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¿Qué está pasando en el fútbol español?

Madrid y Barça recuperan el hacha de guerra por ‘Negreira’ y los árbitros amenazan con huelga después de la agresión física sufrida por un árbitro en Ceuta

¿Qué está pasando en el fútbol español?

El presidente del Barça, Joan Laporta. | Zuma Press

Vivimos en un estado de tensión, enfrentamiento y crispación dentro del mundo del fútbol que no tenía precedentes en los últimos años en nuestro país. Una crispación que ha ido en aumento estas últimas semanas, tras salir a la luz el caso de Enríquez Negreira, referido a la relación que el exvicepresidente de los árbitros ha mantenido con el Barcelona durante cerca de dos décadas. Ha sido el detonante, la mecha que ha hecho explotar esta caja de pandora. Y lo peor es que desconocemos el desenlace. No tanto desde el punto de vista normativo e incluso penal, sino en cuanto al propio fútbol español.

Un fútbol que está resquebrajado por todos lados, empezando por la alianza que hasta hace apenas unos meses mantenían los dos grandes del fútbol español, Real Madrid y Barcelona. Se trataba de una relación fraternal refrendada en cuestiones tan conocidas como la Superliga Europea o el acuerdo que La Liga tiene firmado con CVC y al que ninguno de los dos no se ha adherido. Es más, lo han denunciado ante la justicia ordinaria. El Real Madrid y Florentino Pérez han desempeñado un papel clave en las famosas palancas ejecutadas por el Barcelona el pasado verano, ayudándole a encontrar inversores dispuestos a destinar fondos al equipo azulgrana.

Adiós al matrimonio Florentino-Laporta

Pero esta relación casi «matrimonial» ha saltado por los aires con la denuncia del pasado lunes de Joan Laporta acusando al Real Madrid de ser el equipo del régimen, en referencia a la dictadura de Franco. Un argumento esgrimido como autodefensa dentro del caso Negreira. La respuesta del Real Madrid ha sido con el vídeo, de sobra ya conocido, que rememora las ligas que el equipo azulgrana consiguió bajo el mandato de Francisco Franco. Hasta la política catalana se ha visto atacada. Primera bomba de relojería.

Dos clubes, por cierto, que están enfrentados con el presidente de la patronal de fútbol, Javier Tebas. Los dos grandes, como consecuencia de la Superliga, hacen su «guerra» al margen del resto de los 40 clubes del fútbol profesional y se acercan más a la otra gran institución del fútbol español, la Real Federación Española, que preside Luis Rubiales. Aquí también el caso Negreira ha dado pie al último enfrentamiento velado entre ambos organismos, que, en alguna de las ocasiones, se ha ido «televisando» en las redes sociales. Nadie duda que la enemistad entre ambos es clara y evidente, llegando incluso a existir querellas judiciales de por medio. Segunda bomba de relojería.

Ataque velado contra los árbitros

Y el caso Negreira ha provocado un tercer punto de conflicto: los árbitros y su más inminente futuro. La competición española lleva también bajo un estado catatónico desde que empezó la temporada. Ni el parón por el Mundial de Qatar logró enfriar este estado de ánimo. Es más, ha ido incrementando desde el pasado mes de enero hasta la fecha en la que nos encontramos. Los clubes atacan veladamente la actuación de los colegiados, no se creen los criterios de designación de los árbitros y tampoco se fían del VAR, llegando incluso, en algunos casos, a la descalificación personal de los árbitros.

Todo esto metido en una coctelera ha derivado en un ambiente hostil en los estadios que no se vivía hace mucho tiempo. Se escuchan domingo tras domingo gritos de «corrupción» en las gradas de los estadios de Primera división. También en los campos de fútbol base, donde el domingo pasado asistimos a la agresión sufrida por un colegiado en Ceuta. Pudo ser una tragedia de no haber mediado varias personas para evitarlo. La respuesta de los árbitros se produjo de manera inmediata. Han llegado a sopesar parar la competición, como ya sucedió a finales de los noventa, pero han preferido seguir pero lanzando un velado ataque a los clubes y sus directivos.

Sueldo de los árbitros y futuro del VAR

Pero resulta que son los clubes quienes pagan el sueldo de los colegiados en nuestra liga. En el caso de Primera, el salario ronda los 300.000 euros y es de alrededor de 140.000 euros en Segunda división. Además, el próximo 30 de junio finaliza el acuerdo vigente desde el año 2018 entre la RFEF y la Liga (las dos instituciones enfrentadas) y que regula estos sueldos, además de las cantidades que deben abonar en concepto de Seguridad Social.

En este escenario, la Liga quiere un cambio respecto al modelo existente hasta ahora, donde los árbitros están bajo el paraguas federativo. Ya que «paga la fiesta», no entiende cómo su presencia se limita a contar con un representante en el comité que designa a los colegiados. Apuesta por un modelo, como el existente en Alemania o Inglaterra, donde los árbitros están en un organismo independiente participado por ambas partes. Algo que ahora mismo la ley española impide, porque otorga el control arbitral a las federaciones deportivas. Pero no cabe duda que, con esta negociación sobre la mesa, las presiones van a ser muy altas en los próximos meses. Y lo mismo sucede con el VAR, cuyo coste también asume la Liga, pero que está asimismo bajo el control federativo.

El traumático trago del descenso

Así pues, no cabe duda que los tentáculos de Negreira están provocando las mayores tensiones conocidas en nuestro fútbol de un tiempo a esta parte. Y esto sin existir capacidad sancionadora deportiva, porque el supuesto delito ya ha prescrito. Ahora sólo queda saber si hay consecuencias en la UEFA, además de las penales.

A todo esto hay que sumar otro elemento más, que tiene que ver con los clubes que van a vivir el drama del descenso. En primera división tres son los equipos que ahora mismo descenderían: Valencia, Espanyol y Elche. En esta pelea están también Almería, Cádiz, Getafe o Valladolid. Salvo el caso del club ilicitano, los otros están metidos en la pelea.

Hay uno que destaca por encima del resto, porque ya ha provocado que la ciudad se haya levantado contra la propiedad del club. Es el Valencia, que lleva tiempo inmerso en una guerra civil contra su propietario Peter Lim y que podría sufrir la puntilla con un traumático descenso a Segunda. Es inimaginable la respuesta de la afición. En Segunda sucede algo similar con el Málaga, que ahora mismo, junto a Ponferradina, Ibiza y Lugo, abandonarían el fútbol profesional, cayendo a la Primera RFEF, lo que es aún más traumático. Analizado todo, el fútbol español está en un momento donde no sabemos por donde puede salir. Cualquier predicción es una quimera. 

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