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La energía de Blur consuela a un Madrid privado del primer día del Primavera Sound

El grupo ha permitido que los afectados puedan disfrutar de su concierto tras haberse cancelado el previsto para esta noche en Arganda

La energía de Blur consuela a un Madrid privado del primer día del Primavera Sound

Blur actúa frente a un público entregado. | Primavera Sound

Furiosa, en comunión con el público e incombustible, la banda británica Blur ha desbordado esta noche la sala La Riviera (Madrid) con un recital que ha servido de consuelo a los afortunados que consiguieron entrada tras la cancelación por mal tiempo de la primera jornada del Primavera Sound en la capital.

No cabía un alma en La Riviera cuando Damon Albarn (vocalista) Graham Coxon (guitarra), Alex James (bajista) y Dave Rowntree (batería) han pisado las tablas con el tema «St. Charles Square», un adelanto de su próximo disco, cargado de una energía que ha esponjado a los 2.500 asistentes hasta el final del recital.

Son los que consiguieron reservar una entrada cuando la organización anunció por sorpresa este concierto, insólito para una banda que en los últimos años suele actuar en grandes estadios, y que era también el formato previsto para acoger a unas 40.000 personas en Arganda del Rey.

«No es el Primavera, pero lo es», ha espetado Albarn como consuelo en su presentación a la audiencia: conocedor de su condición de única gran banda superviviente de la jornada, el vocalista ha demostrado con saltos, contorsiones y lanzamientos de vasos y escupitajos que no ha abandonado la condición de gamberro presente en algunas de sus interacciones con el público: «Gracias, que en inglés significa culo con hierba («grassy ass»)», ha bromeado.

El repertorio, que ha proseguido con There’s No Other Way, pronto caldeó el ambiente con un Popscene distorsionado por el efecto de un megáfono celebrado por los aplausos al compás de un público en el que la edad, si bien en su mayoría rondaba los veinte años en la primera fila, iba aumentando progresivamente hasta sobrepasar los cuarenta y más allá hacia el final de la sala.

Pareciera que no existieran los móviles cuando Tracy Jacks, cuarto tema de la jornada, ha hecho volar vasos de cerveza que la banda devolvió de vuelta al público para, acto seguido, continuar con la primera incursión acústica de la noche con Trim Trabb, que ha desatado coreos desaforados.

«Por culpa del tiempo, tenemos varios problemas, el primero es el de mi tensión, que como siga aumentando va a hacer que salte sobre vosotros», ha arengado Albarn a los asistentes, que se han alimentado de la energía eléctrica de la banda y se la han devuelto con una implicación que solo permite la intimidad de un local donde se disuelve el espacio entre artistas y público.

‘Pogos’ con Blur

La locura definitiva se ha confirmado con Parklife, que ha desatado el primer ‘pogo’ de la jornada, respondido por la agrupación con una sacudida de guitarras y un juego con el cable del micrófono a modo de lazo vaquero, para continuar con la celebrada Coffe and TV, donde la multitud ha opacado el sonido de una voz, que, a esas alturas y con la adrenalina alcanzando cotas de vértigo, se convertía en aullidos.

Los que un día fueron grandes ídolos del britpop han demostrado su prevalencia con un To the end que confirmó la excepcional familiaridad con el público, dejando tras de sí escenas como Albarn probándose la gorra de un asistente en primera fila: «Sois nuestra familia y espero que nos sintáis como la vuestra», ha declarado el cantante emocionado entre temas para encarar el último tercio del concierto.

Song 2 ha inaugurado el gran desmadre con el ‘pogo’ más salvaje de la noche: cuando la canción terminó, Blur, quien parecía haber vuelto a su etapa donde llenaban garitos cerrados con los suelos encharcados de cerveza, han emprendido la penúltima embestida con This is a Low, tras la que abandonaron las tablas para hacerse de rogar frente al colofón final.

Los coreos de «Oe, oe, oe» de una multitud que se sabía privilegiada por asistir a un concierto tan cotizado como insólito, han dado paso al regreso de la banda, que encadenó el multicoreado Girls and Boys con el clásico acústico Tender, al que los asistentes han añadido un estribillo extra cantado a viva voz al final.

La segunda y última incursión en su nuevo disco llegó de la mano de The Narcissist, que ya se ha convertido en uno de los temas de cabecera del grupo para cerrar con The Universal como broche final a una noche donde la comunión entre banda y público ha hecho pasar a los británicos a la historia de La Riviera.

El concierto se encuadra dentro de la malograda primera jornada del Primavera Sound madrileño (precedida por la actuación gratuita ayer de Pet Shop Boys) que, tras su cancelación por mal tiempo, tiene previsto celebrar decenas de conciertos el viernes y sábado en la Ciudad del Rock de Arganda del Rey.

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