería», que esta vez reescribe el famoso poema «El Café de Chinitas», llevado a la música junto a La Argentinita («En la Antigua Judería le dijeron a mi hermano ‘Soy más valiente que tú, más torero y más gitano’»), con un videoclip que aúna ese universo lorquiano y granadino plagado de metáforas, con granadas atravesadas por espadas y paisajes de olivos. 

Fechas del nuevo tour del grupo

Una de sus canciones más escuchadas es «Tangos de Copera» (2022), que comienza con la voz de Enrique Morente: «Muchas veces también se hacen cosas para molestar, porque molestar muchas veces es necesario». También llama la atención «Perico el de la Tomasa» (2022), que cuenta, además, con una magnífica versión por bulerías junto a la cantaora Ángeles Toledano. «Principios del XX» (2022) también guarda resquicios de Morente («Que en mi puerta ya no pase, que yo de pena me muero»), y en su videoclip, además, se reivindican muchas de las referencias de La Plazuela: héroes del cine quinqui como el Jaro en Navajeros, artistas como Lole y Manuel, Lola Flores, Camarón, Smash y un largo etcétera. La Plazuela, tanto con Roneo Funk Club como con alguno de sus temas anteriores, dialoga tanto con la música andaluza como con la electrónica propia de su generación –y de salas emblemáticas de la ciudad de Granada como la Industrial Copera, El Tren o Boogaclub–, sin la aspiración a crear un disco de culto, sino de generar unos ritmos bailables con los que acercarse al público joven, con conciertos seguidos de afters que no encajarían en un teatro con butacas, como comúnmente se consume el flamenco. Sus patrones rítmicos –nada monótonos– enganchan, con sus tangos acelerados tras una estética cuidada que mantiene el espíritu musical granadino de vanguardia, de no tener prejuicios, de innovar, de buscar la inquietud musical, de no aburrirse.

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