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La única empresa que fabrica hidrógeno 100% español: "Si no se apuesta por la industria, se irá"

La empresa ve dos amenazas: los cuellos de botella de las administraciones y una leve apuesta por parte del Gobierno

La única empresa que fabrica hidrógeno 100% español: «Si no se apuesta por la industria, se irá»

El director de ventas y desarrollo de negocio de la compañía, Luis Sacristán. | H2Greem

A diez minutos de Segovia capital, se erige en el polígono de Hontoria una fábrica que se diferencia del resto con las que comparte ese área industrial por una peculiaridad: es el único sitio de España que fabrica el ‘stack’. Es decir, el corazón del electrolizador, el aparato clave para generar hidrógeno verde. Hasta 11 personas componen el equipo de H2Greem, que dirige Mario Carrero, y que se lanzó al mundo del hidrogeno en el año 2002. En 2020, entró en el capital de la empresa Enagas, lo que significó un impulso importante para su actividad. De hecho, han pasado de operar en una fábrica de unos 100 metros cuadrados a una de mas de 1.400.

«Estamos. Existe una fábrica en este país que produce un electrolizador cien por cien español sin importar tecnología de otro país». Es la frase que repite el director de ventas y desarrollo de negocio de la compañía, Luis Sacristán. Son de los primeros empresarios que palpan de primera mano en nuestro país lo que está llamado a ser el vector energético del futuro y que será esencial para una parte de la industria pesada de nuestro país, para la propulsión de vehículos e incluso para la calefacción de los hogares.

El año clave es 2024. Es la fecha que tienen marcada en rojo en su agenda. Este año las previsiones son buenas. Un mercado que lo define Sacristán de «incipiente». «En 2021 y 2022 hubo mucho olfateo, ahora estamos ofertando menos pero con más certeza porque ahora hay más conocimiento de los costes reales. Teníamos un cliente que nos estaba pidiendo un equipo de casi 400 kilovatios de generación y, al final, acabó pidiendo 100 Kw. Otros que empezaron por 200 kilovatios y acabaron en 25kw. Queda mucho. El auge de esta industria no es para este año. Yo trabajo para que mi hijo en alguna de sus facetas diarias acabe usando el hidrógeno en un futuro cercano», sentencia.

La fábrica en Segovia

Pero existen dos amenazas a las que se enfrenta esta naciente industria en nuestro país: la falta de una apuesta firme por ella y los cuellos de botella de las administraciones. «Hay que tomarse en serio que podemos ser fabricantes de electrolizadores. No nos durmamos. Tenemos que estar más ágiles. Las ayudas que ha habido se han centrado mucho en el desarrollo de proyectos y en la investigación. Pero España no tiene tejido industrial. Tenemos que potenciar la industria e impulsar toda la cadena de suministro (electrolizadores, compresores, almacenamiento y puntos de consumo). Es necesario que el tejido industrial tenga
más apoyo y ayuda. Hay que aprovechar que esta industria está empezando para empujarla desde el principio. Y los que tengan esas competencias que se dejen de papeles e hipótesis y nos arriesguemos. Un amigo mio me dijo en el año 2002 que quien no arriesga no gana y es así, si no te pones manos a la obra corres el riesgo de que te adelanten otros países”, apunta Sacristán.

Estos primeros empresarios aún recuerdan cómo España perdió la oportunidad de liderar la fabricación de placas solares, que acabó yéndose a China. Su fantasma ahora sobrevuela con el hidrógeno verde. «Los grandes proyectos van a necesitar
ayudas. Hay un tejido industrial que sabemos que va a existir pero si lo descuidamos ahora se irá. Nosotros, por ejemplo, tenemos un socio con fuerte presencia internacional que a su vez tiene 45 fabricas a nivel mundial. Están muy bien con su fábrica en Segovia, pero si en otra de sus fabrica logran una reducción de costes de un 38% puede acabar llevándose el negocio allí, como ya ha ocurrido en otros sectores», comenta Sacristán.

El otro riesgo se encuentra en la burocracia. «Hay muchos proyectos que por problemas administrativos se atascan, ya que se piden muchos requisitos medioambientales y, además, tardan en concederse. Es algo parecido a lo que ocurre con la energía solar». Sin embargo, la actividad de esta empresa pionera ahora mismo no para. «En este tiempo, hemos entregado un equipo a un centro tecnológico, otro para una empresa de tratamiento de aguas porque ellos lo que usan es el oxígeno, otro equipo para una biorefinería, otro para una planta regasificadora, también para una empresa industrial que va a hacer blending interno de hidrógeno, equipos para centros de Formación Profesional y también otro equipo para una universidad que busca investigar, entre otros”. Aunque para Sacristán aún hay un objetivo por cumplir: «Me gustaría venderle equipos a empresas que quisiesen sustituir inicialmente el hidrógeno gris por hidrógeno verde«.

Aunque en España hay otros fabricantes de electrolizadores, ninguno produce en nuestro país un stack ‘made in Spain’. «Hay competidores españoles que compran la tecnología fuera de nuestro país. A nosotros nos diferencia la tecnología propia y los equipos pequeños y customizados. Pero necesitamos que venga mayor competencia. Siempre es bienvenida». Esta última razón la defiende porque supondría un impulso de la industria en nuestro territorio.

Las ventas de la compañía son principalmente en España, aunque también licitan en Europa, Latinoamérica y Oriente Medio. «El cliente principal son empresas industriales que están empezando a descarbonizarse. El otro día estaba hablando con una ingeniería inglesa que se dedica a la biomasa y que quería un equipo de 300 kilovatios para empezar a testear en su planta. Pero significaba un área muy pequeña de su planta», apuntan.

«Entregamos equipos completamente funcionales, donde por un lado entra agua y electricidad y por otro sale oxígeno e hidrógeno, aseguran desde H2Greem. La compañía se encarga de comprar los metales preciosos, sintetizar los catalizadores
-un compuesto que acelera una reacción química– y sintetizar estos últimos (es decir, las mezclas o las reacciones correctas para preparar un catalizador). Por otro lado, la empresa también se encarga de ensamblar sus propios ‘stack’ y hace la ingeniería e integración del balance de planta».

El tiempo para fabricar un catalizador depende de las máquinas que se tengan: «Nosotros para uno de 50 kilovatios igual lo hacemos en cuatro o cinco meses». El precio del electrolizador está relacionado con la potencia, la presión y su complejidad. «Es como un coche, cuánta potencia quieres, si lo quieres automático o manual o si quieres climatizador. No son equipos baratos. Aunque es verdad que están bajando los precios y que estamos en una crisis de suministro de componentes».

De momento, el optimismo sigue intacto y desde el sector tienen sus razones. «Cuesta retener a la gente en una misma empresa. El hidrógeno está en boga y se van a otras empresas del sector. En noviembre de 2016, en el Ministerio de Industria había 24 personas en la Asociación del Hidrógeno y hace unos días, en una simple charla que estuve, había como 400 personas. Está creciendo mucho. Los productos ya están ahí, lo único que falta es que el mercado los demande».

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